Málaga

La cárcel de Alhaurín se libera de sus históricos niveles de masificación

  • La prisión cuenta en estos momentos con una población de unos 1.370 reclusos por los cerca de 1.700 de hace unos meses · El director asegura que la conflictividad ha caído en torno al 30%

La prisión provincial de Málaga, ubicada en Alhaurín de la Torre, es una de las más conocidas del país tras el caso Malaya. Albergar a presos como Julián Muñoz, Juan Antonio Roca y Isabel García Marcos la convirtió en el centro de la prensa del corazón. Pero en Instituciones Penitenciarias era más conocida por ser la más masificada de España. Este año la situación ha dado un giro radical. De los más de 1.700 reos internados a comienzos de 2010 se ha pasado a unos 1.370, una situación "histórica", según los sindicatos, pese a que la prisión se construyó para 900 presos. El dato coincide con la llegada a la dirección de Juan Antonio Marín Ríos, que desde un primer momento se marcó como prioridad rebajar los niveles de hacinamiento.

"Cuando llegué aquí me topé con deficiencias en materia de seguridad. La clasificación interior de los reclusos no era la adecuada y la masificación dificultaba mucho el trabajo. Ahora, las cosas, afortunadamente, han cambiado y la conflictividad en la prisión ha caído un 30%", sostiene Marín.

La situación era tan alarmante que las agresiones a los trabajadores por parte de los encarcelados y entre ellos mismos eran cada vez más frecuentes. Los sindicatos llegaron en 2007 a cifrar en dos agresiones al mes los ataques a los trabajadores. Tres años después, la situación es diametralmente opuesta. Hasta los sindicatos se muestran de acuerdo al dibujar un nuevo escenario marcado por la caída de la conflictividad. "Hace muchos años que no veíamos una situación como la actual", asegura Francisco Macero, representante de Acaip en la prisión. "La situación ha mejorado bastante y en cuanto que los presos tienen más espacio para convivir la conflictividad cae", mantiene. Su diagnóstico es muy parecido al que hace Antonio González, representante de UGT. "Se han dado avances y la apertura del Centro de Inserción Social también ha sido positiva. Hemos llegado a tener hasta 2.000 presos. Había más peleas, los servicios se retrasaban... Había un momento en el que no podíamos más", recuerda González.

Para José María López, representante de CCOO en la cárcel, la situación que se está viviendo en Málaga es "equiparable" al del resto de prisiones españolas. "A nivel nacional se ha producido una caída de entre unos 1.500 y 2.000 presos. Ahora, por ejemplo, las condenas de tráfico se pagan con trabajos en beneficio a la comunidad. No obstante, en cuanto a la gestión de los presos no podemos objetarle nada a la dirección", asegura López.

El discurso cambia de tono cuando los sindicatos valoran el número de trabajadores de la cárcel. En Málaga hay unos 500 funcionarios, pero la mitad son administrativos, médicos, educadores y otras profesiones. Por lo tanto, unos 250 tienen que vigilar la cárcel, pero se dividen en ocho grupos de treinta personas debido a los turnos de trabajo: dos días y una noche completa de jornada laboral y posteriormente cinco días de descanso, a lo que hay que añadir vacaciones y bajas. "Al final cada módulo es vigilado por dos funcionarios", aseguran los sindicatos, que cifran en unos sesenta los empleados adicionales que harían falta en Alhaurín de la Torre. Entre otros motivos, porque la prisión apenas tiene servicios automatizados y cada trabajador debe abrir las 72 cerraduras de las 72 puertas varias veces al día.

El director de la cárcel también comparte las quejas de los funcionarios. "El número no es el adecuado. Me atrevo a decir que nunca es suficiente y yo he sido el primero en exponer estas quejas, pero la situación económica actual no está para muchas alegrías", señala Marín.

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