Educación

Servicios Sociales actuó en casi 1.500 casos de absentismo el curso pasado

  • Se abren más expedientes por una mayor concienciación. En el distrito de La Palmilla, un centenar fue a Fiscalía.

"El fracaso escolar es un fracaso social", considera José López, director del colegio Doctor Gálvez Moll de La Palmilla. Y este lema, con mayor calado cada día, ha hecho estrechar lazos y agitar conciencias. El resultado, un plan provincial contra el absentismo en el que desde hace tres años se trabaja de manera coordinada entre la Delegación de Salud, la de Educación, los Servicios Sociales de los ayuntamientos, la Fiscalía de Menores, Protección de Menores, Policía autonómica, ONG, Diputación y asociaciones de padres. Con esta unión se refuerza la lucha contra este problema que crece en cifras porque, según dicen las entidades, cada vez hay más agentes implicados en darle una solución. En Málaga capital se trabajó el curso pasado en casi 1.500 casos de absentismo escolar, 986 de ellos en Secundaria. El distrito Palma-Palmilla, con 376 niños con faltas periódicas injustificadas, es el que está a la cabeza. Le siguen el distrito Centro y Cruz de Humilladero. Teatinos-Universidad, con 26 casos, es el menos absentista.

Esta "lacra social", como la define José López, está enraizada en lugares como La Palmilla, donde "la mayoría de los alumnos se levantan solos y vienen solos al colegio porque les gusta aprender". Si el apoyo familiar escasea, también peligra la constancia del escolar en la escuela, cuya presencia es obligatoria hasta los 16 años. Cinco faltas al mes sin justificar ya se considera absentismo y es desde el centro educativo desde donde se inicia el protocolo, primero por el tutor y luego por el equipo directivo. Intentan ponerse en contacto con la familia, averiguar las causas de la ausencia e informar a los Servicios Sociales. Los más graves pasan a la Fiscalía. El curso pasado, de los casi 400 casos de Palma-Palmilla, un centenar se derivó al fiscal de Menores.

"Sin coordinación entre instituciones era difícil conseguir el éxito", afirma Rosi Rodríguez, coordinadora provincial del Área de Compensatoria en la Delegación de Educación. "Intentamos que todo lo que se derive a Servicios Sociales lleve un análisis y trabajo previo hecho desde el centro educativo y que cuando llegue al fiscal un caso lo haga con la información suficiente para proceder a su judicialización", explica Rodríguez. De esta forma, si las consecuencias son mayores las familias entienden que faltar a clase no es un juego. "Es un problema que se cronifica en determinados niños y que tiene consecuencias muy graves, como un analfabetismo tremendo", comenta Paloma Mora, trabajadora social de los Servicios Sociales Comunitarios. Y "los menores de 16 años necesitan tener a los padres detrás, que hayan adquirido su asistencia a la escuela como una obligación", agrega Mora.

En Palma-Palmilla el absentismo es mayor en la población gitana. "Aún existe un problema de mentalización de las madres gitanas, piden a sus hijas que se encarguen de los niños más pequeños, que colaboren en la casa", dice José López, que también apunta que en su centro unos 70 padres están en la cárcel y los escolares, con la familia extensa, lo que dificulta más su seguimiento. Y otro hándicap importante, las chicas de 14 ó 15 años que se convierten en madres y abandonan el sistema educativo para hacerse cargo de su hogar. Según expone Juan Manuel Fernández, director del IES Guadalmedina, es en Secundaria cuando más alumnos se pierden. "Hay que hacerles atractivo su paso por el instituto, así conseguiremos que no falten a clase", considera y explica que "las familias poco a poco le están viendo las orejas al lobo, vienen con citaciones por parte del fiscal, del Servicio de Protección de Menores o algún juzgado e intentan una solución en el centro educativo".

Es cuestión, como señala Fernández, de ir sumando poco a poco, pero destaca que la "situación de gravedad" que están percibiendo las familias ayuda a que vaya mejorando la situación. "A la Fiscalía llegan los mismos casos pero con una intervención más completa para que se pueda judicializar el caso", comenta Paloma Mora. Cuando los casos son extremadamente graves, se podría llegar al procedimiento de desamparo. Aunque éste es lento -y no ha habido ningún desamparo exclusivamente por absentismo escolar- y los implicados en esta lucha piden que se ponga en marcha el reglamento que permita el cobro de las sanciones económicas para familias absentistas. Lo que sí se pueden hacer es la retirada del salario social, para el que se exige un certificado de asistencia al centro escolar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios