Salvador Jiménez Morales. Presidente de la asociación Zegrí

"Ojalá el ciudadano dedicara a cultura la mitad del presupuesto que a copas"

  • Desde que en 2002 fundó junto con dos amigos el colectivo cultural ha sido testigo de un cambio sin precedentes en la ciudad, aunque sigue echando en falta "una apuesta común".

EN 2002, Francisco Jiménez fue con dos amigos a registrar la Asociación Zegrí y aún hoy recuerda las risas que se echaron los funcionarios cuando él y sus dos amigos les explicaron que querían constituir nada menos que un colectivo cultural. De eso ya han pasado casi 15 años y pueden estar orgullosos de haber acercado el patrimonio y la cultura de la ciudad a los malagueños, "porque lo que no compartes te lo llevas contigo", sentencia ahora. Los días de conferencias en salones de bares pasaron a mejor vida, ahora llenan salas enteras, porque hablar hoy en día de Zegrí es hacerlo de éxito. Sus visitas nocturnas a la Alcazaba son un clásico de la noches de verano y para sus últimos paseos organizados por el centro histórico se agotaron las reservas en menos de dos horas, sin contar la Cabalgata que cierra la Feria de Agosto, que cada año suma más adeptos. Son 700 las personas que forman parte del colectivo en la actualidad, entre socios y voluntarios. El jueves próximo celebran su 14 aniversario.

-En esta década y media de Zegrí, el centro histórico ha sufrido una profunda transformación, ¿se ha conseguido poner en valor su patrimonio en la misma medida?

-Nos queda un camino largo, hemos sido capaces de dar un toque de atención, de decirle a la gente que estamos aquí. La ciudad ha ganado mucho, como una ciudad para pasearla, para disfrutarla. Tenemos muchos espacios, criticables unos, mejorables otros, pero que no podíamos pensar hace 15 años que los íbamos a tener. El primer gran revulsivo fue lo que yo llamo San Picasso, porque su apertura fue un poco la que marcó el camino. Entonces el turista empieza a fijarse en Málaga no solo por la playa; después han venido mucho más, incluso hay museos que desgraciadamente no visita la gente y que son muy recomendables.

-¿Algún museo en particular?

-Me viene a la mente el Museo del Vidrio, la iniciativa privada tiene mucho que decir en la industria del turismo cultural, porque Málaga va más allá de la visión muy difusa que tenían algunos de nuestros antepasados de que tiene que vivir del clima. Hay por ahí una cita que yo de vez en cuando la utilizo del escritor José Carlos Bruna que dejó escrita en 1877 y que, desgraciadamente, sigue estando vigente: "Málaga limita al norte con el floreciente estado de la apatía, al sur con las montañas de grandes proyectos, al este con la barrera siempre del mañana, al oeste con el mal sino, tiene un castillo en el monte y muchísimos en el aire, siendo el clima lo único auténtico, será porque los políticos no saben administrarlo todavía". Pero también gracias a eso nuestra ciudad es lo que es. En este megamuseo en el que vivimos te vas a encontrar un edificio del XVIII, otro del XI, del I, la casa de Picasso... Y todo eso sin andar muchos metros. Y eso es lo que tenemos que aprender a valorar.

-¿Les prestamos la atención que se merecen?

-Por supuesto que no. El ciudadano no valora muchas actividades que se hacen en la ciudad y solo esperamos a la Noche de los Museos o a la Noche en Blanco para hacer aprovechar todo lo que ofrece Málaga. No estamos acostumbrados a que la cultura hay que pagarla, porque hay que mantenerla y eso cuesta dinero; a lo que nos hemos acostumbrado es al todo gratis y eso se tiene que acabar. Si no, no podremos hacer grandes cosas. Ya me gustaría a mí que se empleara la mitad del presupuesto que algunos de nuestros conciudadanos dedican a irse de copas en los monumentos o los museos. Hacen una cola de dos horas para entrar gratis a un monumento, pero después no les importa gastarse el dinero en otra cosa; que no digo que no puedan gastárselo, pero hay que hacerlo compartiendo, sobre todo si queremos vivir de esto.

-¿Y desde la Administración?

-Aunque Málaga ha cambiado mucho, sobre todo en los últimos 20 años, nos quedan unos cuantos puntos negros muy grandes y gordos. Tenemos ahí un barrio tan céntrico que el que venga a ver la casa natal de Picasso a poco que se despiste está en Lagunillas; un barrio fantástico que podría retomar su sabor originario. Y ya no digo en entornos tan cercanos al Museo Picasso como Beatas, Tomás de Cózar o el que vaya al Museo del Vidrio, la calla Parra... Creo que son unas asignaturas pendientes con las que habría que hacer un esfuerzo, máxime en una ciudad como la nuestra, con un centro histórico pequeñito, muy paseable, visitable...Y, sobre todo, si queremos seguir viviendo de esto.

-Hablando de centro histórico paseable, ¿no le resulta cada vez más complicado pasear por él?

-Todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida pero no entiendo estos corralitos, con tantas sillas. Hay zonas en las que el porcentaje de ocupación de la vía pública es mucho mayor para las terrazas que el que tenemos los viandantes para pasar. El Ayuntamiento tendría que sentarse con ellos, porque nosotros ya lo hemos denunciado muchas veces. Hay calles que no permiten terrazas, yo le recomiendo a nuestras autoridades que paseen por Santa María, Sánchez Pastor, por el Pasaje de Chinitas, que es intransitable. Son entornos privilegiados al que el turista va a acudir sí o sí, y, si no se puede, pues que no haya mesas, porque con ellas la calle pierde todo el encanto. No te puedes ni acercar, te conviertes en el que estorba. Y eso sin hablar de la accesibilidad.

-Con un problema añadido que es el de la basura.

-Aparte de la mala ubicación de algunos contenedores, Limasa podría hacer más de lo que hace y los malagueños podríamos hacer más de lo que hacemos; somos muy guarretes. Es cuestión de educación y nos falta educación cívica en este aspecto, y en otros cuantos más; ¡mejor no hablemos de perros y otro tipo de actividades! ¿Y cómo se consiguen estas cosas? Está todo inventado, lo que pasa es que no es popular, no vale poner un cartel diciendo que te multo con 700 euros, hay que hacerlo. Cuando nos toquen el bolsillo, pasará como con los coches: en cuanto aparcas mal, ya te han multado. Pues en cuanto bajas la basura fuera de la hora permitida, lo mismo.

-¿Qué echa de menos en la ciudad culturalmente hablando? No serán museos, ¿no?

-Aquí se llama museo a cualquier cosa, pero este tipo de equipamientos tienen que venir por demanda de alguien, de la ciudadanía, de algún colectivo cultural. Eso es lo que echamos de menos algunas veces, ese vamos a sentarnos entre todos los que formamos parte del abanico cultural de la ciudad y vamos a proponer una apuesta en común. Nos sentimos siempre al margen, recurren [los políticos] a uno cuando quieren que les apoyen, cuando ellos nunca te apoyan. Y eso cuesta, porque el político se ve en la altura y los demás estamos en la bajura, aunque lo mismo que se está arriba se está abajo. Alguna vez he dicho que aquí estamos todos de paso, y un político más que nadie.

-En esta nueva época sin mayoría absoluta en el Ayuntamiento, ¿ha notado algún cambio, un acercamiento, participación ciudadana?

-Desgraciadamente no. Lo que sí aprende uno es que no hay que relacionarse mucho, no si no quieres politizar las cosas, porque eso solo te da problemas. A los que necesitamos es a los ciudadanos, no a los políticos, que te complican la vida con cuestiones de protocolo y esa cosas. Pero ante ese acercamiento estoy expectante a ver si llega.

-Hablando de patrimonio es inevitable hablar del hotel del puerto, cambiará por completo las imagen de Málaga.

-¿Me habla del hotel como algo patrimonial?

-Se dice incluso de que será "seña de identidad de la ciudad".

-¿Sí? ¿Un rascacielos puede ser una seña de identidad? Suelo decir que no vamos a hablar antes de tiempo, pero tengo mis dudas. A cualquier cosa que se hace hoy en día se le da un bombo tremendo, pero si eso alguien lo ha considerado como la obra emblemática de Málaga, estoy seguro de que se está equivocando. Ahora mismo es novedoso porque se ha presentado, luego será novedoso cuando se inaugure y después dormirá el sueño de los justos, porque nos acostumbramos a ver cualquier cosa.

-Para hotel emblemático ya tenemos el Miramar, ¿no?

-No hay color, eso sí que es una recuperación arquitectónica de un edificio notable, se ha tratado con una exquisitez única.

-Hablando de hoteles, el de Moneo lo tenemos a la espera, ¿cuál es su postura con la Mundial?

-Si hubiéramos preguntado a los colectivos, seguramente la solución hubiera sido otra y el crispamiento también. El edificio es evidentemente histórico, aunque alguno le ha dado más bombo del que tiene. Ahora bien, ¿que nos han vendido la burra? Pues claro, porque que venga Moneo a hacer un edificio no quiere decir que sea el mejor edificio de Moneo, quizás debería ser un edificio más integrador en el entorno urbano.

-Y el Marqués de la Sonora, parece que por fin puede haber un atisbo de recuperación.

-Yo lo tengo que ver, a mí me han engañado ya muchas veces. Recuerdo cuando salió este proyecto, mis buenos amigos Diego y Juan , tres tontos en apuros manifestándonos en contra del futuro hotel de cinco estrellas. Nadie se unió a nosotros ni se nos hizo caso. Pero por fin espero y deseo que hagan lo que sea para que regeneren esa zona. Le voy a contar una anécdota: llevaba a una gente que había venido de la Universidad de Barcelona y los acompañaba a la plaza de la Merced a la casa natal de Picasso y, por el entorno del Marqués de la Sonora, uno de ellos me dice: "Salvador, ¿todavía no habéis tenido tiempo de arreglar esto desde la Guerra Civil?". Y se te caen dos lagrimones; imagine cuántos turistas anónimos pasan de un sitio a otro a diario y pensarán lo mismo.

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