Hacia 1905 fue cuando Churriana, hasta entonces un municipio de la Vega del Guadalhorce, se anexionó al término municipal de Málaga como un nuevo distrito. En aquella época estaba formada por unas 70 fincas o núcleos de población (cortijos, viñas, haciendas, casillas y ventorrillos), y apenas tenía una escuela para cada sexo a pesar de contar con una población de unos 3.000 habitantes.

El entorno de Churriana se caracterizaba por la abundancia de manantiales de agua procedentes del acuífero de la Sierra de Mijas. La existencia de fuentes naturales de agua en la zona era conocida desde muy antiguo, aunque su aprovechamiento quedaba limitado al abastecimiento de las pequeñas localidades próximas como Torremolinos o Churriana, al movimiento de varios molinos harineros y al riego de las tierras colindantes, explicó el historiador Víctor Heredia.

Ya a principios del siglo XVIII se contempló la utilización de uno de esos manantiales, el de la denominada Fuente del Rey -situada en las proximidades de Churriana- para el surtido de la población de Málaga, pero los proyectos para realizar la traída de esas aguas fueron abandonados después de haber invertido grandes sumas de dinero.

De la importancia de la actividad molinera para la economía de esta zona da idea el hecho de que casi la cuarta parte de las familias del término de Churriana vivía de la panadería a mediados del siglo XVIII, ya que en el lugar había 48 panaderos arrieros que conducían el pan con sus propias cabalgaduras a Málaga para su venta. De hecho, el suministro de harina y pan a la ciudad estuvo condicionado durante siglos por las crecidas del río Guadalhorce, que llegaban a interrumpirlo cuando no se podía atravesar su cauce, aseguró Heredia.

El Catastro de Ensenada de 1751 proporciona un inventario de los molinos de pan de moles existentes en Churriana, en cuyo término estaban comprendidos los molinos y la Torre de Pimentel (la actual Torremolinos), y que ascendían a 17. La población entonces era de unos 170 vecinos en el propio lugar y de otros 50 en el campo y en los cortijos, en los que se incluían los habitantes de la Torre de Pimentel.

Un núcleo formado por 300 casas

A mediados del siglo XIX, el famoso Diccionario de Pascual Madoz informa de que Churriana es un núcleo urbano formado por 300 casas, 20 calles y una plaza, y un término rural en el que destacaban numerosas fincas. Disponía de seis tiendas de comestibles, dos fuentes de buenas aguas y una escuela de primerasletras concurridas por 200 alumnos, parece que todos varones.

Fincas de la burguesía

El Retiro es una de las haciendas más famosas de Churriana, pero en los alrededores se levantaron desde antiguo muchas fincas de recreo que eran utilizadas por la burguesía comercial y por la aristocracia para pasar temporadas de descanso.