De ayer a Hoy

El 'paseo' más administrativo

  • El Paseo de la Farola fue durante varias décadas el principal centro administrativo de la ciudad y albergó importantes edificios hasta que se convirtió en barrio residencial en la década de los 60

El paseo de la Farola debe su nombre al histórico faro que alberga y que constituye el único de todo el litoral español con nombre femenino. Hasta el siglo XIX la zona tuvo un carácter eminentemente militar, aunque durante el siglo pasado se convirtió en el verdadero centro administrativo de la ciudad.

El Palacio de Obras Públicas, sede de la Jefatura Provincial de Obras Públicas, fue durante décadas una de sus principales señas de identidad. El edificio fue diseñado por el arquitecto José González Edo en 1947. Construido en plena etapa autárquica, es un inmueble administrativo de diseño sobrio y funcional.

Hasta entonces una de los lugares más emblemáticos del paseo era el Laboratorio de Fernández y Canivell, en el que se preparaba el famoso Ceregumil, complemento alimenticio que se hizo muy popular en toda España.

El paseo de la Farola fue adquiriendo paulatinamente un carácter administrativo. Primero se instaló la Comandancia de Marina (1934), en un edificio que fue concebido originalmente como Laboratorio Oceanográfico; luego vinieron la sede de Obras Públicas (1948) y el Gobierno Militar (1958), hoy vacío por problemas estructurales. En los años noventa se instalaron, en dos inmuebles decimonónicos rehabilitados, la Demarcación de Costas y el Colegio de Abogados.

Al final del paseo se encuentra la sede del Real Club Mediterráneo y, junto a él la Farola, faro de nombre femenino que fue levantado en 1817 siguiendo un proyecto del ingeniero Joaquín María Pery.

En torno a este centro neurálgico de la Málaga del siglo XX fue conformándose el barrio de La Malagueta, que en sus orígenes únicamente estaba ocupado por construcciones de baja altura y por solares vacíos que permitían ver el mar con comodidad, aseguró el historiador Víctor Heredia.

González Edo redactó un plan urbanístico en 1948 que contemplaba la urbanización del barrio con construcciones de baja altura. Pero fue anulado en 1964, lo que permitió que se levantaran grandes edificios que convirtieron a La Malagueta en una zona residencial “muy densificada sin espacios libres, sin plazas ni jardines y que sin embargo está muy cotizada por su cercanía al mar y al centro”, señaló.

El paseo de la Farola, con una anchura reducida respecto a la actual, está limitado por el lado del muelle por el viejo muro portuario de la ampliación del dique de levante que se acometió en el siglo XVIII, y cuya construcción dio origen al aterramiento de su lado oriental y a la lengua de tierra que se transformó en el barrio de La Malagueta cuando en el siglo XIX perdió su carácter de área militar.

Desde muy temprano el paseo de la Farola fue una zona de recreo para los malagueños, una fama que ha conseguido mantener hasta la actualidad.

José González Edo

Nació en Madrid en 1894 y fue un arquitecto y urbanista que revolucionó el concepto de urbanismo en el siglo XX. Obtuvo un plaza como arquitecto del Catastro Urbano del entonces Ministerio de Hacienda y, tras unos años destinado en las provincias de Cádiz y Madrid, se instaló definitivamente en Málaga, donde realizó una importante transformación de la ciudad que ha perdurado hasta la actualidad. González Edo tenía una visión del urbanismo muy de conjunto y con ideas totalmente innovadoras y transgresoras para la época, como redactar normas para la ordenación de las zonas costeras.

El regreso al puerto

Al final del paseo, junto a la Farola, un antiguo edificio fue adaptado como sede del Laboratorio Oceanográfico en 1914, y que más tarde recibió el nombre de Instituto Español de Oceanografía. Pero a finales del pasado siglo el centro fue trasladado a Fuengirola y han tenido que pasar varias décadas para que pueda regresar al Puerto. La Autoridad Portuaria le ha cedido hace sólo unos días un parcela en la zona de San Andrés a donde regresar en unos cuatro o cinco años.

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