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La ambición de Pablo y Juanpi

  • El castellonense, que en sus primeras apariciones está mostrando mucha madurez, está obsesionado con triunfar en el fútbol El jugador venezolano sabe que esta temporada es la suya y está subiendo el pistón

Pablo Fornals y Juanpi Añor. Son los dos nuevos candidatos a echar abajo la puerta del primer equipo. Justo cuando el malaguismo lamenta la venta a granel de sus canteranos, ellos enarbolan la bandera del fútbol base y de la esperanza en nuevos candidatos a aterrizar en el primer equipo. Ya lo son de pleno derecho en los entrenamientos. Pero a ellos no les basta, quieren más. En siete jornadas, ambos manejan buena cuota de protagonismo para la expectativa que había. No se conforman. Quieren estar en el once o en el banquillo cada semana. Cada uno con su propia historia.

La más sorprendente es la del castellonense, que ha irrumpido en el equipo cuando no había muchas esperanzas para ello. Como ocurre cada verano, fue un canterano que subió al primer equipo para ir metiéndolo en el grupo y darle un punto mayor a su competitividad haciéndolo entrenar entre profesionales. A sus 19 años, ya puede presumir de haber debutado en la élite e incluso de haber sido titular en el Santiago Bernabéu. Sólo es su tercera temporada en Martiricos, pero lleva llamando la atención desde que Manel Casanova se lo trajo del Castellón cuando todo hacía indicar que firmaría por el Espanyol. Modelado por Manel Ruano y Salva Ballesta, su obsesión es ser un futbolista profesional y triunfar. Maduro y con buen entorno, su aplomo se pudo palpar ante el Real Madrid y la Real Sociedad, cuando Javi Gracia lo sacó en un momento delicado para el equipo y se empleó como si llevara más tiempo en Primera.

El técnico navarro es muy consciente de sus prestaciones, pues viene observándolo desde su primer día como entrenador del Málaga, cuando fue a ver al juvenil a Santander en un partido de Copa del Rey. Medio centro por definición, tiene buen toque y desplazamiento de balón, pero también llegada y un notable disparo a puerta. Físicamente también ha tenido el desarrollo que le hacía falta, para lo cual tuvo que hacer sesiones extra de gimnasio el año pasado. Una de las mejores cualidades que destacan de él los que más le conocen es que no se desorientará cuando tenga que volver a jugar con el filial, donde es capitán general.

Juanpi es esa suerte de joven veterano. Tiene 21 años y está en Málaga desde hace más de un lustro. Está perfectamente embebido de la idiosincrasia malagueña y malaguista. Suma tres pretemporadas con el primer equipo, vive su segundo año en la plantilla y ya sabe lo que es jugar contra los grandes, marcar (eso sí, en Copa del Rey) y sentirse con cierto protagonismo en Primera. No obstante, al caraqueño todo eso se le ha quedado pequeño. Es perfectamente consciente de que la salida de los Samus, Juanmi y Darder le empuja a su anhelada oportunidad de tener continuidad en las alineaciones. Por el momento, ha jugado cuatro de los siete últimos partidos disputados, sólo uno menos de todos en los que participó el curso pasado, y se acerca a los 100 minutos.

Hay un antes y un después para él en el partido contra el Villarreal. Entonces, Javi Gracia le dio la alternativa desde el primer minuto, sin embargo completó un encuentro bastante flojo. Alejado de la mediapunta, donde su mejor versión sale a relucir, pero ese partido le tocó la fibra. Así que no son casualidad su cara aguerrida y el tono competitivo mostrado en estos últimos dos encuentros en los que le tocó salir desde el banquillo.

Quedan 13 días para el próximo encuentro, aunque ambos han vuelto a tomar protagonismo de cara al once que forme en Mestalla. Las sanciones de Recio y Tissone abren la puerta de par en par para Pablo. Más complicado a priori se presenta la mediapunta para el venezolano.

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