Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

Málaga

Operaciones que regalan vida

  • Un programa solidario desarrollado en colaboración entre la ONG Tierra de Hombres y el SAS permite intervenir al año a una decena de niños de países pobres

No es fácil. Durante algunos meses se convierten en padres de acogida de niños que vienen del Tercer Mundo a operarse de patologías graves. Los calman cuando lloran, los acompañan muchas noches de postoperatorio en el hospital, amortiguan sus miedos a un mundo diferente, los integran en su familia, le enseñan español, a los que permanecen más tiempo incluso los llevan al colegio y cuando están curados, los acompañan al aeropuerto sabiendo que no volverán a verlos. Así de dura y gratificante es la labor de las familias de acogida que se apuntan al programa Viaje hacia la vida de la Fundación Tierra de Hombres.

Porque a diferencia de otras iniciativas solidarias en las que las familias pueden mantener el contacto, en este caso no. "Porque son niños enfermos y el objetivo es darles una oportunidad, darles una nueva vida allí de donde vienen. Porque es un acogimiento temporal", explica el cardiólogo del Materno Ignacio Zabala. La experiencia debe ser muy reconfortante porque la mayoría de las familias de acogida repite.

Remedios Morano y Francisco González van por su cuarto niño acogido. Gregory tiene 8 años. Es de Togo y es el menor de ocho hermanos. Aunque lleva poco tiempo ya tiene confianza con el cardiólogo para chocarle la mano en señal de cariño. "Cuando llegó, los primeros días los pasó regular. No hacía más que decir que se quería ir a su casa", cuenta Reme. Un mes después ya escribe sus primeras palabras en español y se prepara para la Navidad tarareando villancicos.

"No hay palabras para describir el mérito de estas familias porque se hacen cargo de ellos en momentos complicados de UCI y postoperatorio y los cuidan como si fueran sus hijos", resalta el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Materno, Guillermo Milano. Cierto. Rafael Esteban da pacientemente un potito a Joan, de 20 meses y también de Togo. Ya ha pasado a planta. Rafael cuenta que fue Marta, su mujer, la que lo convenció para apuntarse a esta iniciativa solidaria. Ambos trabajan así que cuando lo necesitan tiran de sus suegros que siempre están ahí para echar una mano.

"El único momento duro es cuando se van porque aunque sabes que no es tuyo le tomas cariño. Son más fáciles de cuidar que un niño de aquí y no hay problemas con el idioma porque a la semana lo entienden casi todo", asegura. Y cuando hay problemas de comunicación, los profesionales usan pictogramas.

No cualquier niño puede beneficiarse de este programa en el que colaboran la ONG y el Servicio Andaluz de Salud (SAS). "Deben ser patologías graves y solucionables", explica Zabala. Enfermedades en las que una operación pueda curarlos porque no tendría sentido en patologías que luego requirieran un seguimiento o tratamientos de los que no disponen en sus países.

Los pequeños pueden estar desde tres meses hasta un año y medio de acuerdo con las necesidades del postoperatorio. Generalmente los que son operados de corazón se van antes. Pero hay casos de dolencias traumatológicas que requieren una estancia más prolongada.

Profesionales de UCI, de enfermería, de Anestesia, de Cirugía Cardiaca, de Cardiología, de Traumatología, familias de acogida, voluntarios de Tierra de Hombres y abuelos postizos; todos suman esfuerzos y amor por la curación de estos pequeños.

Marisa Fernández, anestesista, cuenta que son casos algo más difíciles porque no solo padecen una patología, sino que su tratamiento quirúrgico ha sido más tardío que en España por lo que llegan más deteriorados.

El programa entre Tierra de Hombres y el SAS permite intervenir a una decena de niños al año de edades comprendidas entre unos meses y la adolescencia. Joan tiene menos de dos años y un apósito en el pecho que le tapa la cicatriz. Adormilado se recuerda sobre el pecho de su padre de acogida. Al principio es reacio a cerrar el reportaje con un saludo, pero al final toma confianza, agita su mano y regala una generosa sonrisa.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios