La población cada vez está más envejecida. Por lo tanto, hay más enfermos crónicos y, paradójicamente, ahora los centros sanitarios disponen de menos personal. Distintos sindicatos estiman que la sanidad pública de la provincia ha perdido más de mil trabajadores desde 2008, cuando comenzó la crisis. El resultado -coinciden- es una mayor carga laboral para las plantillas, un incremento de las listas de espera y un deterioro de la calidad asistencial.

"Málaga ha perdido más de 1.000 puestos de trabajo en el sector sanitario público, lo que supone una verdadera reconversión, con el ERE más lesivo que se ha llevado a cabo en ninguna empresa de la provincia, pública o privada", afirma el secretario provincial de Sanidad de CCOO, Rafael González. Los centros sanitarios han perdido trabajadores por las jubilaciones no cubiertas en estos años y por los contratos que se no se han renovado. Un recorte silencioso que comenzó hace ya casi siete años. La contratación al 75% -que se generalizó en los centros desde el otoño de 2012 hasta el pasado 1 de marzo- también restó en ese periodo un importante número de horas de trabajo. La recuperación de la jornada al 100% desde principios de mes para los eventuales estructurales ha dado un respiro a los centros que ahora disponen de más recursos humanos, aunque los sindicatos recuerdan que aún quedan unos 400 empleados de todas las categorías contratados al 75%.

UGT estima en casi 1.200 la pérdida de empleos debido a la crisis. "Hasta dejaron de cubrirse contratos estructurales por el déficit presupuestario. Los profesionales hacen un gran esfuerzo por mantener la calidad de la asistencia, pero con menos personal, inevitablemente se resiente", sostiene el responsable de Sanidad de la central obrera, Ramón Sánchez.

El secretario provincial del Sindicato de Enfermería (Satse), Juan José Sánchez confirma: "Por ejemplo, donde tiene que haber tres enfermeras muchas veces hay dos para llevar la misma carga de trabajo. La falta de personal es una vivencia cotidiana". Según Satse, solo de julio de 2011 al mismo mes de 2013, la sanidad pública andaluza perdió 7.650 empleos, el 9,3% en Málaga, el porcentaje más alto de Andalucía.

Las sustituciones con cuentagotas son motivo de queja permanente tanto de los profesionales como de las centrales sindicales. "La pérdida de puestos de trabajo es evidente. Las plantillas se han recortado. Se ha visto en el último censo para las elecciones sindicales. No se sustituyen la mayoría de las bajas por enfermedad ni las licencias; de modo que hay menos personal", añade el representante de Satse.

Los dirigentes sindicales coinciden en reconocer que la recuperación de buena parte de los contratos a jornada completa desde el inicio de marzo pasado ha supuesto un cierto alivio para los centros, pero también señalan que es "insuficiente". Un facultativo advertía que de mantenerse la política restrictiva de personal, aquellas especialidades médicas que en la actualidad no son deficitarias acabarán siéndolo debido a la falta de reposición.

Desde la Administración sanitaria recuerdan que los recortes se derivan básicamente de dos medidas del Gobierno central: la imposición de una tasa de reposición (que era del 10% y que ahora se ha elevado al 50%) y el incremento de la jornada laboral de 35 a 37,5 horas semanales.

Los profesionales así como las organizaciones sindicales advierten que inevitablemente la merma de mano de obra repercute en la asistencia que se presta. A ello achacan el incremento de las listas de espera y los periódicos aplazamiento de intervenciones quirúrgicas programadas.

El representante de UGT ponía como ejemplo la situación que se produce todos los veranos, cuando debido a la falta de sustituciones se posponen operaciones o consultas externas, se cierran camas y se dejan de prestar programas rutinarios que se llevan a cabo en los centros de salud.

Para González, los más 1.000 puestos de trabajo perdidos en este tiempo de crisis "se los ha llevado la corriente". El representante de CCOO denuncia que la sanidad pública andaluza "ha hecho un ERE con fines exclusivamente de ahorro provocando un deterioro asistencial evidente".

Los contratos que desde el último 1 de marzo ya son al 100% se ven por trabajadores y sindicatos como una luz al final del túnel. Pero insisten en que aún "alumbra muy poco".