Málaga-Deportivo

Entre pitos y 'uys' (1-1)

  • Un Málaga con menos revoluciones no optimiza un gran gol de Amrabat y cede dos puntos ante un Deportivo muy ganable. Mano de Fabricio a Javi Guerra en el descuento para evitar el 2-1

La ambición, el hambre, las ganas. Términos abstractos para definir estados, personalidades y equipos de fútbol. El Málaga tiene hechos los deberes desde febrero. Igual desde diciembre, cuando enhebró cinco victorias consecutivas y disipó cualquier duda sobre la permanencia en la categoría. Se le hace larga la temporada y la afición le reprocha que tenga Europa a un puñado de puntos y no culmine. Ayer se divisó en el plomizo mediodía de La Rosaleda la delgada línea que separa la exigencia con el enfado. La gratitud por la fenomenal temporada, pase lo que pase hasta el final, de Javi Gracia y sus hombres se sepulta con mes y medio sin paladear una victoria, con un bajón de rendimiento (o ausencia) de jugadores que habían sido capitales y con una apariencia de hastío temprano.

También se puede pensar que el Málaga ha rendido por encima de sus posibilidades durante dos tercios de temporada y que ahora se asemeja a su nivel más real, al que se esperaba en agosto. El fútbol es irracional y carece de memoria y ayer La Rosaleda silbó por primera vez en la temporada a su equipo. Se impacientó cuando se intentaba elaborar desde atrás o con patadones. Le dijo al equipo que le apetece verle por tercera vez en su historia competir en Europa. Le gritó a Husillos y al jeque que compren a Amrabat, acaso el jugador que mostró más colmillo ayer. Junto con Boka y Duda, que dio media hora de fútbol de alta escuela. También parece lógico pensar que los Samus, Juanmi o Darder tenían una o ninguna temporada de experiencia como titularísimos en Primera. Y que el desgaste físico que han hecho es bárbaro.

En fin, el Málaga empató con un Deportivo que pasó por La Rosaleda como un equipo menor pero que se pudo llevar los tres puntos o perder uno haciendo bueno el tópico gallego. Limitado, el cuadro coruñés lanzó un disparo al palo a falta de cinco minutos en un buen zurdazo de Lucas Pérez. Fabricio sacó una mano impresionante tras un cabezazo de Javi Guerra en el descuento. Pudo caer para cualquier lado.

Antes hubo un primer tiempo en el que la estrategia de Gracia estuvo a punto de dar ventaja en un remate de Juanmi a la media vuelta que acabó en el palo. Ha dado menos fruto en forma de goles de lo que produce en superioridades. O sea, las jugadas ensayadas son buenas y se ejecutan bien, pero no surten. Kameni limpió un borrón de Weligton en la salida de balón y el Málaga mandaba bolas largas a la espalda de la defensa coruñesa para que Amrabat sembrara el miedo. Recuerda por momentos a ese Darío Silva con el que el central tenía miedo de ir al choque porque salía perdiendo. No se sabe con certeza absoluta, sus declaraciones varían según el auditorio, si Amrabat quiere quedarse o no, pero su partido de ayer dice algo. Si a veces sus altas revoluciones son perniciosas para el colectivo en estos últimos partidos son gasolina para un equipo que parece necesitar estímulos. 3.5 millones es mucho, insisten los mandatarios, para la coyuntura económica actual del Málaga. Pero entre los equipos terrenales de la Liga BBVA, los cinco primeros aparte, sobran dedos de una mano para encontrar jugadores más determinantes que el marroquí. Sergio García, Carlos Vela, Aduriz... El nivel del mejor Amrabat emparenta con el de los anteriormente citados, es diferencial.

A un primer tiempo pastoso, sin la fluidez y el brío que el Málaga suele exhibir en casa sucedió un comienzo de segundo eléctrico. Un balón a la espalda de la defensa coruñesa desde la zaga malaguista, que por insistencia no pareció casual sino estudiado por Javi Gracia, fue cazado por Amrabat. El control fue mejorable, pero después el ahora ariete malaguista se fabricó un gol de categoría. Caracoleó y se plantó en el borde del área desde el perfil izquierda y sacó un latigazo seco y raso que Fabricio tocó pero no impidió el gol. Le dedicó el tanto Amrabat a Juan Solla, preparador físico sancionado  tras el partido ante el Atlético.

El gol destensionó al Málaga, que no fue a por el segundo y contemporizó. Es en esos momentos donde especialmente se echa en falta el oficio de Ignacio Camacho en el centro del campo. La estadística sigue creciendo implacable. Con él el Málaga ha ganado el 60% de los puntos en juego. Sin él, poco más del 20%, incluido el Malagazo del Camp Nou. La tendencia no es casualidad. Está en la rampa de llegada y puede ser el alivio para este tramo final de la temporada. Cinco partidos quedan.

Una falta evitable de Samu Castillejo en la banda y la anticipación de Oriol Riera a Sergio Sánchez en el remate, aderezado todo con la exquisita zurda de Lucas Pérez, obraron el tanto del empate para el Deportivo, que demostró por qué está ahí abajo. Voluntarioso y peleón, pero con calidad contada.

Gracia movió el banquillo y el decorado cambió. Las gotas que le queden a la zurda de Duda hay que disfrutarlas y la media hora del portugués fue de alta escuela. Desde la media punta ofreció tres balones de gol. Uno en profundidad a Samu, una gran dejada a Recio y otro pase a Amrabat. Parecía que si el Málaga elevaba un poquito el nivel se llevaba el partido. Pero otra mala salida de balón de Sergio Sánchez tras un despeje obligó al zaguero catalán a realizar una falta ideal para Lucas Pérez. Lanzó al palo de Kameni y el balón bordeó toda la línea de gol.

Javi Guerra, relegado a un papel menos preponderante del que se preveía cuando llegó, tuvo 10 minutos y produjo. Se desmarcó para lanzar un tiro cruzado que sacó Fabricio y tuvo el triunfo en su testa en el descuento. Gran balón cruzado de Recio que cabeceó Rosales y el veleño cruzó para que Fabricio hiciera la parada de la mañana y la enviara a córner.

Seguramente, presos todos del resultadismo ventajista, si ese cabezazo de Guerra entra los análisis cambiarían. Pero La Rosaleda ya dio síntomas de disconformidad. Valora la temporada, pero le pide a su equipo Europa, que lo pelee hasta las últimas consecuencias. Pero no se gana desde principios de marzo. Quedan dos partidos esta semana para saber si el Málaga responde a su afición. Celta y Elche dirán.

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