Málaga

Loles y Antonia, dos chicas gitanas con ganas de provocar un cambio basado en la educación

Tienen 15 años y muchas amigas de su edad ya son madres, están casadas y dedican su tiempo a su marido, a su casa y a la crianza de los hijos con una concepción aún tremendamente machista. Han tirado por la borda su etapa escolar y no han terminado ni siquiera la enseñanza obligatoria. Pero Loles Flores y Antonia Heredia piensan diferente y están dispuestas a provocar un cambio en sus vidas con la educación como base. Al menos, por el momento.

Loles está en 4º de ESO. En su clase hay tres chicas y 12 ó 13 varones. Las que llegaron al instituto se han marchado ya. "No me casaría ni me pediría tan pronto, me parece una pérdida de tiempo", opina esta joven que quiere estudiar Magisterio. Antonia Heredia quiere hacer un Grado Medio de Peluquería y Estética. Ella está también en el IES Guadalmedina y repite tercero de Secundaria. Su familia se dedica a la venta ambulante y ella se tiene que encargar de traer al colegio a sus hermanos pequeños. Aunque los deja en el aula matinal para poder llegar a tiempo al instituto. "Es un reto y un éxito que estas alumnas se vayan concienciando de que tienen vida propia, ellas son nadadoras a contracorriente", considera José López. Alberto Rivera destaca que "hace tres generaciones el acceso de la comunidad gitana a los estudios era cero", por lo que es una cuestión "que necesita tiempo".

"La única forma de romper es empujar", considera Paloma Mora y señala que "las familias que más colaboran son las que más éxito tienen". Tanto Loles como Antonia dicen tener el apoyo de sus familias a pesar de estar inmersas en un entorno poco favorable para su desarrollo académico y personal. Pero el sentido de la responsabilidad se hace cada día un poco mayor y cada vez son más padres los que acuden a los centros a justificar las faltas y a pedir ayuda a la comunidad educativa. Cada vez son mayores los puentes que se tienden para llegar a la meta.

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