Primer mordisco sobre el cemento y el hierro. Es primera hora del miércoles 24 de agosto. Dos máquinas, asentadas sobre el lecho de hormigón del río Guadalmedina, empiezan a masticar la parte norte del puente de Tetuán. La gigantesca pinza, que se funciona como una mandíbula mecánica, continuará con este ejercicio durante al menos tres meses antes de que se dé por finalizado el proceso de derribo de esta parte de la estructura. En ese intervalo de tiempo, serán unos 5.000 metros cúbicos de cemento los que tenga que digerir. La demolición es necesaria para garantizar la conexión del túnel del Metro entre la zona de la Alameda, ya en construcción, y la Avenida de Andalucía, pendiente aún de ser reactivada.

Las previsiones temporales apuntan a finales de noviembre como escenario de terminación. Si ahora los operarios se concentran en la destrucción de la parte central del puente, que podría quedar eliminada en unas dos semanas, aún tendrán que extender la misma tarea a los laterales, que cubren los pasillos de Santo Domingo, en sentido sur, y el pasillo Manuel García Caparrós, en sentido norte. El gerente de Proyectos y Obras de la Agencia de Obra Pública de Andalucía (Aopa), Miguel Ángel García Cañizares, precisa que la complejidad de la actuación no radica tanto en el modo de intervención, semejante al ahora puesto en marcha, como en la necesidad de garantizar que en el momento en que se retiren los muros laterales de la estructura no se produce un avance del terreno. Para evitar esta hipotética situación, la empresa encargada de la actuación deberá generan las contenciones necesarias, dando paso posteriormente al desmontaje del puente en esos puntos.

El valor simbólico del paso dado ayer es notable, en particular por la afección que tiene sobre una estructura de este tipo y por lo que representará, posteriormente, el trabajo que habrá de realizar una única máquina pantalladora en la ejecución de los muros que darán forma al túnel del ferrocarril urbano. El mismo, dada la particularidad del punto de actuación, tendrá que pasar bajo el lecho del río.

García Cañizares destaca que la localización no genera una dificultad mayor a la hora de desarrollar esta parte de la infraestructura. Si ha de tenerse en cuenta la posible incidencia sobre la obra de las lluvias y del desagüe que periódicamente realiza la presa de El Limonero, "una vez al mes, pero eso está coordinado con el organismo de cuenca".

Tomando en consideración esta circunstancia, el proyecto de actuación fijaba la recomendación de "elevar una plataforma de 2,5 metros de alto sobre el cauce, ocupando cada mitad de éste de forma alternativa, para trabajar en los meses de invierno-primavera, y, "como precaución", también en los meses de verano. Los datos técnicos sitúan en unos 25 metros la profundidad a la que tendrán que ir los muros pantalla, "algo más superficiales que en la Alameda porque aquí no se tiene dejar espacio para el paso del Cercanías".

Con todo, incluyendo los desvíos de servicios afectados que se ejecutaron tiempo atrás, la demolición del lateral norte del puente y el desarrollo de los muros pantalla, el plazo de actuación se situará en unos 13 meses. Quedan pues aún del orden de once meses antes de que esta parte del trazado esté lista. El contingente empleado en la demolición incluye una máquina de corte con disco de diamante para la demolicióndel tablero; otras máquinas similares para el resto de elementos estructurales, y excavadoras hidráulicas para al demolición del hormigón utilizando martillos demoledores y cizallas.

Para facilitar el desarrollode estas actuaciones, Fomento ha habilitado un nuevo itinerario peatonal, de manera que los ciudadanos que utilizan la acera norte del puente deberán transitar por el tablero sur, por un carril de circulación de vehículos que se ha sacrificado con el fin de habilitarlo como pasillo peatonal.