Jonathan Rodríguez Menéndez, jugador del Málaga CF

"Los que venimos del barro valoramos más estar aquí"

  • Jony ha sido una de las sensaciones de la triunfal pretemporada malaguista y cuenta las horas para el debut en La Rosaleda. Con humildad, dice que "tengo mucho que aprender de Chory Castro".

Jonathan Rodríguez Menéndez (Cangas de Narcea, 1991) habla con el poso de quien hace tres años estaba en Segunda B, lejos de la superélite, y ahora saborea el lado bueno del fútbol. Jony pensó en abandonar, pero dos años excelsos en el Sporting, en Segunda y en Primera, le cambiaron la vida. Agradece a Abelardo Fernández casi todo lo que es y ahora se dispone a disfrutar de su experiencia en Málaga. Firmó cuatro años y lo primero es ganar la competencia con Chory Castro. Hay dinamita por la banda izquierda.

-Pocas horas para que comience la Liga. ¿Qué sensaciones tiene?

-Las sensaciones son muy buenas. Para llegar tanta gente nueva creo que los conceptos que quiere el míster los estamos cogiendo muy rápido. Llega la hora de la verdad y todo hay que plasmarlo en el campo, en la competición, que es cuando vale de verdad.

-Ha tenido buenos detalles durante la pretemporada, con goles y asistencias. ¿Se siente cómodo e integrado?

-A medida que han pasado los entrenamientos y los partidos, mejor. Creo que he ido de menos a más. Desde el partido de Algeciras al del Cádiz creo que he crecido, ha habido un cambio grande en mi aportación. Pero aún queda mucho margen de mejora, conceptos por coger.

-¿Qué le pide Juande?

-A la gente que jugamos por fuera, mucho trabajo y presión, eso de partida. Y que arriba seamos nosotros mismos, que saquemos nuestro talento y virtudes y que las pongamos.

-Tiene competencia, Chory Castro está a un gran nivel.

-Soy más joven que él y tengo que aprender mucho de él. Él es un jugador contrastado, con muchos años en Primera. Es sólo mi segundo año en mi categoría y él lleva toda la vida, ha sido jugador importante en nuestra Liga. Estoy seguro de que me va a ayudar a crecer.

-Con 22 años estaba en Segunda B. ¿Percibió en algún momento que no iba a llegar a la élite?

-Sí, sí. Hubo un momento en que me replanteé hasta qué punto convenía seguir jugando al fútbol si no llegaba adonde quería, no daba el salto. Tuve la suerte de encontrarme por el camino con Abelardo, sin duda el entrenador más importante en mi carrera. Él y su cuerpo técnico me dieron la oportunidad de ser jugador profesional. Gran parte de culpa de que yo esté aquí es por ellos y por mi anterior club.

-¿Qué tecla le tocaron?

-Me dieron la confianza desde el principio. Abelardo me hizo ver que tenía cualidades muy, muy buenas pero que me faltaba creérmelo y también centrarme 100% en el fútbol, en lo que tenía que estar.

-¿Eso le hace valorar más dónde está?

-Por supuesto. Hoy en día muchos jugadores salen muy jóvenes y con 18 o 20 años se quejan porque no juegan. Los que venimos de abajo, que hemos estado en el barro, valoramos más esto. No creo que alguien que haya salido pronto al fútbol profesional valore tanto esto como gente de mi perfil, que hemos vivido la cara fea, por llamarla de alguna forma, del fútbol. De jugar en Tercera y Segunda en campos malísimos en invierno a hacerlo ahora en el Camp Nou o en el Bernabéu.

-Hablaba del Camp Nou. Estuvo dos años en la cantera del Barcelona.

-Sí, dos años de juvenil. Aprendí mucho. Cada verano me voy de vacaciones con Bartra, Sergi Roberto, Planas, Sergi Gómez, Muniesa... Hicimos una amistad grande.

-¿Qué le quedó de esa época?

-Me tocó la época buena, la de Guardiola. Pude entrenar varias veces con el primer equipo, algo inolvidable. La metodología que implantó Guardiola en todas las categorías es algo que impacta. Ves a niños de 8 o 9 años jugando como el primer equipo. La filosofía de juego y el trato que tienen con la gente de fuera... Me quedo con todo eso.

-Jugó en las canteras de Oviedo y Sporting. ¿Es algo complicado por la rivalidad que hay?

-Bueno, es una rivalidad que existe, como la que aquí puede haber con el Sevilla. Pero es fútbol, vamos.

-Aquí tiene un buen cicerone paisano, el masajista Marcelino Torrontegui.

-Torron es un personaje. Desde el primer día se hizo querer, estuvo muy atento desde el inicio, pero no sólo conmigo. Él es así, atento y agradecido.

-¿Cómo empezó a jugar al fútbol?

-Aún no podía estar, por edad, federado y ya estaba con los prebenjamines del Sociedad Deportiva Narcea, allí en Cangas. Y hasta hoy. El Oviedo me fichó en edad cadete, estuve allí dos años, y después fui al Barcelona.

-¿Cangas es un pueblo minero?

-Sí, está allí en el sur de Asturias. Es un pueblo minero, de 15.000 habitantes, pero por desgracia es algo que se está perdiendo. Mi tío y mi abuelo fueron mineros. Mi padre trabajaba en la construcción. Pero muchas familias vivían de la minería y está más difícil cada día todo. Eso sí, hay unas fiestas del Carmen, de la Descarga, que recomiendo a todo el mundo siempre que puedo (risas). Fui pregonero el año pasado.

-¿De Cangas a Barcelona le costó el cambio?

-Es un cambio muy grande. Dejé atrás a mi familia, a los amigos. Es duro irte con 16 años fuera de casa. Es esa época que quieres estar con tus amigos, empiezas a salir. Te tienes que replantear todo, pero yo lo tenía muy claro, mi sueño era ser futbolista. Fui a uno de los mejores clubes del mundo y eso es impagable. Tuve a Javier García Pimienta como entrenador. Personal y profesionalmente fue una experiencia tremenda. Sigo teniendo relación con él.

-¿Es consciente de la ilusión que ha generado con Keko desde esa presentación?

-Sí, se nota. Pero no creo que sea por nosotros dos sólo. Es por el proyecto en sí que ha hecho el Málaga, de gente joven y con proyección, pero ya experimentada como Recio y Camacho. Se ha hecho un bloque muy, muy bueno, pero no vale con tener el nombre, hay que plasmarlo en el campo y en eso estamos. Aún estamos en adaptación, pero podemos hacer grandes cosas.

-Explotó como interior-extremo por la izquierda. ¿Jugó antes como lateral o a pierna cambiada?

-Como lateral sólo en Segunda B dos partidos pero porque no había nadie. No había ni lateral diestro para ponerlo en la izquierda y me tocó a mí (risas). A pierna cambiada sí he jugado bastante más. Antes de llegar al Sporting B mucho. Pero por la forma de jugar de Abelardo, él quiere jugadores que lleguen a la línea de fondo y centren. Me tuve que adaptar a eso y la verdad es que muy bien. Pero también jugué, dependiendo del rival, por la derecha y por el centro. Puedo jugar en las tres posiciones ahí arriba.

-¿Qué jugadores le han sorprendido más en el Málaga?

-Siempre me gusta fijarme en jugadores que ocupan mi posición. Por eso conocía a Chory, Keko o Juankar. Aquí ves más a otro tipo de jugadores. Contemplar a Camacho en directo impresiona, día a día te das cuenta de lo bueno que es. Como Recio, que también me parece muy bueno. A Sandro lo conocía de la cantera del Barcelona, estuve allí con él. El resto más o menos los conoces de jugar contra ellos.

-De niño o adolescente, ¿quién le gustaba más?

-Ronaldo, el gordito. Era espectacular, un delantero de la hostia. En mi posición me gustaban Ronaldinho o Messi, claro, pero son muy distintos y mejores. De mi perfil, Di María me parece increíble y completísimo. Visión de juego, despliegue, tiro, muy rápido... No tengo un ídolo, pero siempre me fijo en jugadores así.

-¿Qué consideraría una buena temporada?

-Una buena temporada es mejorar la clasificación del año pasado. Hay una ilusión creada y una atmósfera buena, pero hay que saber manejarla, porque puede crear una presión o un ansia negativa. Hay que marcar poco a poco. A medida que vayan pasando los partidos los objetivos te van a marcar. Si llegamos a los diez partidos finales con opciones de estar arriba, pues a pelearlo. Si no, quedar cuanto más arriba mejor.

-Viene de un sitio donde la cantera es sagrada. ¿Qué impresión le han causado los canteranos del Málaga?

-Todos los canteranos que han estado han rendido a un nivel muy alto. La pretemporada está ahí. Vengo de un sitio de cantera, soy procantera. Siempre opino que si hay alguien en el filial pegando fuerte, hay que darle oportunidad.

-Desde fuera impacta mucho En-Nesyri.

-Tiene un potencial y unas condiciones muy buenas, pero tiene 19 años y hay que tener cautela con él, ir paso a paso. Es lo que decía antes. Dar un paso muy grande para la gente joven puede hacer que la cabeza le dé muchas vueltas y crearle ansiedad. Ver que al final no llega puede perjudicarle.

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