El Ayuntamiento de Málaga ya no sabe qué plantear para tratar de acabar con un problema que está lejos de solucionarse a corto plazo y que ofrece una lamentable imagen del centro histórico de la ciudad. A las multas previstas a los camareros que tiren la basura fuera de los contenedores y a la idea de recomendar a los hosteleros en cuál de ellos tirarlos según las zonas para evitar que se desborden, se suma ahora la obligatoriedad de que los nuevos bares o restaurantes que abran a partir de ahora cuenten con un cuarto específico para guardar los residuos hasta la hora autorizada para sacarla. En el caso contrario, el hostelero no obtendrá la licencia municipal de apertura.

De momento es solamente una propuesta del Área de Sostenibilidad Medioambiental del Consistorio malagueño, pero el concejal de Ordenación del Territorio y Vivienda, Francisco Pomares, aseguró que "está claro que es el modelo que tenemos que seguir hasta conseguir que se normalice igual que ningún hostelero se plantea abrir un local sin tener en cuenta la accesibilidad para todos".

La propuesta se estudiará y se debatirá en el seno del actual proceso de revisión del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del Centro, en el que se diseñará el futuro de esta importante parte de la capital. "Queremos que sea una propuesta que se debata, como tantas otras presentadas", señaló el edil, que adelantó que se pretende incluso extender al resto de la ciudad si consigue dar forma.

En su opinión, la obligatoriedad de que todos los nuevos establecimientos de hostelería que abran cuenten con un recinto donde poder guardar la basura que genere hasta la hora de sacarla, y evitar así la mala imagen de contenedores desbordados a plena luz del día, es "cien por cien razonable y si se hubiera exigido antes se hubieran evitado muchos problemas".

Aunque la falta de espacio en alguno de los nuevos locales puede ser un problema, debido a que muchos están ubicados en edificios antiguos, el concejal de Ordenación del Territorio confió en que la exigencia se termine normalizando "cuando el empresario se dé cuenta de que es positiva y buena para todos".

Tras el fracaso del primer plan para acabar con el problema de la basura en el centro histórico de la capital bajo la amenaza de las multas, después de que el colectivo de camareros amenazara con una huelga en plena Feria de agosto, el Ayuntamiento de la capital trata a marchas forzadas de encontrar una solución a un problema cada vez más grave. El concejal de Sostenibilidad Medioambienteal, Raúl Jiménez, aseguró que la vía de la sanción volverá a ponerse sobre la mesa pero que en paralelo se seguirán buscando alternativas como la propuesta ahora.

La realidad es que la actual ordenanza municipal, en su artículo 105, considera grave el no depositar la basura de forma conveniente y establece sanciones económicas que oscilan entre los 750 y los 1.500 euros, si bien apenas se está multando por este motivo.

Una de las ideas en la que se trabajará en los próximos meses será la de plasmar en un mapa el número de contenedores que hay repartidos en el casco histórico y solaparlo con el de bares y restaurantes. Una vez que se haga ese cálculo, el Ayuntamiento de la ciudad pretende recomendar a cada hostelero en que contenedor debe depositar sus residuos en función de la cercanía y de los establecimientos que haya alrededor. El problema será en las zonas de mayor concentración de bares, como es el caso de la calle Duque de la Victoria y que se ha convertido en uno de los focos más conflictivos. Además, la zona del casco antiguo tiene un problema añadido y es que no en todas las calles se puede colocar un contenedor, bien por su estrechez o simplemente por tratarse de puntos emblemáticos por los que pasan diariamente cientos de personas. Sólo en la almendra del casco histórico hay unos cien contenedores en superficie y otros 65 soterrados únicamente para residuos sólidos urbanos.