Málaga CF-Getafe

Primoroso Juanpi (3-0)

  • El venezolano tira del equipo en una primera parte para enmarcar, la mejor en mucho tiempo, y la redondea con un gol de bandera Atsu debuta en Liga haciendo su primer tanto

Juanpi juega como un niño, como el niño que es. Apagado y enfurruñado si el balón no le sonríe; desatado y delicioso cuando se sabe protagonista. Hay 180 grados de diferencia entre un futbolista con confianza y otro que se sabe en segunda fila. Juanpi conserva joviales su cara y su fútbol, acaba de echar a andar en la élite y como tal se muestra apabullante; es un tornado pero de brisa. En ese menudo cuerpo cabe todo el equipo, el que se echó encima en la primera mitad para facturar un partido que pintaba trabado y que su varita zurda convirtió en un homenaje al aficionado. Ese niño guió un ejército desenfrenado. 

En 45 minutos quedó facturado el Getafe, 45 minutos que fueron varias vidas de tanta intensidad y emoción que el Málaga generó. A lomos de Juanpi, por supuesto. Tercera titularidad consecutiva, tercer gol a la buchaca. Y como en Eibar, abrió la lata. Piensen quién les vendría a la cabeza leyendo la definición del gol: tiró un amago con el cuerpo en la frontal, sentó a dos rivales con un regate corto que abrió una grieta en el área y resolvió ante Guaita con un tiro cruzado curvando el cuerpo y acariciando el cuero con la cara interna de la zurda. Messi, cómo no, acapararía más titulares, pero el mérito del venezolano a nivel local quedó exponencialmente multiplicado tras semejante golazo. Ahí está Juanpi, ya confirmando su madurez, sin restos de cascarón en la cabeza. Porque, no contento con ello, se descolgó con una primera mitad primorosa, deliciosa. Como el pase en profundidad a Charles para que éste le pusiera el gol en bandeja a Atsu en su debut. Al borde del descanso se asomó otra vez para iniciar una de las múltiples acciones de juego combinativo de la primera mitad, en esa ocasión finalizada por el voraz Charles. 

 

Tremendo Juanpi y tremendo el Málaga; quién sabe dónde estaría ahora el equipo si en esta devoradora racha en lugar de Sevilla y Barcelona se hubiera jugado los cuartos con rivales más accesibles. El Getafe, una cara B del Málaga, no las vio venir en ningún momento. Porque el equipo blanquiazul hizo lo que hacen los grandes: marcar en la primera ocasión, sentenciar rápido, dormir el esférico cuando los madrileños intentaron levantarse, administrar esfuerzos en una segunda mitad en la que el orgullo del Getafe se quedó en los diez minutos posteriores a la reanudación.  

 

La afición está disfrutando de esta racha como lo hizo con el mejor Málaga de Gracia la temporada pasada. Vuelven a relucir los méritos del técnico. Probablemente, el que más es engrasar la máquina para que los que vayan entrando al equipo se vayan acoplando e interpreten la partitura igual que los que salen. Chory Castro cayó de pie, Filipenko ha vuelto a jugar como central y apenas ha habido concesiones, Juanpi ya no baja del caballo tras tres semanas arrasando. Y Atsu debutó a lo grande. Se le vio algo perdido, porque tiene que aterrizar a varios niveles, pero él también se contagió de ese flow que destila este Málaga. Apareció por allí a los 24 minutos para templar un buen pase de Charles y definir a gol. Es la mejor forma de acelerar una adaptación que urge porque en junio ya no estará. Gracia, temeroso con lo que le ocurrió a Chory Castro en Ipurúa, lo quitó al descanso porque le vio llevarse las manos a la musculatura con demasiada asiduidad. 

 

La segunda parte sobró, todo estaba decidido al descanso. Los aficionados la emplearon en regodearse en el partidazo de Juanpi y esa sensación tremenda de tener Europa tan cerca cuando el descenso se había instalado en el corazón de la mayoría hace dos meses. 

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