Málaga

Más de la mitad de profesores y alumnos van en coche a la UMA

  • Un informe revela que el campus de Teatinos necesitaría un bosque casi el doble de grande que Los Montes de Málaga para absorber el CO2 que emite a diario

La falta de opciones, más allá del autobús, para llegar hasta el campus universitario de Teatinos convierten al vehículo privado en el medio de transporte más utilizado. Más de la mitad de las 24.000 personas, entre estudiantes y personal docente y de administración de la Universidad de Málaga, que cada día acuden hasta allí reconocen que lo hacen en coche y menos de una cuarta parte dice ir en autobús.

Los atascos y retenciones con los que miles de conductores se encuentran a diario cuando pretenden entrar o salir del campus son una clara prueba de ello. Un informe sobre la huella ecológica realizado dentro del Sistema de Gestión Ambiental de la Universidad de Málaga (UMA) refleja que el impacto ambiental asociado a los desplazamientos de los miembros de la comunidad universitaria a los centros de estudio y trabajo constituye una de las principales fuentes de emisión de dióxido de carbono (CO2), causante del efecto invernadero, que se produce por la propia actividad del campus y propone la elaboración de un modelo de movilidad sostenible que incluya medidas como favorecer el transporte público y el acceso a pie o en bicicleta.

Y es que la diferencia entre la cantidad de gases contaminantes que supone el uso del vehículo privado y el transporte público es abismal. Unos 240 gramos de CO2 por pasajero y kilómetro en el primer caso frente a los apenas 70 si se elige el autobús como modo de transporte. Pero, según el informe, el mayor impacto ambiental provocado por la UMA es el derivado de la construcción de los nuevos edificios levantados en el campus de Teatinos. Casi del 75% de las emisiones de dióxido de carbono que se produjeron el año pasado fueron por este motivo. Fueron más de 38.512 las toneladas de CO2 que se emitieron a la atmósfera por culpa de las obras que se llevaron a cabo dentro del proyecto de ampliación del campus universitario para acoger los centros de El Ejido.

Le sigue la emisión producida por el consumo energético. Algo comprensible, según el estudio, si se tiene en cuenta que la mayor parte de las actividades universitarias necesitan consumir electricidad como la iluminación de los edificios o la utilización de sistemas informáticos y equipos especiales en los laboratorios de investigación.

Como alternativa a tal derroche energético, el informe da una serie de recomendaciones para mejorar tanto la eficiencia energética en los sistemas de iluminación como en los aparatos de calefacción y la adquisición de equipos eléctricos más eficientes. La propuesta no sólo se refiere a los nuevos edificios, sino también a la reforma de los actuales.

Todas estas fuentes de contaminación hicieron que durante 2009 la UMA fuera la responsable de la emisión de casi 52.000 toneladas de gases causantes del efecto invernadero. Una cantidad que, según el estudio de huella ecológica, supone que la Universidad de Málaga necesitaría una extensión de 8,820 hectáreas de bosque mediterráneo -casi el doble de la superficie que ocupa el parque natural de Los Montes de Málaga- para asimilar las emisiones de CO2 que produce. O, lo que es lo mismo, la huella ecológica, es decir, el territorio necesario para producir los recursos utilizados y compensar los residuos producidos por la población, sería de 0,22 hectáreas por persona al año en una comunidad universitaria que ya forman 38.417 personas.

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