Emilio Moreno. Violinista y violista

"Me preocupa la superficialidad"

  • Al frente de La Real Cámara, registra la Op.1 de Francisco José de Castro, un jesuita sevillano que vivió y trabajó en el norte de Italia en la época de Arcangelo Corelli.

Barroca. Castro: Trattenimenti op.1. La Real Cámara. Glossa.

Emilio Moreno es toda una institución en el mundo del Barroco español. Como violinista y violista fue de los primeros intérpretes en forjarse una importante carrera en algunos de los más prestigiosos conjuntos europeos de las últimas tres décadas, pero el madrileño hizo todo eso compatible con una honda preocupación por la música española, como demuestran sus proyectos más personales, conjuntos como La Real Cámara o El Concierto Español, y un sello discográfico como Glossa, del que fue fundador. En esta marca, ahora de capital alemán, publica su última grabación, los 10 Trattenimenti Armonici da Camera a Trè, Due Violini, Violoncello ó Cimbalo de Francisco José de Castro.

-¿Qué sabemos de Castro?

-Mi primera pista fue un libro de mi época de estudiante, La bibliografía de la música italiana hasta 1700, en la que encontré música de un tal Francisco José de Castro, Spagnuolo, que trabajó en Brescia. Pedí la música, la miré y vi que era estupenda. Pero allí se quedó la cosa. Más adelante coincidí en la propia Brescia con Marco Bizzarini, musicólogo local, gran erudito, al que transmití mi interés por la figura de este hombre. Estuvo mirando en los archivos y descubrió que era un sevillano, posiblemente de familia aristocrática o al menos pudiente, que estaba en el Colegio de los Nobles de San Antonio de Brescia, una institución de los jesuitas. Debió de nacer hacia 1660 y morir hacia 1730-40. Se sabe que tuvo un hermano, Lorenzo, y los dos participaron como músicos en muchas de las fiestas que organizaba la orden. Él se consideraba músico aficionado. Su principal dedicación era el estudio de la filosofía y la retórica. También se dedicó a traducir a los místicos españoles al latín y al italiano. De forma que presenta estos Trattenimenti como experimentos, entretenimientos en medio de su actividad más severa. Pero eso no quiere decir que sea música intrascendente. Muchos compositores de la época (pienso en Bononcini) también publicaron obras de este género. Era una personalidad importante en Brescia, perteneció a la Academia dei Formati. Sabemos también que escribió un Op.2, unas sonatas da chiesa, ya que estas de la Op.1 son da camera, pero la edición está perdida. Algunos le atribuyen también una Op.4 anónima, firmada por un formato, pero yo no creo que sea suya, a mí me recuerda más a Torelli, a la música boloñesa.

-¿Qué características tiene esta música?

-Es una música de lenguaje muy moderno para su fecha de edición [1695], cercana a Corelli, aunque las zarabandas son todas rápidas, de claro origen español, mientras que Corelli suele usar más la zarabanda lenta típica de Francia. También hay minuetos, que en Corelli no vemos hasta sus concerti grossi. Tiene influencias de la música francesa y no faltan rasgos españoles, hemiolas de danza; detrás de algunos giros no es difícil hallar trazas de los tonos humanos, de Hidalgo, de Literes.

-¿Es música idiomática para el violín?

-Completamente. La selección de tonalidades no es convencional, pero nunca hay algo que sea intocable o incómodo. No hay dobles cuerdas, pero eso es por el tipo de edición, nota por nota, al estilo antiguo. Poner notas dobles era muy caro. Así te encuentras ediciones de grandes virtuosos, como Fontana, Castello o Uccellini que no ponen dobles cuerdas, pero sabes que se hacían. Ves los manuscritos de Uccellini en Módena con dobles cuerdas y cuando ves esas obras impresas no las tienen.

-Utiliza un continuo con clave, violonchelo y cuerda pulsada…

-El que se podía encontrar en la Italia de la época. Hemos elegido un clave modelo español, pero de inspiración italiana. Aunque hay mucha controversia sobre el uso de la cuerda pulsada, está probado que en España e Italia se empleaba, sobre todo en el norte. Al disponer de una tiorba y una guitarra hemos hecho un continuo un poco más fantasioso, pero porque hay piezas que te das cuenta de que este hombre estaba pensando en Sevilla o en Madrid cuando las escribió.

-Usted registró ya esta misma colección a finales de los 80. ¿Por qué volver sobre ella?

-Sí, la grabé con Ángel Sampedro, Sergi Casademunt y Albert Romaní. Fue cuando nombraron a Alfredo Aracil jefe del Departamento de Producciones Musicales de RNE y se le ocurrió hacer una serie de álbumes sobre música española. Aquello no está mal, pero desde entonces ha cambiado mucho mi forma de ver esta música. Merecía una relectura. Y para mí es una satisfacción enorme trabajar con esta nueva generación de músicos. Hacerlo junto a Enrico Gatti es muy inspirador, aprendes mucho. Mercedes Ruiz es una de las violonchelistas que mejor saben hacer el continuo no de España, sino de toda Europa. Y me encanta trabajar con los Zapico, que han desarrollado una forma nueva de entender el bajo continuo.

-Murieron en los últimos años Leonhardt, Brüggen, Harnoncourt, Curtis… ¿Cómo ve la situación de la música antigua en el mundo?

-El nivel es cada vez más alto. La gente toca muy bien. Pero aprecio una superficialidad que me preocupa. Muchos piensan que porque tocan muy bien no tienen más que coger un instrumento histórico, hacer un par de clases con alguien y ya lo saben todo. Eso me preocupa. La antigua se está convirtiendo en una música de virtuosos, pero en la que la esencia, el lenguaje, no es lo que tiene que ser. Se busca mucho el efectismo, la espectacularidad. Todo es a ver quién toca más rápido, más espectacular. Lo cual me parece fantástico, pero siempre subordinándolo a lo que es el lenguaje, todo eso que nosotros aprendimos de esos grandes maestros. Ellos querían que se tocara muy bien, con un alto nivel técnico, y eso se está consiguiendo. Pero la segunda parte de su mensaje, el lenguaje, yo lo veo muy descuidado. Por otro lado, es cierto que la música antigua se ha convertido en una parte esencial de la vida musical del mundo, y eso es estupendo, pero tengo un poco de miedo del exceso de superficialidad.

-¿Escampa en España?

-No lo veo. Está complicado. Tendrían que arreglarse muchas cosas. Tendrían que bajar el IVA. Habría que sacar por fin la Ley de Mecenazgo, para que a las empresas les resultase rentable invertir en cultura, y no sólo subvencionar equipos de fútbol y todo eso. Por qué han funcionado tan bien los grupos franceses: por los apoyos. En España muchos de esos grandes conjuntos serían inviables. Aquí no hay apoyos. El Ministerio de Cultura no existe: está para tratar de poner de acuerdo a los departamentos autonómicos.

-¿El Concierto Español sigue sin actividad?

-El Concierto Español es una orquesta, y cuando me piden algunas cosas (como han hecho determinados festivales: Volumier, Desmazures, Desmarest...) me dicen que no hay dinero y tiene que ser a partes reales. Pero para mí eso no es una orquesta. Tampoco estoy pidiendo diez violines, pero al menos, tres y tres, es lo mínimo. Si no, no es una orquesta y así prefiero no hacer nada.

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