Málaga

La torre de la discordia

  • Crece la contestación ante la negativa del Ayuntamiento y el Puerto de abrir al debate ciudadano el uso de la parcela ganada al mar junto al dique de Levante

Si parafraseásemos a Tolkien y su célebre El Señor de los Anillos, la torre hotelera propuesta por un grupo inversor catarí junto al dique de Levante parece haberse convertido en el anillo único, capaz de unirlos a todos en torno a su poder. El influjo del proyecto, de sus 120 millones de euros y los 1.200 empleos previstos en su ejecución, ha sido capaz de limar las diferencias de los dos grandes partidos, el PP y el PSOE, para remar en pro de su consecución.

La presentación a principios de esta semana del Hotel Suites Málaga Port en un edificio cedido por la Autoridad Portuaria, concitó a una representación amplia de estas formaciones. Ambas al frente de las administraciones a las que compete allanar el camino de una iniciativa empresarial que ya se da por consumada. Los populares, en el Ayuntamiento y el Gobierno central, tienen en su mano facilitar la adecuación urbanística necesaria para encajar el hotel; los socialistas, en la Junta de Andalucía, que tendrá que ratificar la operación, y el Puerto, principal valedor de la misma.

La coincidencia de los habitualmente enemigos políticos se topa ahora, sin embargo, con una creciente contestación ciudadana, que demanda el desarrollo de un debate cierto sobre una iniciativa que, dado el emplazamiento elegido y las características de la torre, con sus 135 metros de altura, pueden hipotecar durante décadas la imagen de la capital de la Costa del Sol. La negativa hasta ahora expresada por el alcalde, Francisco de la Torre, a propiciar una discusión entorno a este asunto, choca con la posición que ya adoptan entidades del peso cualitativo del Colegio de Arquitectos o de la Academia de Bellas Artes de San Telmo. Voces a las que se suman las de catedráticos de la Universidad de Málaga, arquitectos a título particular o federaciones de vecinos.

Rafael Martín Delgado, reputado arquitecto malagueño, recuerda que en la pastilla ahora seleccionada para el hotel ya se rechazó años atrás la posibilidad de levantar el auditorio de la ciudad, "por inconvenientes que para el hotel parece que ya no existen". "Hubiese sido un mejor emblema para la ciudad el auditorio a la entrada del puerto, como lo es la ópera de Sydney, que un hotel, un símbolo meramente turístico", afirma. Llega incluso a alertar de que el impacto que puede generar es "tan fuerte que acaparará la imagen de la ciudad, haciendo desvanecer la Catedral o la Alcazaba".

El catedrático de Biología Vegetal de la UMA,Baltasar Cabezudo apunta que el principal problema es "el impacto paisajístico que supondrá con respecto al actual horizonte marino, además de la contaminación lumínica". Rafael Yus, coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción), también muestra sus dudas. "No es el mejor sitio para ubicar un edificio por el impacto visual que supondrá y porque no se ha previsto una cuestión fundamental que es el impacto que va a tener el cambio climático en la primera línea de costa en un escenario de unos 50 años". "En una época en la que parecía que el sentido político apostaba por no saturar el litoral y optar por su esponjamiento, este proyecto no tiene sentido", apostilla.

"Es una barbaridad y una agresión a la ciudad", ha opinado Antonio Pedraza, vicedecano de los economistas y presidente de la Fundación Manuel Alcántara, mientras que Ana Luque, profesora de Análisis Geográfico Regional de la Facultad de Turismo, estima que el desarrollo turístico "busca personalidad, experiencia, identidad propia y no una copia de otros destinos; deberíamos hacer una reflexión sobre el desarrollo que queremos y obras de esta envergaduras necesitan de dicha reflexión".

A la demanda de participación ciudadana, De la Torre responde diciendo que ve más ventajas que inconvenientes a la propuesta privada y que la posibilidad de que junto al dique de Levante se levantase un hotel ya formaba parte de su programa electoral en el año 2011. Cabe recordar que no siempre estuvo en su mente el uso hotelero para esa pastilla. A finales de 2007, la Gerencia de Urbanismo, ya con el mandatario municipal al frente, rechazó la propuesta del Puerto de destinar la pastilla actual a uso terciario-turístico. Y por aquellos años llegó a incluir en el presupuesto municipal un millón de euros para impulsar la instalación en ese punto del puerto de una estatua de 25 metros de alto dedicada a la figura de Pablo Ruiz Picasso.

El alcalde sí se verá forzado, al menos, a abordar el asunto en el próximo Pleno, después de que el grupo Málaga para la Gente haya presentado una moción en la que pide rechazar el proyecto catarí e impulsar un proceso de participación ciudadana.

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