Málaga

Un plato de comida caliente para hacer frente a la crisis

  • El centro municipal de acogida tiene mayor demanda desde principios de mes

Son pobres pero la crisis económica les está hundiendo aún más en la miseria. Muchos ya no llegan ni a mediados de mes con las mínimas pagas o irrisorios sueldos que tienen para sobrevivir. Si antes empezaban a acudir al comedor del centro municipal de la capital con más asiduidad a partir del día 20 de cada mes, ahora a partir de la primera semana ya empieza a aumentar la demanda.

Para Rafael (nombre ficticio) acudir al comedor social del albergue municipal se ha convertido en su única posibilidad de llevarse diariamente un plato de comida a la boca. Su historia bien podría ser el hilo conductor de una novela o una película del género del drama y un claro ejemplo de como un día se puede estar en la cima del éxito y al día siguiente caer de un plumazo.

En sólo cuatro meses ha pasado de vivir en un enorme chalé en la zona de Pedregalejo a dormir resguardado bajo cualquier portal de la ciudad. Un mal negocio lo dejó en la más absoluta ruina y le truncó la vida y sus sueños y ahora no tiene más remedio que acudir al comedor cada día para poder comer.

A sus 52 años, con una enfermedad en la sangre y acostumbrado a vivir con todas las comodidades, la calle le está resultando demasiado dura. "Después de haber dirigido una agencia de viajes durante 22 años, haber tenido varios negocios y dos coches de alta gama en la puerta de mi casa, ahora es difícil vivir con una paga mensual de 413 euros", cuenta con un tinte de amargura en la voz.

Con ese dinero no le llega para buscar una habitación donde dormir y pagar todos los días un mínimo de seis euros por un menú en algún restaurante de la ciudad. "A principios de mes me lo podría permitir durante unos días pero luego que terminar viviendo aquí", asegura.

Ni su familia -estaba casado y tiene dos hijas- ni los que, según él, "decían ser mis amigos en la barra de un bar o en la mesa de un buen restaurante" le han ayudado en estos difíciles momentos y conseguir una plaza en el albergue municipal para dormir cada noche bajo techo se ha convertido en su prioridad porque es consciente de que a su edad empezar de cero.

Rosa Martín, la directora del albergue, lleva notando este aumento de la demanda desde hace sólo unos meses y asegura que "la crisis les afecta aún más si cabe que al resto porque la mayoría no disponen de más de 300 ó 500 euros para todo el mes".

En el comedor del centro municipal se sirve el desayuno, el almuerzo y la cena para unas 80 personas todos los días. A mediodía suelen acudir los que no tienen trabajo y, aunque hasta las 13:30 de la tarde no se abren las puertas, media hora antes ya se forman largas colas en la entrada.

Hoy toca cazuela de fideos, pescado con ensalada y fruta. Todo un festín para quienes por más que intentan estirar sus escasos ingresos, la subida de los precios y el encarecimiento de la vida en general les hace muy difícil llegar al final de la larga cuesta arriba en la que se convierte cada mes para estas personas que han perdido hasta la esperanza.

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