Málaga

El Hospital Materno detecta un caso de supuesto maltrato infantil cada dos días

  • El año pasado, los profesionales comunicaron sus sospechas a asistentes sociales o juzgados en 191 ocasiones · La cifra supone el 0,19% de las urgencias atendidas, pero el centro mantiene la tolerancia cero

El trabajo asistencial de los sanitarios es evidente. Pero hay otra labor callada y menos conocida de estos profesionales que puede cambiar la vida de muchos niños: la de alertar de que son víctimas de supuestos malos tratos. El año pasado, el Hospital Materno detectó 191 casos sospechosos. Los leves fueron notificados a asistentes sociales para su seguimiento y los moderados o graves, a un juzgado. El responsable de Cuidados Críticos y Urgencias Pediátricas del centro sanitario, Custodio Calvo, aclara: "El médico sospecha, no juzga; pero actúa". Calvo insiste en que lo que notifican siempre son "sospechas" de malos tratos.

Los casos apenas suponen el 0,19% de las 100.000 urgencias que atienden al año, pero el hospital mantiene la tolerancia cero. Los sanitarios son un eslabón de una amplia cadena que incluye a jueces, psicólogos, psiquiatras, docentes, fiscales, policías y asistentes sociales y cuya finalidad es darle voz a las víctimas más indefensas.

Ante cualquier sospecha, se activa el protocolo. Hay casos de malos tratos que son evidentes y flagrantes, pero hay otros más sutiles. Lesiones en sitios poco habituales, quemaduras de cigarrillos en la piel, fracturas en distintos grados de evolución o discordancias entre cómo un familiar explica la herida y lo que facultativo está viendo. Los signos clínicos que llevan a un profesional a intuir que puede haber malos tratos son diversos. Tantos que incluso los sanitarios se forman para aprender a descubrirlos. "La tolerancia siempre tiene que ser cero", insiste Calvo.

Una hemorragia en la retina, por ejemplo, puede indicar que el niño quizás ha sido zarandeado con violencia. También existe el síndrome de Munchausen, que consiste en que el adulto del que depende somete al menor a pruebas médicas innecesarias que le suponen un sufrimiento.

Los profesionales detectan desde supuestos malos tratos físicos, psíquicos, abusos sexuales o atención negligente y hasta abandono. En Urgencias del Materno lo que más se notifica son las sospechas de malos tratos físicos. Calvo explica que el maltrato psicológico o negligente generalmente es advertido por los docentes en los colegios o por los pediatras de los centros de salud debido al contacto más prolongado que tienen con el niño.

Ninguna edad está a salvo. Los malos tratos físicos suelen ser a edades más tempranas en las que aún los críos no son capaces de defenderse. Pero incluso hasta siendo mayores los soportan porque tienen miedo o porque asumen el discurso de su maltratador de que son niños malos. El maltrato psicológico puede registrarse desde que el menor empieza a desarrollar su capacidad receptiva. Los profesionales advierten que no debe minimizarse porque puede llegar a destruir a una persona. El abuso sexual es mayoritario en las niñas, sobre todo de 7 a 12 años.

No hay un perfil de maltratador. Ninguna familia está libre. No obstante, los profesionales apuntan que la atención negligente es más frecuente en los núcleos familiares desestructurados. Calvo apunta que con el trabajo de todos los integrantes de la cadena no sólo se previene el maltrato, sino también sus secuelas. "El maltrato tiene repercusiones físicas o psicológicas y hay que cortarlo para que el niño tenga un desarrollo normal", afirma.

Se estima que, como mucho, sale a la luz un tercio de los malos tratos. Los profesionales no saben si porque hay más o porque se denuncian más, pero lo cierto es que los casos detectados en el Materno van en aumento. En 2006 fueron unos 150. En 2007, unos 160. En base a su experiencia, Calvo hace una afirmación que es un alegato contra el silencio: "Detrás del maltrato hay alguien que maltrata y alguien que calla. Y quien calla, protege al maltratador, no al niño".

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