Málaga

La Policía Local 'deshoja' a 'Flor'

  • Denuncian a un joven 'grafitero' que era buscado desde hacía meses y que actuaba en toda la capital · Cuando fue interceptado manifestó que actuaba por despecho porque había sido dejado por su novia

Flor es un joven grafitero que se había convertido en una vieja cuenta pendiente de numerosos agentes de toda la capital y del área metropolitana. Su firma a spray se podía leer en paredes, comercios y mobiliario urbano de zonas de toda Málaga. Desde las pantallas acústicas de la Ronda Este, pasando por negocios del Centro y muros de la Avenida Carlos Haya. Pero la Policía Local de Málaga finalmente ha conseguido deshojar a este individuo. Fue denunciado por una patrulla que lo atrapó in fraganti. La pregunta es: ¿volverá a actuar?

Fuentes policiales explicaron que detrás de sus innumerables pintadas -cuyo número se estima que supera el centenar- se encuentra un joven acomodado, de un entorno fácil y con un cierto poder adquisitivo que le permite tener un acceso continuado a los costosos aerosoles de pintura.

El tiempo que lleva actuando no se puede precisar, aunque su hiperactividad ha quedado patente en las paredes y comercios de toda la capital, sobre todo en los de la zona Este, donde comenzó sus andadas. Las fuentes consultadas explicaron que en la barriada de El Palo se han llegado a contar más de 30 floreros, que es como algunos agentes llegaron a bautizar los grafitis del joven. Éstas manifestaron que estaba atento a cualquier mobiliario urbano de nueva colocación para convertirlo en su lienzo, no en vano, poco después de que en la entrada a la Ronda Este por la urbanización Pinares de San Antón se instalasen pantallas antirruido, fueron decoradas con su firma al poco tiempo de ser colocadas.

Una de las cuestiones que llamaba la atención de este grafitero es que sus obras no destacaban precisamente por tener un componente artístico, ya que se limitaba a escribir la palabra flor con un estilo urbano.

La captura de este joven se produjo hace al menos dos semanas, cuando fue sorprendido in fraganti por una patrulla del citado cuerpo en la barriada de El Palo. La curiosidad de los agentes era tal que no dudaron en preguntarle por qué realizaba esas pintadas. La respuesta dio un componente emotivo a sus actos vandálicos: hacía los grafitis por despecho tras ser abandonado por su novia.

La Policía Local abrió diligencias por los daños que provocó en la propiedad que posteriormente fueron remitidas a un juzgado. La autoridad judicial deberá decidir si se puede demostrar que el casi centenar de pintadas que se le imputan son obra suya y qué medida se le aplicará.

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