Deportes

Sin puntos, con galones (1-0)

  • El Málaga, en una batalla muy exigente del Atlético futbolística y extradeportiva, cae con la cabeza alta en la única vía que encontró Correa. La falta de amenaza a la contra redujo opciones.

Cualquier partido contra el Atlético es una batalla. Su estilo, o la falta del mismo, según se tercie, obliga a unas revoluciones altísimas para competir, a redoblar retrovisores en defensa y a tener pulso de cirujano en el disparo. El Málaga se fue del Calderón sin puntos, con orgullo. Tuvo competitividad, sólo una fuga atrás y otra deuda pendiente con la puntería. Un balance que no mejora los 42 puntos pero deja al aficionado satisfecho. Porque hay encuentros en los que parece escrito que no se puede perder. No ganó el Atlético por concesiones arbitrales, sino por la varita de Correa. Pero desde hoy no habrá muchos malaguistas que quieran que los de Simeone levanten el título de Liga. 

 

El equipo de Gracia tuvo que lidiar con la calidad colchonera y con sus malas artes. Preocupaba la gran ausencia de Godín, líder del equipo. Giménez, un opositor a Godín, decidió erigirse en su sustituto. Tiene un futuro esplendoroso por delante, pero confundir intensidad con mala fe refuerza su bisoñez y su lejanía con su compatriota. Le pegó, al estilo de Simeone a Julen Guerrero en su día, una patada a Camacho en el carné de padre que no tuvo más consecuencias porque de ahí le emanan el fútbol y la fuerza al maño. También se marchó con las medias ensangrentadas por culpa del extralimitado Giménez, que simboliza ese Atleti que intenta camuflar de intensidad un juego que sobrepasa el reglamento. Cabe apuntarle otra memez al central: una colleja a Albentosa en la antesala de un córner sin venir a cuento. No obstante, lo peor sin duda llegó al borde del descanso. Un saque rápido de banda montó una contra con Horta galopando a la altura del banquillo atlético.

Desde esa zona lanzaron un balón con la intención de darle al que conducía el luso. Mateu Lahoz pareció haber resuelto el lance con un abrazo a Simeone y unas palabritas sermoneadoras de las suyas; luego se reveló que lo había expulsado. Fuera a un miembro del banquillo o a un recogepelotas, no se antoja más justa la roja al Cholo, el ideólogo de un credo que es una versión sui géneris de Robin Hood: sentirse pobre ante los ricos y negar su riqueza ante los pobres. Se ha gastado mucho dinero y buen trabajo Simeone como para necesitar subterfugios y chabacanerías en estos partidos; un partido decisivo para ganar la Liga no puede encontrar caminos tan maquiavélicos. 

 

El Málaga respondió a la batalla en la trinchera del Manzanares, pero con mejores cascos que munición. A poco que hubiera amenazado a la contra el final podría haber sido bien distinto. El Atlético sintió miedo por que se le pudiera escapar un punto, pero no dos. Apenas un disparo lejano de Cop que obligó a Oblak a estrenarse antes de lo habitual fue la producción en la primera. Respondió al oficio local con más oficio, a las patadas sin entrar al trapo y a la presión del estadio con templanza. 

 

El planteamiento de Javi Gracia, de hecho, parecía responder a esa previsión. Hubo una primera fase para contener, con Pablo Fornals y Horta por las bandas en lugar de Juanpi y Chory Castro, y una segunda encaminada a tener mayor despliegue a la contra para hacer daño a un Atlético volcado. Se aguantó bien el 0-0, lo demás no salió. Tampoco Correa dio tiempo a poner más tiempo de los nervios a los de Simeone. Su entrada en el campo fue el argumento que demostraba que el Atlético dispone de armas más futbolísticas para imantar las victorias. En el campo intentó cosas diferentes, y las logró. Aunque en el gol que decidió la tarde necesitó de dosis de fortuna, quién sabe si la suerte del campeón. 

La derrota del Sporting en el Camp Nou certificó la permanencia matemática. Ahora la meta es no perder muchas más plazas en la tabla para que los derechos televisivos permitan armar un mejor equipo el año que viene. Al menos los malos resultados obedecen a la falta de calidad arriba, no a que los jugadores hayan bajado los brazos. Ayer, de hecho, casi hubo que levantarlos...  

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios