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Muere el rey de Arabia Saudí

  • Abdala ben Abdelaziz al Saud ha fallecido a los 90 años por una neumonía. Le sustituye en el trono su hermano Salman, que seguirá la misma política conservadora.

El rey de Arabia Saudí, Abdala ben Abdelaziz al Saud, falleció este jueves en Riad a los 90 años de edad, afectado por una neumonía que le dificultaba la respiración. Abdelaziz, que accedió al trono en 2005 tras la muerte de su hermanastro el rey Fahd, sobrevivió en 2011 a la Primavera Árabe que puso en jaque a los regímenes totalitarios de varios países de la región. En 2014, no dudó en unirse a la coalición liderada por Estados Unidos contra el grupo radical Estado Islámico en Siria e Iraq, donde consiguió controlar vastos territorios en los que intenta imponer su particular interpretación de la ley islámica. En cuestiones religiosas, Abdelaziz fue el único de la familia Saud del que se conocen contactos con la oposición integrista, aunque ha ejercido una política dura con los militantes islámicos.

El finado destacó por su incondicional apoyo al golpe de estado en Egipto el 3 de julio de 2013, protagonizado por el entonces ministro de Defensa, el general Abdel Fatah al Sisi, contra el presidente islamista Mohamed Mursi, dirigente de los Hermanos Musulmanes. Es hijo del rey Saud, lo mismo que el rey Fahd, aunque de distinta madre. Según la legislación saudí, Abdelaziz ha sido sustituido por el príncipe heredero, Salman ben Abdelaziz al Saud, nacido en 1935 y que hasta ahora ocupaba los cargos de viceprimer ministro y titular de defensa.

En 1962 fue nombrado jefe de la Guardia Nacional e inició una tarea de reorganización y modernización del ejército. En 1975 fue designado por el rey Jaled (hermano del rey Fahd) vicepresidente segundo del Consejo de Ministros, cargo desde el que presidió en algunas ocasiones el Consejo y que se añadía a sus responsabilidades como jefe de la Guardia Nacional. En 1982 el rey Fahd le designó príncipe heredero y le nombró por real decreto vicepresidente del Consejo de Ministros. Abdala desempeñó un destacado papel en la resolución de discrepancias entre los Estados árabes y en sus esfuerzos por aproximarlos. El 1 de enero de 1996, el rey Fahd le cedió el control de los asuntos de Estado mediante un decreto, un mes después de ser hospitalizado como por un derrame cerebral, en diciembre de 1995. Con esta decisión, el rey Fahd traspasaba interinamente a su hermanastro el cargo de vicepresidente, ya que el monarca ocupa además ese puesto y preside la reunión semanal del gabinete saudí.

En política exterior, estrechó las relaciones con Occidente, especialmente con EEUU, a pesar de la oposición de algunos miembros de la familia real. En mayo de 1999 inició una gira por países árabes de Africa, Europa y Asia con el objetivo de fortalecer sus relaciones. Un mes después emprendió un viaje por Oriente Medio que comenzó en Siria lo que fue la segunda gira internacional del príncipe en menos de un año después de la que realizó en septiembre y octubre de 1998 por Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur y Pakistán.

En febrero del año siguiente inició otra gira por Oriente Próximo para recabar apoyos para celebrar una cumbre árabe. En febrero de 2002 fue el artífice de un plan por el que el mundo árabe reconocería y normalizaría sus relaciones con Israel a condición de que ese país evacuara los territorios de Cisjordania y Gaza, que ocupó militarmente en la guerra de 1967, para la proclamación en ellos de un Estado palestino con capital en Jerusalén oriental.

Se trataba de la segunda propuesta de paz de Arabia Saudí desde 1981, cuando el rey Fahd propuso a la Liga Arabe, aunque sin mayor éxito, reconocer a Israel. Sin embargo, meses después este plan fracasó al ser rechazado por Israel, y también ante la incomparecencia de sus principales líderes en la cumbre de la Liga Árabe de Beirut. En abril de 2002 viajó a Estados Unidos donde se entrevistó con el presidente George Bush, a quien pidió una firme actuación para que Israel retirara sus tropas de Palestina. En junio de 2003 patrocinó un simposio de diálogo nacional en el que participaron por primera vez representantes de la minoría musulmana chií hasta ese tiempo marginada de la actividad política. Después de la muerte del rey Fahd el 1 de agosto de 2005 fue designado nuevo rey, tras recibir la "Mubaia", una tradición que proviene de la época del profeta Mahoma y en la que el pueblo expresa su apoyo a sus nuevos gobernantes.

En noviembre de 2010 viajó a Estados Unidos para someterse a exámenes médicos por un coágulo causado por una hernia de disco. El 18 de junio de 2012 el rey designó a sus hermanastro el príncipe Salman, heredero al trono saudí tras la muerte días antes del príncipe Nayef. Dos años más tarde, el 27 de marzo de 2014, el monarca firmó otro real decreto por el que designó como futuro príncipe heredero a su hermanastro Moqren, con lo que éste se posiciona como segundo en la línea sucesoria tras Salman ben Abdelaziz.

El nuevo rey saudí marca las directrices futuras: seguir la misma política

El nuevo rey saudí, Salman ben Abdelaziz, marcó las directrices que se seguirán en Arabia Saudí bajo su reinado: la misma línea política conservadora y tradicional que se ha aplicado en el reino desde su fundación en 1923. En sus primeras palabras al pueblo saudí, no hizo ninguna alusión a los derechos fundamentales ni a la escasez de libertades en el reino, más bien hizo hincapié en la naturaleza musulmana del país y en su firme intención de no mover ni una coma de las normas.

"Seguiremos aferrados al enfoque tradicional sobre el que fue creada esta nación por su fundador, el rey Abdelaziz (ben Saud) y posteriormente por sus hijos. Nuestra Constitución es el libro de Alá (el Corán) y los actos del profeta Mahoma", sentenció el nuevo rey. En la monarquía del moderno Arabia Saudí, fundado en 1923 por el entonces rey Abdelaziz ben Saud, rige la ley islámica y los derechos fundamentales son gravemente restringidos. El país es también conocido como "el lugar de las mezquitas sagradas" de La Meca y Medina, cuyo custodio corresponde al rey saudí.

La otra única cuestión a la que se refirió en su primer discurso fue la "extrema necesidad" de la unidad y cooperación entre las naciones árabes y musulmanas, en un momento en el que la región de Oriente Medio afronta la inestabilidad provocada por el avance yihadista del radical Estado Islámico (EI) en Iraq y Siria. El recién entronizado monarca celebró que su país fue elegido "por Alá como plataforma" del islam y que, guiado por las enseñanzas de "la verdadera religión", seguirá velando por la cooperación y por los intereses nacionales.

En la inauguración de su trono, horas después de la muerte de su hermano Abdalá, Salman dejó claro de quién se quiere rodear. Designó a su sobrino Mohamed ben Nayef como segundo en la línea sucesoria del reino petrolero, después del príncipe heredero Moqren ben Abdelaziz, hermano del actual rey. El decreto real difundido por los medios oficiales saudíes también recoge que Ben Nayef, que mantendrá su cargo como ministro saudí del Interior, será el segundo viceprimer ministro del Parlamento. Nacido en Yeda en 1959, el siguiente príncipe heredero estudió Ciencias Políticas en EEUU y se especializó en asuntos militares y de lucha contra el terrorismo. En agosto de 2009, Ben Nayef, entonces viceministro para Asuntos de Seguridad del Ministerio del Interior salió ileso de un intento de asesinato en una operación terrorista de Al Qaeda en Arabia Saudí.

En cuanto al primero en esa línea de sucesión, el príncipe heredero Moqren, fue designado como vicepresidente de la Cámara de los Diputados. Además, el nuevo rey nombró a su hijo, el emir Mohamed ben Salman, como nuevo ministro saudí de Defensa, quien también seguirá siendo presidente de la Corte Real.

Mientras tanto, los saudíes y diferentes representantes de países musulmanes despidieron al monarca Abdalá durante un funeral celebrado en la mezquita del imán Turki ben Abdelaziz, en el centro de Riad. Inmediatamente después de la oración, el cuerpo fue trasladado al cementerio de Al Aud, situado en la zona de Al Batha, en un lugar destinado a los miembros de la dinastía Al Saud.

Desde su creación, la monarquía de los Abdelaziz ha pasado de uno a otro hijo del fundador del reino, que suelen recibir el cargo de soberano a una edad ya muy avanzada. El fallecido Abdalá se convirtió en rey a los 81 años de edad. Ahora es el turno de Salman, de 79 años, que prometió reinar con la misma mano de hierro conocida tradicionalmente en Arabia Saudí, y donde ha destacado la intolerancia hacia la libertad de expresión, la discriminación religiosa y de la mujer, y la criticada columna vertebral del sistema judicial: la ley islámica.

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