Málaga

Los primeros pacientes del último hospital

  • Satisfacción de los usuarios por un centro sanitario muy demandado que abre con más de siete años de retraso

Antonia María Navarro fue la primer paciente del Hospital del Guadalhorce. Entró ayer sobre las 8:30 y dos horas más tarde salía del cardiólogo con todas las pruebas hechas. No esperaba tanta foto ni tanta entrevista, pero aceptó gustosa. No era para menos. Esta vecina de Álora estrenaba un centro sanitario que la comarca lleva reivindicando más de una década y que se abre con casi ocho años de retraso. "La atención ha sido muy buena y salgo muy contenta porque me han hecho todas las pruebas en un rato. Este hospital acerca la asistencia a todo el Valle del Guadalhorce porque antes teníamos que ir al Clínico o al Marítimo. Esperamos que abran pronto lo que falta porque en Álora tenemos un equipo de Urgencias que además tiene que cubrir Ardales, Carratraca y El Chorro. Así que nos pasamos más tiempo sin médico que con médico". Los enfermos citados ayer fueron los primeros, pero el hospital es el último. El Guadalhorce era la única comarca sin esta infraestructura sanitaria; de modo que el centro sanitario es la última pieza del puzzle que completa el mapa hospitalario de la provincia.  

 

Desde Pizarra llegó María Isabel González para una ecografía. Salió encantada: "Antes teníamos que ir al Clínico, que está a 30 kilómetros y esto está a 10. Nos ahorramos 20 kilómetros. Además, está todo digitalizado". Salvadora Marmolejo venía desde Villafranco del Guadalhorce al dermatólogo. "Ya no nos tendremos que desplazar a Málaga y ahorraremos bastante tiempo", se alegraba. La satisfacción de los pacientes era lógica: asistencia más cercana, fácil aparcamiento, hospital casi vacío y un ágil sistema de citas. El centro sanitario abre a menos de medio gas ya que apenas se han puesto en marcha ocho consultas. 

 

Para la Plataforma pro Hospital del Guadalhorce que desde 2004 reclamaba en la calle y en los despachos su puesta en marcha, la jornada era un "día histórico". Su portavoz, Miguel Esteban, reflexionaba: "La apertura es una conquista ciudadana forjada por más de 12 años de lucha y movilizaciones de toda una comarca. Nos hubiera gustado una apertura más completa y en menor tiempo. Estaremos atentos para que en menos de un año, el hospital esté abierto al 100%".  

 

Los pacientes -ayer se atendió a cerca de un centenar entre consultas externas y pruebas diagnósticas- no ocultaban su alegría ante a una infraestructura muy deseada. "Esto está estupendo, llevábamos años esperando que abriera porque nos coge en nada de tiempo", resumía Dolores Agua Luna, de Coín. Desde Alhaurín el Grande llegó Antonio García para una ecografía del riñón. "Esto nos pilla más cerca y además se puede aparcar bien; nos hacía mucha falta", comentaba. Su hijo Miguel acotaba que "ya era hora".   

 

El hospital se anunció en 2005 y debería haber estado acabado a finales de 2008. Dos concursos desiertos de la obra y la crisis frenaron en seco el proyecto. Pero ayer, aunque con menos de una decena de consultas, ya era una realidad.

 

Entre los pacientes también estaban Jack Udall -que venía desde Cártama para el cardiólogo- y Ella Iles -vecina de Alhaurín el Grande que tenía cita para el especialista de aparato digestivo-. Ambos son ingleses y disponen de cobertura  sanitaria por la pertenencia de su país a la Unión Europea. Ella calificaba de "good idea" la iniciativa de un hospital que acerca la asistencia a la comarca y se reía cuando se le preguntaba sobre qué pasará con la atención a los británicos cuando el Brexit se concrete. 

 

Como para terminar de creerse que una infraestructura por la que tanto han luchado finalmente se abría, allí estaban los alcaldes de Cártama, Jorge Gallardo, y Álora, José Sánchez. Ambos, regidores socialistas, han batallado para que la Junta de Andalucía -también en manos del PSOE- cumpliera su compromiso de poner en marcha el hospital. "Estamos satisfechos. Este centro tendrá una doble función porque acercará la asistencia a la población del Guadalhorce y a la vez descargará al Clínico", explicaba Gallardo, un político que no dudó en pedir auxilio a la Diputación, gobernada por el PP, con tal de desbloquear un proyecto clave para los 13 pueblos del Guadalhorce. La institución supramunicipal recogió el guante y puso los 800.000 euros para el vial de acceso y la subestación eléctrica que empantanaban la apertura. 

 

Hasta ahora, los vecinos de la comarca debían acudir a Clínico para urgencias o para ser atendidos por un especialista. El alcalde perote mostraba su satisfacción por la entrada en funcionamiento del centro y acotaba al hilo de su militancia socialista: "Aquí no hay partido. Los alcaldes somos díscolos porque miramos por nuestros pueblos. Desde que [el entonces presidente de la Junta] Manuel Chaves anunció el hospital precisamente en Álora allá por 2005 ha llovido mucho. Ha costado muchas reuniones, muchos viajes y muchos esfuerzos; pero ahora estamos muy satisfechos". 

 

La plana mayor del Clínico -del que depende el nuevo hospital, ubicado en Cártama- estaba allí desde primera hora para asegurarse que todo marchara sobre ruedas. El gerente, Emiliano Nuevo, reconocía su satisfacción de poner en marcha un hospital reivindicado clamorosamente por la comarca. "Estamos viendo los últimos detalles. Los pacientes están llegando con normalidad y la tecnología está funcionando", afirmaba entre saludos a alcaldes y usuarios.

 

Raimond Pérez, técnico de Philips, comprobaba que los equipos funcionaran y resolvía las dudas sobre su uso a los sanitarios. Laura López, especialista en radiodiagnóstico, admitía que estaba "ilusionada y asustada" por poner en marcha un hospital. Jesús Martín, taxista de Cártama, también recibía la apertura con entusiasmo. "La esperábamos como agua de mayo porque puede generar trabajo", decía. También estaba allí Carlos Nieto, responsable de Portillo en Málaga, comprobando que los autobuses lanzaderas de Cártama Estación al hospital cubrían de forma adecuada el recorrido. Rafael González, de la Plataforma pro Hospital, sostenía: "Ha costado trabajo, pero ya está abierto. La Plataforma seguirá funcionando porque si no se cumple el calendario de fases quedará infrautilizado. Son tantas promesas incumplidas que hasta que no esté al 100% no nos fiamos". 

 

Tras las puertas, hay unas instalaciones diáfanas, con circuitos diferenciados para pacientes y profesionales, largos pasillos aún vacíos y una sala de espera que ayer empezó a llenarse de pacientes.   

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