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Fernández vincula el asesinato de Nisman a una trama contra el Gobierno argentino

  • La presidenta argentina asegura "sin pruebas pero también sin dudas" que el fiscal no se suicidó La oposición critica el giro radical en la versión oficial y reclama dimisiones en Seguridad

La presidenta argentina, Cristina Fernández, denunció ayer que detrás de la muerte del fiscal Alberto Nisman hay una "operación contra el Gobierno", una acusación criticada con dureza desde las filas opositoras, que pidieron la destitución de la dirección de Seguridad.

En una carta titulada Los espías que no eran espías. Los interrogantes que se convierten en certeza. El suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio, Fernández señalaba que a Nisman "le plantaron pistas falsas" para denunciar al poder ejecutivo por supuestamente encubrir a los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA, que causó 85 muertos en 1994.

"Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible", aseguró Fernández. "No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas", agregó, tras subrayar que se trata de "un verdadero escándalo político y jurídico".

Para la presidenta argentina, el fiscal Nisman fue alentado a interrumpir sus vacaciones y regresar de forma urgente al país para presentar su denuncia por presunto encubrimiento a mitad de enero "para aprovechar el estrépito internacional provocado por los actos terroristas ocurridos en Francia".

"Lo que nunca pudo imaginar es que el tiempo no solamente había comenzado a correr para la denuncia del siglo, sino también para su propia vida", agregó.

Tan sólo tres días antes, Fernández había publicado a través de las redes sociales otra carta en la que se preguntaba sobre los motivos que llevan a una persona a "tomar la terrible decisión de quitarse la vida".

La nueva tesis de la jefa de Estado fue acompañada por el cuestionado secretario de Seguridad, Sergio Berni, pero la mayoría de miembros del Ejecutivo evitaron posicionarse mientras siga abierta la investigación judicial.

Entre estos últimos figura el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien hizo un llamamiento a "repensar las estructuras y los funcionamientos" de la Secretaría de Inteligencia a raíz del caso Nisman.

Desde la oposición, el diputado radical Ernesto Sanz subrayó que "si la presidenta cree que a Nisman lo mataron, tiene que descabezar a la cúpula de Seguridad". "Esto es gravísimo. Pasar de alentar la hipótesis del suicidio al asesinato tiene que tener consecuencias. Si primero creían que era suicidio y ahora no es porque hay alguien vinculado al Estado que los convenció de esto. Y hay que llevarlo rápidamente a la Justicia", insistió en declaraciones a una emisora local.

Para la diputada de la conservadora Propuesta Republicana, Laura Alonso, el giro en el planteamiento de Fernández confirma que Argentina "se quedó sin Gobierno" y tiene "un Estado muy débil", mientras que Francisco de Narváez, del Frente Renovador, apuntó que la presidenta "no tiene el derecho de intervenir en la independencia de la Justicia con esta tragedia".

El presidente de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelíes Argentinas), Julio Schlosser, también se mostró "sorprendido" por la nueva tesis de la jefa de Estado e insinuó que "tal vez tenga una información que nosotros no tenemos".

También la madre de Nisman puso en duda que su hijo se suicidara y no descartó presentarse como querellante en la causa que investiga su fallecimiento, en declaraciones que publicaron ayer los medios locales.

El giro en la versión oficial se suma a los múltiples fallos de seguridad detectados en los cuatro días transcurridos desde que el fiscal especial de la causa AMIA fue hallado muerto de un disparo en la cabeza en su departamento de Buenos Aires.

Aunque el fiscal estaba amenazado y contaba con una protección de diez hombres de la Policía Federal, ninguno de ellos hacía guardia frente a su apartamento, sino en la acera del edificio y ni siquiera las 24 horas del día.

Además, los investigadores descubrieron que, junto a la puerta principal y la puerta de servicio, existe una tercera vía de acceso a los apartamentos de la torre en la que vivía Nisman, que conecta con los aparatos de aire acondicionado.

La obligatoriedad de los invitados para anunciarse y ser autorizados por los propietarios antes de entrar en el edificio no va acompañada de un registro de sus pertenencias personales, tal y como dejó en evidencia el colaborador de Nisman y experto informático Daniel Lagomarsino, quien prestó una pistola al fiscal la tarde del sábado, la víspera de que fuese usada para provocarle la muerte.

Su muerte trascendió a la opinión pública el lunes, horas antes de su prevista comparecencia en el Congreso para explicar la denuncia contra Fernández, basada en escuchas telefónicas a supuestos espías argentinos y referentes de la comunidad iraní en Argentina.

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