Pablo Ráez. Impulsor de una campaña de donación de médula

"Aguanta es el mejor consejo que puedo dar, aguanta porque pasará"

  • A la espera de un donante se recupera en casa tras 63 días hospitalizado en el Regional. Su campaña viral ha conseguido que se dispare como nunca el número de donantes de médula.

El nombre de Pablo Ráez es conocido ya en toda España. Para muchos es sinónimo de fuerza, motivación y coraje. Este joven, desde su experiencia en primera persona con la leucemia, ha conseguido movilizar a miles de personas y ha hecho disparar el número de donantes de médula en tan solo unos meses. El marbellí de 20 años es ejemplo de superación. Ahora, a la espera de un donante, se recupera desde casa. En la entrevista su voz irradia optimismo. El mismo que le ha convertido en todo un referente de fortaleza.

-¿Qué se siente al estar otra vez en casa y poder dormir de nuevo en su habitación.

-Estoy muy contento. Ahora me pillas sin la tele puesta, sin la música, ni nada, estoy hasta solo en casa. Simplemente estoy descansando en el sofá y lo estoy disfrutando, estoy en la gloria [se ríe]. En cuanto a la cama… Ha sido una locura, dormí toda la noche del tirón, con mi almohada, mi colchón, mis sábanas... No tiene precio.

- ¿Qué es lo que más ha echado de menos?

- Todo. Estar en mi cocina, comer de mi plato, probar la comida de mi padre, hasta abrir la nevera y coger cualquier cosa. Allí todo es muy diferente.

-Echaba de menos su vida normal…

-Sí, y mira que no estoy normal. Estoy echo polvo, me sientomuy débil y cansado, ando un poco y las piernas me tiemblan, apenas me tengo en pie. Pero a pesar de todo estoy súper contento.

-¿Cómo se tomó el tener que volver al hospital?

-La verdad es que pasé por muchas etapas. Cuando entré intentaba aceptarlo, estaba regular y un poco me negaba a esto. Las cosas cambiaron a los dos semanas más o menos. Un día me desperté, vi los rayos del sol y me levanté con otra mentalidad y súper motivado. Hice una publicación que empieza por "nunca, nunca, nunca te puedes dar el lujo de rendirte". A partir de ahí pegué un cambio y comencé el movimiento. Subieron los seguidores en mis redes sociales, la gente me animaba y yo también me motivé. Empecé a estar mejor, estaba bien y de estar aquí porque no tenía ningún síntoma, disfrutaba de cada día y así tal cual lo iba contando en las redes. Después empecé a tener fiebre, vino mi ceguera, un derrame pericárdico, lo que me provocaba roce en las costillas, tuve también un derrame pulmonar y una inflamación en la vesícula, en el estómago… Todo eso más la fiebre alta y la morfina me dejó hecho polvo. En ese momento se vive todo muy lento, muy duro, oscuro y difícil. No veía la salida por ningún lado y encima la morfina te deja muy tocado, te hace delirar, te lleva a otra realidad, muchas veces creía que no estaba aquí o que me estaba cayendo por un precipicio o que había gente aquí mirándome por la noche.

-¿A pesar de todo continuaba esforzándose. ¿De dónde sacaba la fuerza?

-Yo ahí no tenía fuerza, sabía que eso pasaría y que tenía que pasarlo. Mi pensamiento era "aguanta, Pablo, aguanta" y algún decía "dios, yo ya no puedo más", pero sí se puede. Solo hay que aguantar, aguantar y aguantar. Te lo digo ahora que lo he pasado, pero mientras lo pasaba era muy difícil.

-¿Ha cambiado su personalidad de unos años atrás hasta ahora?

-Sí, bastante. Ya no pienso igual que cualquier chico de mi edad. Las inquietudes y las expectativas son diferentes. Es más, me he dejado a muchos amigos atrás porque no compartíamos prácticamente nada. He dado un salto muy grande, he crecido… Además mi manera de comunicarme y expresarme también ha cambiado, he madurado mucho.

-¿De qué forma asimilaba el apoyo que recibía por las redes sociales?

-Me vienen muy bien pero no puedo mirar todos los mensajes, son muchísimos. Además, tengo la vista tocada así que tampoco puedo leer mucho. Pero, a veces, a pesar de todo el apoyo, me he sentido solo en el hospital. Puede que todo el mundo estuviera pendiente de mí, pero soy yo el que estaba allí malo y apenas se enteraba de nada. Aún así lo agradezco muchísimo porque me ha ayudado.

-Es consciente del movimiento de donación de médula que ha conseguido en Málaga y en toda España. ¿Cómo se siente? ¿Lo ha asimilado?

-Me siento muy realizado, sé que esto no acaba aquí, pero ahora mismo he hecho todo lo que estaba en mi mano. Hay mucho trabajo y a mí se me queda muy grande por la situación en la que estoy. Muchas veces he hecho entrevistas con ganas de vomitar y estando malo, pero lo hacía por ayudar. Ahora lo primero es recuperarme, recuperar la vista y cuando lo haga llegaremos al millón de donantes.

-¿Qué planes tiene cuando esté mejor?

-Seguir descansando. Esto va para largo. Recuperarme son mínimamente dos o tres semanas. Es un proceso muy lento. Perder la fuerza, se pierde muy rápido, te dejan destrozado en cinco minutos pero recuperarte son cinco días...

-¿Qué le diría Pablo Ráez a alguien que está pasando por lo mismo?

- Lo tengo claro, "aguanta tío". Ni ánimo, ni eres un campeón, ni ten paciencia, no… Aguanta, es el mejor consejo que te puedo dar. Aguanta porque pasará.

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