Málaga

El estudio en la cárcel como instrumento de reinserción

  • El curso escolar en el Centro de Educación Permanente Victoria Kent dio comienzo ayer con 463 matriculados · 21 presos obtuvieron el título en ESO el curso pasado

Conseguir el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Ése es el objetivo que se han marcado los 463 presos de la prisión provincial de Alhaurín de la Torre que ayer iniciaron el curso escolar en el Centro de Educación Permanente (Ceper) Victoria Kent, instalado en la cárcel y que fue inaugurado por el delegado de Educación de la Junta de Andalucía, Antonio Escámez.

A pesar del alto número de matriculados, se trata de una cifra que varía a lo largo del curso ya que, según explicó el director de la prisión, Juan Antonio Marín, "los presos se encuentran sujetos a procesos judiciales que en muchas ocasiones no les permite completar la formación". Esto, unido al ingreso de nuevos reclusos, hace muy inestable el número de alumnos que se inscriben en el programa. El pasado curso, de los 150 internos que solicitaron la prueba para la obtención del graduado sólo la llegaron a realizar 60, de los cuales obtuvieron el título un total de 21. Marín explicó que este año se implantarán dos unidades de formación permanente, que a su vez serán módulos de respeto e indicó que "aunque la labor que se desarrolla es distinta a los centros de la calle, el título obtenido es igual de válido que los expedidos en los demás centros".

Son 12 los profesores que imparten clases en este centro, que además de tutorizar las pruebas libres para la obtención del título en ESO, imparten clases de formación básica, español para extranjeros, así como informática u orientaciones sobre salud. La mayoría de reclusos coinciden en que estudiar es la mejor forma de pasar el tiempo en prisión. "Estas actividades son muy importantes para salir de la monotonía del módulo, porque ahí te enloqueces", asegura Daniel Montoya, de 34 años de edad, y que cumple una condena por delito contra la salud pública. Lleva en prisión 22 meses y el año pasado ya obtuvo su graduado en ESO, además de aprender informática. Su meta en este curso es poder prepararse la prueba de acceso a la Universidad.

Evadirse es también el objetivo que se propone Ángela Sánchez, que ya ha cumplido tres años de una condena de cinco y piensa aprovechar esta oportunidad "porque no pude estudiar fuera" . Su meta es tener el título en ESO para tener más posibilidades de reinserción y optar a un puesto laboral cuando abandone la prisión en cuestión de dos años, "aquí dentro valoras cosas que en la calle ni te planteas".

Durante el acto de inauguración varios presos leyeron un manifiesto en el que destacaron la importancia de la educación. "Me propuse salir de aquí siendo mejor persona de lo que entré y decidí estudiar para hacerme psicológicamente más fuerte", explicaba Nicolás Martín al tiempo que aseguraba que la mejor forma que encontró para que este sistema no lo terminara de destruir fue aislarse en los libros y defendió que no todos han elegido esa situación, sino que la vida le ha llevado a ello.

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