Málaga

Saborear las estrellas, un reto conseguido

  • Los chefs Diego Gallegos, Mauricio Giovanini, Luis Olarra y Ricardo Sanz ingresan en la constelación Michelin y sitúan a Málaga en el top

Había otros más cercanos y tangibles, pero entre plato y plato, en esas cocinas llenas de aromas, colores y sabores, se colaba un sueño recurrente. Ese que significa un reto conseguido, ese al que se aspira por ser un reconocimiento al trabajo bien hecho, ese que algún día, quizás, se alcance y con él la elevación a la enésima potencia. Y llegó para tres debutantes malagueños, que han podido saborear esas estrellas que dan un enorme placer y, a la vez, aportan una gran responsabilidad. El restaurante Sollo de Fuengirola, del chef Diego Gallegos; el restaurante Messina, en Marbella, cuya cocina capitanea Mauricio Giovanini, y Kabuki Raw, en Casares, con Luis Olarra y Ricardo Sanz al frente, han sido las últimas incorporaciones a la Guía Michelin. Con ellas ya son ocho las estrellas que atesora la provincia y la sitúan en la mejor posición de su historia culinaria.

Entre entrevistas para medios de comunicación, llamadas telefónicas y enhorabuenas, los cocineros empezaron ayer a digerir su ingreso en la lista gastronómica más prestigiosa del mundo. "Es verdad que supone también una responsabilidad", decía Mauricio Giovanini, de camino a Marbella y recién aterrizado desde Santiago de Compostela. "Te das cuenta de cuánto significa para la provincia y para tu ciudad, esto nos viene bien a todos y hay que cuidarlo", apuntó Giovanini, que consideró que ahora el cliente "vendrá con un punto más de exigencia".

En abril hará 13 años que este cocinero junto a su mujer y jefa de sala, Pia Ninci, vertieron toda su vida en Messina. Dejaron fluir con total libertad su creatividad y mezclaron con coherencia y mesura sus influencias de cocina americana, italiana y francesa. Así nació una carta que muta con facilidad para no dejar nunca de sorprender a los exigentes paladares, muchos de ellos asiduos, que visitan su restaurante marbellí. La textura, el sabor y la presentación, productos de calidad y elaboraciones muy estudiadas son la base de un éxito que ya tenían con sus clientes, extranjeros con segunda residencia en Marbella, turistas y también público nacional, sobre todo en agosto. "Supongo que la base está en atenderlos muy bien, en cuidarlos mucho", explicaba ayer Giovanini.

Otro de los que ya orbita en la constelación Michelin es Diego Gallegos. Formado en las Escuelas de Hostelería Jacaranda y La Cónsula y junto a grandes nombres de la gastronomía nacional como Andoni Luis Adúriz, Dani García, Martín Berasategui o Aleixandre, entre otros, está considerado como el chef del caviar. Su colaboración con la empresa Caviar de Riofrío lo ha convertido en uno de los cocineros del mundo con más experiencia en el uso de este producto y en el desarrollo de aplicaciones culinarias para él. Durante años ha llevado a cabo un trabajo intensivo de I+D en torno a la cocina del esturión, incluyendo elaboraciones con la piel, la sangre o los huesos que derivaron en un menú degustación, el de la Matanza del Esturión (2014) que mereció la admiración del mundo gastronómico, y que dio lugar incluso al rodaje del cortometraje Sollo, con recorrido en festivales internacionales.

Junto a su esposa, socia y jefa de sala, Susana Almirón, inició su andadura en un pequeño restaurante en el centro de Benalmádena pueblo. A principios de año se trasladaron a un espacio privilegiado en el lujoso hotel de la cadena Hilton en la Urbanización La Reserva del Higuerón, donde ha podido poner en marcha uno de sus proyectos, un pequeño huerto ecológico donde cultivar verduras, hierbas, flores y frutos para sus platos. "La estrella Michelin no solo supone un sueño y una responsabilidad para cualquier cocinero, sino que en nuestro caso es como un premio, porque representa el reconocimiento a una línea de trabajo muy personal en la que hemos asumido riesgos siempre desde el compromiso con nuestra filosofía de cocina", dijo el chef, que confesó que 2015 ha sido un año "abrumador" por los reconocimientos obtenidos, entre ellos el premio al Cocinero Revelación del Año en Madrid Fusión.

El trío de ases se completó el pasado miércoles en Santiago de Compostela con el reconocimiento a la cocina nipona-occidental de Kabuki Raw. En la Finca Cortesin, dirigido por el Grupo Kabuki, su cocina "se caracteriza por ofrecer platos de la más pura ortodoxia nipona junto a otros surgidos del encuentro entre las culturas japonesa y mediterránea y por la excelencia de una materia prima que ofrece toda la plenitud de su sabor gracias a la delicada sencillez de las elaboraciones", como explican en la web del restaurante.

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