De ayer a Hoy

El modesto origen de un barrio

  • La mayoría de las chabolas que dominaban el paisaje dieron paso a partir de 1964 a una pantalla de enormes bloques de viviendas que le otorgaron al barrio su perfil actual

Antes de que enormes edificios confirieran a La Malagueta su actual estatus socioeconómico y se convirtiera en una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, modestas familias de pescadores eran sus únicos moradores. Corrían los penosos años 50 de la posguerra, cuando el pegregal que hoy en día forma la céntrica playa apenas dejaba espacio para albergar las barcas de los que se ganaban la vida con el mar. La silueta de la Farola y la araucaria que aún permanece, ahora semiescondida entre los bloques de viviendas, son la única referencia que permiten identificarlo en la actualidad. En esa época aún no se habían edificado las instalaciones del Real Club Mediterráneo ni de la residencia militar Reyes Católicos y sólo las casas de los pescadores inundaban el paisaje.

Estas construcciones, la mayoría apenas chabolas, dieron paso en muy pocos años a partir de la anulación del plan de José González Edo en 1964, a una pantalla de enormes bloques de viviendas que le otorgaron al barrio su perfil actual. El paseo marítimo fue una vieja aspiración que se planteó a finales del siglo XIX para potenciar el atractivo turístico de la ciudad. La primera piedra se colocó en 1928 por el entonces ministro de Fomento, el conde de Guadalhorce, y las obras se prolongaron durante las décadas siguientes. A mediados del siglo XX ya estaba terminado el tramo inicial que arrancaba cerca de la Farola, que es el que se ve en la foto. El historiador Víctor Heredia explicó que se construyó a lo largo de la playa de La Malagueta, siguiendo el recorrido de una vieja vía del ferrocarril que llegaba a la Farola y que dejó de usarse cuando se construyó la nueva estación de suburbanos en el Muelle de Heredia. De hecho, el paseo se levantó sobre la escollera que protegía a las vías del oleaje y que literalmente se “comió” la primitiva playa abierta.

La Malagueta era aún un barrio pesquero y popular, con pocos habitantes y algunas actividades industriales. En los difíciles años de la posguerra las mujeres de los pescadores se ganaban un dinero extra alquilando bañadores a los jóvenes que se acercaban a La Malagueta a darse un baño, por veinte céntimos.

Sede de una institución emblemática

A finales del siglo XIX, un grupo de malagueños con arraigadas tradiciones marineras decidió fundar, al estilo de los que había en otros países, un club náutico donde pudieran aprovechar sus ratos de ocio en la práctica de los deportes de mar y las regatas a remo o a vela. Así nació en 1873 el Real Club Mediterráneo de Málaga, el primero en toda España, que ha logrado mantenerse hasta la actualidad con más de 4.000 socios. En enero de 1998, recibió la placa de oro del Mérito Deportivo, la más alta distinción que se otorga en el país a una entidad deportiva y que coincidió con el 125 aniversario de la fundación del club. Su principal objetivo siempre ha sido fomentar los deportes náuticos en todas sus modalidades.

La playa que resultó tras la construcción del paseo marítimo fue muy estrecha, y así permaneció hasta finales de los años ochenta. A pesar de su estrechez, miles de malagueños acudían a la playa de La Malagueta y se hacinaban en la estrecha franja de arena que se disponía a los pies del muro del paseo. La regeneración de las playas de La Malagueta y de La Caleta entre 1990 y 1991 transformó radicalmente las posibilidades que la playa ofrecía a los ciudadanos. Pero en realidad, según Heredia, esta playa se fue formando en el siglo XVIII con los aportes de tierra que se iban acumulando a la espalda del dique de levante.

Una zona restringida a la higiene

Hubo un tiempo en el que la zona más cercana a la Farola y que quedaba más recogida por la elevación formada por una antigua batería de defensa de la costa –justo donde se levanta hoy en día la residencia militar– fue conocida por ser una zona muy frecuentada por las mujeres. El motivo es que dadas la escasez de medios en las casas se restringió este espacio para el baño de las mujeres, pero sólo durante la noche.

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