Málaga

Mocosos de guardería

  • Los típicos catarros de los niños están provocados por más de un centenar de virus, de ahí la imposibilidad de crear una vacuna · Los pediatras insisten en que los antibióticos son ineficaces

Para poder trabajar hay que dejar a los niños en la guardería, pero en cuanto empiezan a ir a la guardería cogen muchos catarros y ya no se puede ir a trabajar. Es la pesadilla de la mayoría de los padres. Y seguirá siéndolo porque no hay vacuna para esta enfermedad. La razón es que los catarros seculares que han hecho que a los niños se les llame mocosos están provocados por más de un centenar de virus y no hay manera de crear una vacuna que los proteja contra tanto microorganismo.

La inmunidad frente a una patología se adquiere por estar vacunado o por haber fabricado defensas tras pasar la enfermedad. Como los niños nacen sin defensas y no existe vacuna contra todas las infecciones, no tienen más remedio que pasar estos catarros. Por eso, según explica el jefe de Pediatría del Materno, Antonio Jurado, "en los primeros cuatro años de su vida, los niños cogen un centenar de infecciones virales" que producen los típicos catarros de las vías altas. No obstante, el pediatra aclara que "habitualmente en los niños sanos, ese centenar de infecciones son benignas y se curan solas". Y acota: "El ser humano enferma de pequeño para no enfermar de mayor".

El problema es que aunque sean cuadros banales, son recurrentes porque el niño tiene más de un centenar de virus frente a los que irse inmunizando de forma natural y paulatina. Si el pequeño va a la guardería, las posibilidades de contagio se multiplican. El presidente de la Asociación de Pediatras de Atención Primaria de Andalucía (Apap), Carlos Valdivia, ha acuñado una frase muy gráfica: "Niño es igual a moco. Niño y guardería, más moco todavía".

A partir de los cuatro o los cinco años, ya van desarrollando más defensas y los catarros empiezan a espaciarse. Por debajo de esa edad, sobre todo en los meses más fríos, los niños pueden coger en un mismo año entre tres y diez catarros de vías altas. "Es la enfermedad infecciosa más frecuente en Pediatría y también el motivo más habitual de consulta a los pediatras de los centros de salud", indica Valdivia.

Los síntomas más comunes son congestión nasal, tos y mocos, a veces acompañados de fiebre. Algunos virus atacan también otras mucosas como la ocular (conjuntivitis), la digestiva (gastroenteritis) o las vías aéreas inferiores (neumonía). El agobio de los padres siempre radica en saber cuándo un cuadro deja de ser banal. Según los especialistas, es más delicado cuando el niño respira con dificultad. Pero si respira sin problemas, los pediatras dicen que no hay que poner tratamientos agresivos. Basta con que beba agua para que los mocos sean menos espesos y que se le hagan lavados con suero para despejarle la nariz. Si es necesario, puede administrársele algún antitérmico para la fiebre. "Si tiene 39 y está jugando a la pelota, no hay que darle nada. Si tiene 37 y está caído, sí hay que darle algo. Depende del grado de disconfort que le cause la fiebre", aclara Jurado. Para la temperatura, se le puede administrar ibuprofeno o paracetamol. Pero Jurado aclara que uno u otro, que no hay que alternarlos porque se puede potenciar su efecto tóxico sin mayor beneficio terapéutico e inducir a errores con las dosis.

Y la tos... Aunque interrumpa el sueño del niño y de los padres, los pediatras desaconsejan el uso de antitusígenos en los catarros. Primero, porque es un mecanismo de defensa para expulsar las secreciones. Y además porque -según Valdivia- "los fármacos para la tos no han demostrado beneficio en niños con cuadros de catarros de vías altas y pueden tener efectos secundarios serios, sobre todo en menores de dos años".

Este pediatra insiste además en que los antibióticos no valen para estos casos porque no son eficaces contra los virus. Ni siquiera, la vacuna de la gripe, que inmuniza contra esta patología, pero no contra los catarros. Lavarse con frecuencia las manos, usar pañuelos desechables y taparse la boca o la nariz al estornudar o al toser son las únicas medidas de prevención. Recomendaciones difíciles de hacer cumplir en niños de tan corta edad que comparten juguetes y juegos ajenos a que en el mundo existen muchos virus.

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