Málaga

Málaga, boquiabierta por el estruendo de las turbinas

  • Muchos malagueños se levantaron más temprano de lo habitual para coger sitio en la playa y disfrutar del I Festival Aéreo Internacional Ciudad de Málaga

Muchísimos malagueños se levantaron ayer más temprano que de costumbre para ir a la playa, pese a que el día se presentara nublado y no acompañara. Daba igual, la razón no era el astro rey, sino las piruetas que habían prometido los malabaristas del aire desde las 10:00 hasta las 14:30.

Las 40 aeronaves y 90 pilotos que participaron en el I Festival Aéreo Internacional Ciudad de Málaga (FAM) no defraudaron a las 200.00 personas que, según el Ayuntamiento, abarrotaron la arena de La Malagueta hasta el espigón de la playa de La Caleta. La curva que hace la bahía se llenaba con un mar de personas, que iban adquiriendo mayor densidad conforme más próximo se encontraba al restaurante Antonio Martín.

Familias enteras agarraron la nevera azul, la toalla, y la sombrilla y pusieron rumbo a La Malagueta, donde se empezaron a asentar a partir de las 8:00. Aunque José Manuel Merlo plantó su chambao verde pegando con la orilla antes de las ocho, porque "ya sabemos lo que pasa, luego esto se llena de gente, te sientas y no ves nada". Merlo comentó que se había planteado la jornada "igual que un día de playa normal, lo único es que nos hemos tenido que levantarnos un poquito antes para poder ver los aviones". Sin embargo, otros prefirieron desayunar en el chiringuito y empalmarlo con las tapitas y el almuerzo, todo para no soltar la apreciada mesa, en una taberna más desbordada que un domingo habitual. "Empecé con un café con leche y ya llevo tres cervezas" bromeaba Andrés Domínguez, sentado en primera fila del chirinquito. Aunque también hubo quienes cogieron su cámara de fotos, el teleobjetivo e improvisaron una toalla con las páginas del periódico.

Puntualmente comenzó a surcar los cielos de Málaga una pequeña avioneta Piper PA, que tras cinco minutos en el espacio aéreo dio lugar a una exquisita formación de varios aviones Buckers, reconocidos por su carácter histórico, así como por su aparición estelar en películas como Indiana Jones y la última cruzada.

Tras un cuarto de hora de demostración de capacidad de estos clásicos del aire, volaron por el eje de exhibición varios Pipers J3 y los helicópteros del Cuerpo Nacional de Policía, el de la Dirección General de Tráfico y el de la Guardia Civil, que se tomaron un día de permiso para poder entretener a los malagueños.

En torno a las 11:00 el cielo y el mar se unieron y no sólo en la distancia, sino también en el FAM. En el mar se zambulló un especialista del Ejército del Aire para que el helicóptero del servicio SAR realizara una demostración de cómo se lleva a cabo un rescate en alta mar, aunque más tiempo que el militar estuvo en el agua el hidroavión Canadair, que tiene en verano una actividad especialmente intensa para preservar los bosques españoles.

Cuando se marchó el hidroavión se empezó a animar la cosa, tanto por tierra como por mar y aire. Terminaron de llegar a la arena los más perezosos, los que por fin encontraron aparcamiento y los que se despertaron con la incertidumbre de las nubes. Se acercaron casi medio centenar de veleros y yates, que acompañaron a los 4 o 5 iniciales. Y en el cielo se fueron las nubes, asomó el Lorenzo, y la Patrulla Milano ofreció un espectáculo prodigioso. Se notó el cariño especial en uno de los Yak-52, el del futbolista Salva Ballesta, en parte responsable de que este festival se haya podido llevar a cabo.

A la Milano le siguieron los Saltadores del Proyecto Alas, que tienen en su haber el vuelo humano más largo del mundo, cruzando el Estrecho de Gibraltar, así como haber sido el primer vuelo humano en pasar por las gélidas tierras de la Antártida. Cuando éstos desplegaron sus paracaídas asomó por encima de las grúas del Puerto un histórico de la aviación española, la Saeta, que fue el primer reactor construido por la industria aeronáutica española.

Esta joya del Ejército del Aire español cedió paso a la escuadrilla italiana Pioneer Team, que con cuatro aeronaves ligeras, deleitaron al público con una coreografía elegante y plástica al compás de la música, y tras tres canciones, se despidieron del público con la tricolori. Aunque éste se terminó de entregar con el campeón mundial de vuelo acrobático de 2007, Ramón Alonso, quien jugó con su aeroplano como el niño que agarra por la cola su avión de juguete, y tras hartarse de hacer loopings, toneles y trepadas, voló a gran velocidad casi tocando el agua del mar, ante el asombro y los vítores de los malagueños y turistas. Alonso se proclamó campeón del mundo en Armilla, lugar de la base aérea de la Patrulla acrobática de helicópteros del Ejército del Aire Español compuesta por 5 helicópteros EC120 Colibrí. Que se despidieron de los paisanos andaluces con una coreografía al son de Granada.

A partir de este momento Málaga solamente hablaba cuando los reactores la dejaban. Entró en escena una de las unidades operativas más importantes de la Armada Española, el Harrier, que dejó boquiabierto a más de uno con su capacidad de despegue vertical, quedándose a pocos metros sobre el espigón situado frente a la tribuna de personalidades.

Al Harrier le siguió el atronador Eurofigther. Un caza polivalente de gran maniobrabilidad, la joya de la corona del Ejército del Aire Español, que deslumbró a los asistentes con su extraordinaria velocidad, tras aparecer de repente por el horizonte. Al Eurofigther le intentó plantar cara el holandés F-16 Demo Team, que se acercó a registros cercanos al del sonido, mientras giraba a toda velocidad, para pilotar a cuchilla y mostrar a todos los asistentes el león de gules pintado en naranja sobre su planta.

Aunque sin duda las estrellas fueron los siete CASA C101 de la Patrulla Águila, que con cruces imposibles pusieron el corazón en un puño a parte de los que se ponían ya morenos en la Malagueta. El punto y final corrió a cargo de estas naves dejando sobre el cielo de Málaga la estela de la bandera de España pasadas las 14:30.

Málaga ha sido la tercera cita este año dentro del calendario nacional de festivales aéreos y así espera que siga siendo el gerente de Málaga Deporte y Eventos, Antonio Jesús López Nieto, quien opinó que "Málaga ha pasado la reválida para quedarse como una más del calendario". También lo piensa el concejal de Turismo y Deporte, Elías Bendodo, quien aseguró que "se han desbordado todas las previsiones, tanto en espectacularidad, como de público".

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