Espanyo l- Málaga

La justicia de las áreas (2-0)

  • Al Málaga se le fue la fuerza por la boca en seis minutos, lo que tardó Hernán Pérez en aprovechar un error defensivo Otro partido sin marcar, un lastre cada vez más pesado .

EL Málaga ha perdido el camino del gol. La ansiedad ha ido devorando las miguitas de pan de un equipo que este verano presumía de efectividad y que ahora no se reconoce en ese sustantivo. Otra semana más sin marcar, la décima en 12 jornadas. Sequía absoluta lejos de La Rosaleda y sensaciones preocupantes que activan el nivel máximo de alarma en Martiricos. 

Gracia sigue frotando la lámpara de Duda, que a sus 35 años da para lo que da. El portugués no puede ser ya el hombre milagro de aquella salvación con Muñiz. Y eso que lo intenta. Durante muchos minutos, el Málaga fue lo que a él se le ocurrió. Todos los pases de peligro partieron de sus botas. Amrabat y Charles gozaron de la inspiración del luso, pero no de la suya. Ni el marroquí ni el brasileño pudieron ganarle la batalla a un Pau López que llegó a ser determinante. 

Mientras el Málaga se estrellaba con los palos y con el guardameta espanyolista, Hernán Pérez regalaba lecciones de efectividad a cada error defensivo blanquiazul. Una de las zagas más sobrias de este inicio de campeonato también debe tener sus fallos, pero si la capacidad de reacción en el otro área es inexistente, al mínimo disparo en el pie, todo se derrumba. 

Y eso ocurrió ayer. Ayer y otras tantas veces este año. El Málaga aprieta, muerde, hasta domina y genera, pero no marca. Y el rival no perdona. Porque en Primera las concesiones se pagan cara. Una lección que debió olvidarse por el camino de la grandeza, pero que los equipos del barro la tienen bien aprendida. 

Lo sabía el Espanyol, que en cuanto robó un balón en línea de tres cuartos supo captar el agujero. Boka, siempre más extremo que lateral, dejó un hueco imperdonable. Asensio desenvainó y Hernán Pérez asestó la puñalada tras dejar a Weligton en la estacada. Seis minutos habían durado las buenas intenciones de un Málaga que asustó primero con Amrabat. 

Si algo se puede alabar del equipo es que nunca bajó los brazos. Ni siquiera después de que el propio Hernán Pérez aprovechara otra vez la espalda del marfileño para condenar un error inicial de Angeleri. 

20 minutos y 2-0. Cornellá, medio desangelado entre tanta medida de seguridad, conectaba los aplausos del gol con el particular homenaje a Jarque. El Espanyol sonreía en casa por primera vez esta temporada, ante un Málaga que empieza a convertirse en ese púgil ante el que todo el mundo puede recuperar la confianza. 

Con lo de perdidos al río, Gracia apostó por Ontiveros tras el descanso. Señaló a Boka y buscó el milagro del debutante. No llegó, pero el marbellí ofreció ganas y descaro. Más de lo que tiene ahora mismo en ataque un Málaga carente de ideas y que hasta la hora de partido siguió buscando a Duda como faro ante la niebla. 

Cuando las pilas del portugués se agotaron, fue el canterano el que más intentó conectar con Charles, ese goleador que parece haber perdido su maná entre ocasión y ocasión perdida. Y estaba tan temeroso el Espanyol que sólo con ganas podían los visitantes plantarse al borde del área. Allí, la valla imaginaria que arrastra el equipo apagaba las luces. Y vuelta a empezar. Incluso el palo escupió un buen disparo de Horta, la única aportación del guadianesco jugador luso. Mientras tanto, Hernán Pérez perdonaba el tercero en su tercera llegada de la tarde. Curioso el dato, sí. 

El pieza por pieza entre Tigha y Amrabat tampoco cambió el puzzle. Cuesta saber si el problema es que no hay mecha, o que no hay pólvora. Lo que empiezan a faltar son ideas desde el banquillo. Gracia ha probado casi todas las teclas de un piano que no hace mucho sonaba a sinfonía. Enero aparece en el horizonte como moneda al aire. La misma que se echaría si se apuesta por prescindir del navarro. Y no está el club para muchos farolillos... 

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