Con la Semana Santa hemos topado. La decisión del alcalde, Francisco de la Torre, de condicionar el arranque de los trabajos de ordenación del tráfico en la Alameda Principal a la culminación de estas mismas tareas en la Avenida de Andalucía puede acabar teniendo consecuencias más que evidentes sobre las procesiones de 2016. Así lo recordó ayer el delegado territorial de Fomento en Málaga, Francisco Fernández España, quien subrayó que el compromiso adquirido por la Junta pasa por arrancar las actuaciones en el tajo entre el puente de Tetuán y la calle Torregorda a lo largo de abril con el objetivo de que la vía que se verá afectada por las zanjas quede repuesta en superficie antes del inicio de la semana de pasión. Un pacto alcanzado con la Agrupación de Cofradías y de la que, según fuentes próximas al proyecto, fue partícipe el propio Consistorio.

El cumplimiento de este hito, sin embargo, se pone en riesgo ante la posibilidad de tener que posponer la adecuación de la zona y la ejecución de los necesarios desvíos de tráfico. "No creemos que el deseo del Ayuntamiento sea el de posponer el calendario que estaba contemplado", explicó Fernández España. El delegado incidió en que una alteración de los compromisos iniciales se dejará notar en el calendario final de puesta en servicio de este tramo, marcado para finales de 2017, y escenarios intermedios como el ya señalado de la Semana Santa del año próximo.

Conforme a la hoja de ruta trazada por la Agencia de Obra Pública de Andalucía y la unión temporal de empresas (UTE) adjudicataria de esta obra, integrada por Acciona y Sando, en un plazo máximo de un año sería posible culminar la ejecución de los muros pantalla que dará forma al paso soterrado desde el río hasta el punto de instalación de la futura estación Atarazanas, así como proceder a su descabezado haciendo posible la reposición del lateral norte de la Alameda, sin que ello interfiere en el discurrir normal de las procesiones.

Ello supone rebajar el marco temporal dibujado en el proyecto constructivo, que situaba en unos 15 meses el periodo de mayor afección de la obra. En esta fase se incluían la etapa de materialización de los desvíos de tráfico, el traslado de los servicios afectados por el posterior arranque de los trabajos de construcción de los muros pantalla. El cronograma ahora modificado en la propuesta de la firma contratada planteaba reservaba seis meses para los necesarios desvíos de servicio, caso de canalizaciones de agua, instalaciones de telefonía, gas..., a los que sumar otros dos para plasmar las alternativas de tráfico necesarias para el normal funcionamiento de la construcción. Otros ocho meses se llevaba la excavación de los dos niveles del túnel.

Fuentes próximas al proyecto aludieron a la existencia de un plan alternativo ante una ligera demora. La misma consistiría en la extensión de una capa de aglomerado para permitir el paso de los tronos. Pero para alcanzar este hito antes es indispensable el descabezado de los muros pantalla. Alcanzar esta fase antes de la Semana Santa de 2016 es complicado si el Ayuntamiento aplaza varios meses las autorizaciones para los desvíos de tráfico.

"La idea es que en la Semana Santa de 2016, empezando ahora, podamos llegar sin ninguna alteración", expuso el delegado, que apostilló que "todo retraso incide en el calendario final y también en este otro de la Semana Santa". "Es necesario compatibilizar las obras y el calendario; la empresa pedirá los permisos, otra cosa es que el Ayuntamiento se los dé; no creo que sea el deseo del Ayuntamiento entorpecer", añadió. "El calendario se iría al garete", apostilló.

Desde la Administración regional precisaron que los plazos de la intervención son conocidos por los técnicos municipales, administración de cuya "mano" se ha ido en este asunto, celebrando reuniones con vecinos y colectivos como la Agrupación de Cofradías. La oferta adjudicataria fija un plazo de 28 meses para la ejecución de la infraestructura ferroviaria y la superestructura de vía, con una inversión estimada en 26,6 millones de euros. Unos parámetros objeto de posibles alteraciones en caso de la aparición de imprevistos en el desarrollo de los trabajos, caso de la aparición de restos arqueológicos.