Málaga

Un ex alumno promueve un acuerdo con la UMA para fichar 'telecos' para Noruega

  • La empresa Appear TV, con 84 empleados de veinte países, interesada en los ingenieros de Málaga

El ingeniero Javier Reyes de 26 años ha abierto un puente entre la Escuela de Telecomunicaciones de la Universidad de Málaga y la empresa noruega Appear TV para facilitar la contratación de titulados. Este es el resultado de una odisea originada por la falta de esperanzas, en la que no ha habido casualidades ni golpes de suerte. Solo planificación y esfuerzo. También el convencimiento de que la dignidad personal está reñida con la precariedad.

Reyes y su novia, la ingeniera María José Garrido, planearon a conciencia su emigración. El proyecto de fin de carrera lo compatibilizaron con trabajos poco cualificados (clases particulares y una tienda de ropa) para reunir unos ahorros que después fueron determinantes para arrancar en uno de los países más caros de Europa. Aunque inicialmente habían sopesado seguir la ruta de los ingenieros españoles hacia Alemania, una vecina noruega de la familia les sugirió que probaran suerte en el país escandinavo y les ofreció alojamiento gratuito en Oslo hasta que hallaran trabajo.

El 30 de septiembre de 2012 Javier Reyes se despedía en su blog con una Carta abierta a los responsables, en la básicamente mandaba a la mierda a los responsables de un país incapaz de ofrecer expectativas a sus jóvenes más preparados, y a primeros de octubre la pareja aterrizaba en Oslo. El blog Malaguita en Oslo da cumplida cuenta de esos primeros meses vertiginosos, apasionantes e intensos, pero también extremadamente duros. Pasados dos meses encontró su primer empleo. Appear TV, empresa fundada por extrabajadores de la sección de televisión de la compañía de telecomunicaciones Tandberg, buscaba personal con experiencia para su área de soporte técnico. No encajaba en el perfil, pero su especialización en telemática captó la atención de los reclutadores. Subraya que el proceso de selección es "extremadamente duro". Superada la primera entrevista fue sometido a cinco más en una segunda fase de selección que se prolongó cinco horas para escrutar hasta la saciedad tanto sus conocimientos técnicos como su interés en aceptar el reto de adaptarse a una sociedad y a una cultura diferente.

"Dos años y medio después estoy muy agusto, tengo confianza en mi jefe y él está contento con mi rendimiento", afirma. A la empresa le gusta la formación y la capacidad de los ingenieros españoles, italianos y franceses. "Somos más hard workers", indica. Tanto es así que varias veces le han propuesto que no dude en ofrecer la posibilidad de trabajar en Appear a los ingenieros españoles de su círculo que puedan estar interesados. "Así surgió mi idea: ¿Y si yo hablara con la Escuela de Telecomunicaciones para establecer algún tipo de colaboración?", explica por correo electrónico desde Oslo. A partir de ahí contactó con el director del centro, Fabián Arrebola, y en abril la empresa participó en el II Foro de Empresas de Telecomunicación donde presentó seis puestos vacantes. El proceso de selección está ahora en marcha con la colaboración del subdirector del la escuela, Rafael Godoy, que remitirá a Reyes la documentación de los interesados para que preseleccione los perfiles más relevantes que, finalmente, serán elegidos por la dirección de Appear.

La búsqueda de candidatos ni está circunscrita solo a la Universidad de Málaga, ni está cerrada. "Son ofertas genéricas. Realmente pueden ser más las personas contratadas". La compañía ofrece seis meses a prueba con sueldo completo que Reyes confiesa que es "cuantioso". Los contratos en prácticas sometidos a la precariedad que se estilan en España "son impensables en Noruega". El salario, además, se revisa anualmente por encima del IPC.

La equivalencia entre títulos tampoco es un hándicap. En realidad no importa si se trata de un ingeniero técnico o superior, de un graduado con máster o sin él, lo determinante es el expediente académico. "Para mi jefe las notas pesan mucho. Han descartado a candidatos porque en los dos primeros años sus calificaciones no eran my altas". También es imprescindible un manejo fluido del inglés. "No vale defenderse, ni lo que en España consideramos inglés medio". En esta empresa, en cambio, el noruego no es imprescindible porque es una firma globalizada de tamaño medio (30 millones de facturación), con 84 empleados de 20 nacionalidades que utiliza el idioma en el día a día.

Noruega forma parte del grupo de países europeos que demandan ingenieros y está dispuesto a pagar por ellos. Pero no en cualquier circunstancia.

La experiencia de María José Garrido, pareja de Javier Reyes, es elocuente. Su especialidad en ingeniería acústica es una de las más codiciadas en el mercado noruego. Cuando empezó a buscar trabajo solo había en el país 177 especialistas más en activo. Sin embargo, sus limitados conocimientos del noruego arruinaron sus primeras entrevistas. El escollo lo resolvió invirtiendo 1.200 euros en dos cursos intensivos de tres semanas de duración. Decía adiós a otro pellizco de sus ahorros, pero ¡funcionó! Cinco meses después de llegar fue contratada en Lifetec, una compañía que se dedica al análisis, medida, certificación y acondicionamiento de ruidos y vibraciones en plataformas petrolíferas. Javier Reyes subraya la emoción del trabajo de su pareja: "Es fascinante". Vuela en helicóptero a las plataformas de la costa oeste de Noruega seis o siete veces al allí, "viaja muchísimo. Ha estado en Corea del Sur haciendo medidas en una plataforma en construcción que luego han traído hasta Noruega y por toda Europa". Sus condiciones laborales "son incluso mejores que las mías. Su sueldo base es mayor y cobra muchos extras por peligrosidad, dietas y demás en sus viajes".

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