Málaga

El lugar más sensible de la sanidad

  • Unos 70 profesionales trabajan en la UCI de Pediatría para que niños desde dos semanas hasta la adolescencia superen postoperatorios complejos, infecciones graves, accidentes y hasta malos tratos

Su trabajo no suele ser recompensado con grandes titulares que les den reconocimiento social. Pero los 70 profesionales de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica (UCIP) del Hospital Materno hacen cada día una labor muy cualificada que sirve para sacar adelante a niños accidentados, operados o con graves infecciones. Críos que pueden tener desde un par de semanas o ser adolescentes. Sin esos cuidados intensivos, por ejemplo, no podrían haberse hecho el año pasado las intervenciones en las que se paró el corazón a 102 niños para repararles lesiones cardiacas, en la mayoría de los casos congénitas, que comprometían su vida. Gracias a ese trabajo postoperatorio y a la apuesta de la Administración sanitaria, Málaga no solo ha mantenido sino que ha potenciado la cirugía cardiaca infantil que estuvo a punto de perder hace unos cuatro años.

La UCI pediátrica es el lugar más sensible de la sanidad malagueña. El sitio que nadie que sea padre quisiera conocer. Pero hace falta. El año pasado, 502 niños tuvieron que ingresar en esta unidad. La mitad, tras operaciones complejas, en su mayoría, de corazón. Diabetes infantiles descompensadas, infecciones graves, accidentes, problemas respiratorios complejos y hasta malos tratos completan el listado de situaciones a las que los profesionales tienen que enfrentarse en su día a día.

La época de mayor presión asistencial de la UCIP suele ser entre noviembre y marzo porque a los pacientes postquirúrgicos se suman los niños con bronquiolitis. De hecho, recientemente tuvieron que añadir dos camas más a las 13 de la unidad para dar respuesta puntual a un pico de esta patología. "Probablemente a medio plazo sea necesario ampliarlas. Somos una UCI puntera, una de las pocas que tienen tantas habitaciones individuales", apunta el jefe de Cuidados Críticos y Urgencias Pediátricas del Carlos Haya, Guillermo Milano.

La UCIP del Materno fue inaugurada hace un par de años. Dispone de ocho habitaciones individuales y cinco camas en una zona común. Cuenta con un sistema de monitorización central que permite vigilar desde un puesto de mando las constantes vitales y el tratamiento de cada uno de los pequeños. Estas mejoras posibilitan que ahora los padres de los niños que están en las habitaciones individuales estén las 24 horas con sus hijos. En las cinco camas centrales, hay un par de horas de visitas al día; aunque los profesionales suelen ser flexibles para favorecer la pronta recuperación de los niños y que su ingreso sea lo menos traumático para sus padres.

La estancia media de los pacientes ronda los cinco días, aunque hay enfermos crónicos que pueden estar allí meses. La media de ocupación es superior al 70%.

Milano destaca el esfuerzo que ha hecho la enfermería para dejar de trabajar en una unidad diáfana, donde la vigilancia de los pequeños era visual, y adaptarse a una UCI compartimentada. En cada habitación, mientras atienden a un crío, los profesionales pueden abrir ventanas de un programa informático para vigilar a niños que están en otra parte de la unidad. Un cambio que ha sido imprescindible para que la UCIP esté abierta las 24 horas a los padres.

Es un trabajo duro. No solo porque son los casos más delicados, sino porque los profesionales son conscientes que entre sus manos tienen lo más preciado de cada casa. "Es una carga de estrés físico y emocional muy grande. La gente piensa que te habitúas. Pero no es verdad. No te acostumbras al sufrimiento. Solo aprendes a aparcarlo para trabajar", reflexiona el responsable de todos los enfermeros de la unidad, José Miguel García.

Los profesionales dicen que ver recuperados a los críos les sirve para cargar las pilas. Al final del reportaje, durante el recorrido por la unidad, una madre se deshace en halagos. Silvia Martín González lleva en brazos a Ismael, un niño rozagante de ocho meses. Lo operaron de corazón en el Materno cuando apenas tenía seis días. Esa mañana, el pequeño tenía una revisión con el cardiólogo y la mujer se pasó por la UCIP a saludar a los profesionales. Quizás lo supiera, quizás no; pero les estaba cargando las pilas.

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