Afganistán volvió ayer a vivir una jornada luctuosa con dos ataques talibanes que dejaron al menos ocho muertos y decenas de heridos, y que elevó a seis los atentados en Kabul este mes, mientras cientos de personas pedían el fin de la violencia y el Senado afgano ratificaba el acuerdo de seguridad con EEUU.

Alrededor de las 10:30, un suicida hizo explotar las bombas colocadas dentro de su coche cuando se aproximaba un vehículo de la Embajada del Reino Unido, en el este de la capital afgana.

La legación diplomática en Kabul informó de que uno de sus vehículos fue atacado y un "gran número" de empleados resultaron heridos. En un comunicado, el ministro de Exteriores del Reino Unido, Philip Hammond, confirmó la muerte de un civil británico miembro del equipo de seguridad y un afgano que también trabajaba para la legación.

Cinco personas murieron y 34 resultaron heridas en un ataque reivindicado por los talibanes.

Por la noche, un segundo ataque, en esta ocasión contra la sede de una ONG, dejó al menos tres insurgentes muertos y un extranjero herido en un área muy protegida de Kabul.