Liga bbva

De las meigas a las musas (1-2)

  • La fortuna que faltó ante el Elche echa un cable ante el Almería para lograr un triunfo que devuelve la séptima posición Amrabat y Javi Guerra pusieron la calidad que precisó el Almería.

La radiografía de estos encuentros finales descubre más vísceras que fútbol. Ya no se trata de seducir, sino de agarrarse al objetivo como sea. El Málaga llevó a buen término el paradigma, ya tocaba. Dos meses sin vencer podrían haber supuesto un maremoto en Martiricos, pero resulta que este sigue con la puerta de Europa entreabierta. Ya no hay calculadora que valga para la sexta plaza, aunque la séptima vuelve a ser para los blanquiazules. El triunfo sufrido en Almería no compensa errores pasados, sí permite seguir dependiendo de sí mismos hasta depender de la final de Copa; también llegar a la última jornada con opciones continentales pase lo que pase en Villarreal. Una temporada eminentemente notable merecía 180 minutos para seguir soñando.

El sinfín de malos ratos ante el Elche tornó en buena fortuna, por fin. De las meigas a las musas. A los almerienses se les quedó la misma cara que a los malaguistas hace una semana; los de Javi Gracia volvieron a conjugar el verbo ganar. Desde el 15 de marzo no lo hacían. Fallaron los locales múltiples ocasiones. Para hacer el 1-0, el 1-1 y el 2-2. El debate de los resultados justos e injustos es de los más veteranos en las tertulias, también lo es un dogma clave para definir los partidos: suelen colarla a gol los que más calidad tienen para definir. Por eso al manicomio que fue la segunda parte le aportaron cordura Amrabat y Javi Guerra. El primero con un centro digno de un jugador de calidad; el veleño con un movimiento y un remate dignos de un soldado que ha ganado muchas batallas. Mucha parte de culpa del triunfo radica en su binomio, tan poco explotado por Javi Gracia en esta segunda vuelta de sequía. El holandés contribuyó al 0-1 con un remate que, aunque malo, topó con Casado (qué ironía) y se fue a la red; el delantero dispuso de hasta cinco ocasiones con el sello de calidad de un 9: testarazos, buenos desmarques y movimientos expertos dentro del área.

El Almería no tuvo eso ni estampitas de santos. Y a lo mejor tiene que confiar más en el TAS que en sus delanteros, que erraron goles cantados y ponen cuesta arriba la salvación. El Málaga jugó mal, todo hay que decirlo, pero nadie recordará este partido por eso. Sí hay que destacar que hubo inteligencia y temple para adormecer la media hora que quedaba cuando marcó Javi Guerra. Los locales se quedaron sin margen para ir a la desesperada, aunque en el tiempo de descuento Zongo tuviera una magnífica ocasión para rescatar un punto. Fue sólo una fuga en el dique construido por el Málaga.

El Villarreal ya es el correcaminos, no se le puede pillar. Aunque la semana que viene puede echar un cable relajándose y otro en la última venciendo al Athletic. No llega el mejor Málaga a los dos partidos de la verdad, pero se ha ganado el derecho a la confianza.

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