maribel serralvo. maestra y directora del ceip nuestra señora de gracia

"Considero que el libro de texto ha hecho mucho daño a la escuela"

  • Adicta a la formación continua y defensora de la innovación pedagógica, llegó a un colegio de difícil desempeño y cerrado a la familia para abrir sus puertas y dar rienda suelta a la creatividad

EQUIPO. Sin duda la palabra que mayor relevancia tiene en su día a día. Sin los maestros con los que no para de idear millones de formas distintas de enganchar a sus alumnos en esta aventura del aprendizaje, el colegio Nuestra Señora de Gracia sería otra realidad distinta. Las pinturas que riegan el patio de color, las fotografías que dibujan sonrisas en el pasillo, las puertas que son capaces de regalar nuevas enseñanzas, llenan de belleza un escenario que, en algunos casos, dista mucho de la realidad que sus niños tienen en la Cruz Verde. Implicada sin remisión con su escuela, su barrio y sus familias, Maribel Serralvo cree que no vale el café para todos y que la ciudad no puede desarrollarse de espaldas a sus periferias.

-¿Cuándo y cómo empezó a trabajar con alumnos de compensatoria?

-Empecé en el colegio Severo Ochoa, que trabaja con población gitana de la finca La Corta, y me gustó. Pero en ese momento sentía que nosotros como profesorado no dábamos respuesta a las necesidades que tenían los niños. Por entonces conocí a una maestra de Los Asperones que luego vino a Nuestra Señora de Gracia. Ella me propuso luego para formar parte del equipo de docentes que hace 13 años presentaron un proyecto en la Delegación para este colegio.

-¿Qué centro se encontró a su llegada?

-Antes era un centro cerrado a la familia, con alto grado de absentismo, a las 9:05 se cerraban las puertas y los niños no podían entrar, había muchas dificultades. La ilusión de vivir y crecer en compañía era un proyecto basado en el trabajo en equipo y asambleario, todo lo decidimos en asamblea, y me siento igual de vinculada al centro y al proyecto ahora que soy directora que cuando llegué como maestra.

-¿Qué le lleva a un profesional de la enseñanza dedicar su vida laboral a un centro de difícil desempeño?

-Te llegan mucho las historias de vida que hay detrás del alumnado, ves que tu labor es importante, necesaria... La escuela no es tan necesaria para los hijos de las clases medias, para aquellos en los que se lea y se escriba en casa. Pero en estos ambientes hay otro tipo de aprendizajes, leer o escribir si no los da la escuela no se tienen.

-¿Qué es para ustedes la educación compensatoria?

-A veces ha sido como de lástima, pero para nosotros no lo es. La educación compensatoria es una exigencia política de dar lo mejor que la sociedad puede dar a quien lo necesita, creemos que la escuela tiene que dar un más. En vez de ir a una política de mínimos, nosotros decimos que tienen que aprender lo máximo. Y por eso hacemos la oferta cultural de salidas al entorno, tenemos un aula de arte, desarrollamos exposiciones orales, proyectos de investigación...

-¿A este perfil de alumnos no les sirve un aprendizaje al uso?

-Eso sirve para el niño de compensatoria y para el que no lo es. Hay veces en las que la escuela no ofrece lo que los niños necesitan, participar, investigar... es que creo que debe de ser así el aprendizaje. Pero no porque este sea un centro de compensatoria trabajamos de esta manera, sino porque entendemos que es lo mejor. Eso sí, este perfil de población sin esto no podría. Si llevas este tipo de aprendizaje a otro centro funciona, pero si optas por el libro de texto, también. Aquí los niños no se engancharían sentados cinco horas con el libro delante.

-Quieren que el niño sea protagonista de su aprendizaje...

-Sí, que el niño sepa lo que quiere y aprenda a trabajar en relación y no de forma aislada. Eso hace niños más responsables, más creativos, más respetuosos, porque trabajar con el otro es conocer al otro y a ti mismo y tus límites. Trabajamos mucho la mezcla de edades, rompemos la estructura de aula para trabajar conjuntamente.

-¿La familia tiene que estar implicada?

-La escuela para nuestros hijos está validada, es un referente cultural y les transmitimos su importancia. Pero si en la casa no se considera importante, ellos no vienen. De ahí que busquemos siempre el apoyo de la familia. Queremos que entren para que confíen. Si la familia no confía en la escuela no la valida y si es una escuela cerrada que, además, usa un lenguaje distinto pues no la entienden ni confían en ella. Para eso hay que abrir las puertas, para que vean cómo se trabaja y que formen parte de ello. Que entren a los grupos interactivos, a leer con los niños a primera hora, que participen haciendo trabajos de pintura o enseñándoles a cocinar.

-¿Desde entonces ha cambiado el perfil del alumnado?

-El centro ya no tiene el perfil de compensatoria radical que tenía cuando empezamos. Hay más mezcla, hay familias que se acercan al centro por la oferta de una educación alternativa, no basada tanto en el libro de texto, en la repetición y en la memoria, y sí basada en las relaciones, en la convivencia, la investigación, la reflexión y la creatividad.

-¿Es importante que en centros como el suyo tengan continuidad las plantillas?

-Sí, aquí ninguno tenemos destino definitivo y hemos tenido que hacer encajes de bolillos y negociar mucho con la Delegación para que el equipo continuase. Esto no tiene sentido sin el equipo, sería otra cosa.

-El viernes recibió la visita de la Consejera de Educación, ¿se siente el respaldo de la administración?

-Nosotros hemos tenido suerte, si no hubiésemos tenido el respaldo de la administración no hubiésemos estado aquí. Nos ha costado trabajo, pero ese encaje ha salido porque ellos han querido que salga. Éste era un centro con ocho vacantes, había habido enfrentamientos entre el centro y las familias, la gente se iba y estaban pensando, incluso, en cerrarlo. Cuando un grupo de ocho maestros fue con el proyecto al delegado, que en ese momento era José Nieto, él dijo a la Consejería que tenía "una solución para un problema".

-Además la Delegación de Málaga ha sacado una convocatoria para centros con un perfil especial...

-Eso es fundamental para nosotros. Los docentes tienen que saber a qué vienen, esto no puede ser de otra manera que implicándose muchísimo.

-¿Qué se le puede pedir a la administración desde un colegio como el suyo?

-Políticas que favorecieran el trabajo de equipo en los centros, que personas que tengan un proyecto común puedan llevarlo a cabo. Es algo que beneficia y eso lo hemos visto aquí. De 70 hemos pasado a 170 alumnos, de un alto grado de absentismo a que no haya, de que la población que viniera fuera exclusivamente de viviendas sociales, hemos pasado a que entren personas del barrio que entiendan que es su escuela también, eso son resultados. Y eso se da porque han favorecido que unas personas trabajen en torno a una filosofía educativa común.

-Eso en el apartado humano, ¿y en el material?

-En muchas ocasiones o pone el centro el material o no se podría trabajar. Aquí tú pides y no tienen, por lo que somos nosotros quienes tenemos que enriquecer esa oferta de la que no disponen en las casas. En cuanto a las nuevas tecnologías, nuestros alumnos no tienen ordenadores para trabajar en su casa, ni internet, por lo que aquí es fundamental. Igual que las salidas. Dedicamos una gran parte de nuestro presupuesto a salidas culturales porque de otra manera no la harían, ir a un museo o una granja escuela no se hace si el centro no busca los recursos.

-¿Considera que no vale el café para todos?

-No vale el café para todos. Me parece muy bien la gratuidad de libros de texto, pero si eso significa que van a recortar a nuestros alumnos las salidas, pues no. Yo a mis hijos les puedo pagar los libros de texto, en muchos colegios las familias pueden, entonces que se paguen los libros de texto o que se den ordenadores a todos no lo veo bien. Esto tiene que ir en función de las necesidades, hay que darle más al que más necesita.

-¿Cómo han afectado los recortes?

-A los centros de compensatoria nos han salvado un poquito de esos recortes y donde únicamente lo hemos visto ha sido en el programa de salidas. Aquí, por ejemplo, todos los niños que necesitan comer lo hacen, aunque tengamos oficialmente 117 plazas comen 130 a día de hoy porque se nos concede aumentarlas provisionalmente según las necesidades que tengamos de los niños que lleguen.

-¿Con este plan de Solidaridad y Garantía Alimentaria, con las bonificaciones, los libros de texto gratuitos... hacemos una sociedad demasiado dependiente de las ayudas?

-Aquí son de necesidad estas ayudas, aunque también consideramos que hay que exigir, tiene que haber una contraprestación. Y que cada uno aporte en función de lo que tiene.

-¿Cómo han vivido la crisis en el Gracia?

-La crisis la hemos visto en las peticiones que nos han llegado estos años. Muchas familias en paro, sin prestaciones, con muchas necesidades, te plantean que no tienen para que coman sus hijos. Hay muchos que viven de la venta ambulante, o de un trabajo muy temporal en el sector servicios. Hay algunas okupas y otras a las que han desahuciado.

-¿Y notan cierta recuperación?

-Yo no veo recuperación en las familias, la verdad. Hemos notado mucho el cambio en estos años y aún no están bien. Y por eso pensamos que el colegio tiene que dar más, dar respuesta a estas necesidades. Trabajamos mucho con el entorno, con asociaciones, buscamos recursos constantemente.

-Si se piensa más en general, ¿cuáles cree que son las principales deudas que se tienen con los colegios y los docentes?

-Tienen que permitir que los maestros sean protagonistas de la enseñanza. Ahora con la Lomce se empodera más la figura de la dirección y creo que eso es un error. Permitir que el profesorado tenga espacio de reflexión para crecer es importantísimo.

-Menciona la actual reforma educativa, pero usted en su carrera ya ha vivido varias leyes...

-Que van cambiando al albur de los partidos políticos y no puede ser. Hay que tener algo que sea consensuado entre todos. Es necesario un pacto de Estado que ponga la importancia en lo que se debe y que no vayamos cambiando de bando de esa manera. Porque al final son los mismos perros con distintos collares.

-¿Qué considera fundamental para la calidad de la enseñanza?

-La ratio es fundamental, no se puede pretender que en Infantil se trabaje con 25 niños. Para trabajar en parejas, investigando... sería necesario que hubiese 15 niños en Infantil y 20 en Primaria. Creo que eso sería calidad. También trabajar más profesorado en el aula y dar un giro a la formación inicial, que deja mucho que desear. A nosotros nos llegan alumnos que les suena a chino las propuestas que hacemos. Enseñan a leer y escribir como me enseñaron a mí y eso no puede ser. La innovación tiene que formar parte de la educación, un médico que no se renueva o no está a las últimas no puede trabajar y en la enseñanza con todo lo que se ha investigado, estudiado y validado en las aulas hay que favorecer la ciencia pedagógica.

-Pero en muchos centros aún se estudia como hace décadas.

-Sí y considero que el libro de texto le ha hecho mucho daño a la escuela, y cada vez hay más libros. Las editoriales te marcan el camino a seguir. Pienso que el libro de texto debería de ser una ayuda y un apoyo pero no que encorsete el aprendizaje. En Infantil hay manuales que tienen una cantidad imposible de fichas por hacer, se pasan el día haciendo fichas cuando se sabe que es de otra manera como se aprende. Tienen que trabajar con sentido, con ilusión y ganas y que lo que aprendan de respuesta a los interrogantes que tienen.

-¿Ha habido una revolución tecnológica en el aula real?

-La revolución tecnológica para que tenga poso tiene que empezar por los maestros. Son los que deben de estar preparados para sacarle todas las posibilidades que tiene. Y algunos lo están y otros no. Es fundamental dar esos espacios de formación a los maestros. Tiene que haber una formación obligatoria, pero hay que buscar las horas para ello. Si se apuesta por un cambio tecnológico hay que buscar el espacio y el tiempo para que los docentes puedan formarse, no se puede dejar todo al libre albedrío o a la buena voluntad.

-¿Cree que las reválidas serían contraproducentes para alumnos de compensatoria?

-Las reválidas para el alumnado de compensatoria son totalmente discriminatorias. Un proceso de evaluación externa no tiene por qué ser negativo, al revés, para saber si algo tiene resultado tienes que evaluarlo, es una forma de crecer, pero esas historias homogeneizantes que no reflexionan sobre la realidad que existe, que sólo van a una nota y a un momento puntual de un examen no tienen sentido.

-¿Cree que esta Málaga de los Museos es una ciudad escaparate?

-Nada más que te tienes que dar un paseo por la Cruz Verde. Nosotros vamos mucho al barrio, creemos que es importante conocer el barrio y que nos conozcan. Y ver edificios que no se han hecho hace tanto y que no tengan ascensor indica que había una desconfianza en sus vecinos. Los edificios, las calles, no están tan cuidados como el centro. Es importante lo del centro pero también que se hagan intervenciones en los barrios.

-¿Una ciudad europea del siglo XXI se puede permitir guetos como Los Asperones?

-No, por supuesto. Lo importante es la mezcla. No puedes ir andando por la calle Victoria, meterte un poco en la Cruz Verde y que parezca otra ciudad, eso no puede ser. Muchísimo menos algo como Los Asperones, que es de juzgado de guardia. Quien vive en el gueto se siente del gueto, enfadado y sin importancia. Entonces, ¿qué mensaje le estás dando a esa población?

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