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La paz sigue sin llegar al este de Ucrania pese al alto el fuego

  • Los combates no cesan en Debáltsevo, estratégica ciudad donde miles de soldados ucranianos se encuentran prácticamente rodeados por los separatistas.

Los combates en la zona de Debáltsevo, en el este de Ucrania, no cesan a pesar del alto el fuego entre Kiev y los prorrusos que entró en vigor hace dos días y ponen en peligro todo el proceso de paz relanzado la semana pasada en la cumbre de Minsk. El mando militar ucraniano informó de que cinco soldados han muerto en 24 horas, entre las 06:00 hora local del domingo y las 06:00 de este lunes, en combates con las milicias prorrusas.

Según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Andréi Lisenko, los sublevados atacaron hasta en 88 ocasiones las posiciones gubernamentales en Debáltsevo, estratégica ciudad donde miles de soldados ucranianos se encuentran prácticamente rodeados por los separatistas. Aunque la intensidad de los choques en el frente ha decaído en las últimas 48 horas, como han reconocido tanto las partes en conflicto como los observadores internacionales, Debáltsevo es la excepción que puede echar por tierra los esfuerzos internacionales para poner fin a la guerra en el este de Ucrania.

Kiev acusó a los rebeldes de intentar tomar la ciudad "a cualquier precio", mientras que los prorrusos señalaron que las tropas gubernamentales no cejan en el empeño de romper el cerco en el que han caído tras la ofensiva lanzada por las milicias a mediados del pasado enero. Nada más firmarse el pasado 13 de febrero los acuerdos de Minsk, el presidente ruso, Vladímir Putin, ya advirtió que la principal amenaza al alto el fuego era precisamente la situación en Debáltsevo, situada en la región de Donetsk.

Los separatistas, que aseguran tener rodeados en esa zona a unos 8.000 soldados ucranianos, aceptan abrir un corredor humanitario para permitir la salida de sus enemigos pero ponen como condición que depongan las armas, lo que incluye el armamento pesado con el que los ucranianos atacaron las posiciones rebeldes. Tanto Kiev como los prorrusos quieren que la estratégica ciudad forme parte de su territorio y no parecen dispuestos a ceder.

La toma de Debáltsevo permitiría a los rebeldes controlar la frontera administrativa de la región de Donetsk, limítrofe con la también rebelde de Lugansk. Aunque muchas minas han sido inutilizadas por los bombardeos, el carbón es el principal activo de la autoproclamada república popular de Donetsk y el centro de comunicaciones de Debáltsevo sería crucial para su transporte. Una vez reanudados en enero los combates, los rebeldes marcaron Debáltsevo y, en menor medida, el puerto de Mariúpol como objetivos cruciales para garantizar la viabilidad de sus repúblicas como entes autónomos o independientes. Es por eso que el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, considera Debáltsevo una línea roja que no se puede cruzar y ha ordenado a sus generales que en ningún caso cedan las posiciones.

Y mientras siguen los combates, los dos bandos están a punto de incumplir la hoja de ruta establecida en los acuerdos de Minsk el 13 de febrero al negarse a iniciar la retirada del armamento pesado del frente, cuyo repliegue debe comenzar no más tarde de 48 horas después del alto el fuego. El armamento pesado "será retirado en caso de cumplimiento de los Acuerdos de Minsk. Por el momento, no se cumplen tales condiciones", dijo Eduard Basurin, subjefe del mando militar de la autoproclamada república separatista de Donetsk. "La condición para la retirada del armamento pesado de la línea del frente es el cumplimiento del primer punto de los acuerdos de Minsk, el alto el fuego. Y 112 ataques no es un alto el fuego", dijo a su vez Lisenko.

Según los acuerdos de Minsk, las piezas de artillería de más de 100 milímetros de calibre deben ser retiradas de una zona de 50 kilómetros, mientras las lanzaderas de misiles Tornado, Uragán y Smerch y los sistemas de misiles tácticos Tochka tienen que ser replegados de una franja de 140 kilómetros de profundidad. El documento también incluye el intercambio de prisioneros, el restablecimiento del control de Kiev sobre la frontera ucraniano-rusa, el desarme y la salida del país de todos los grupos armados y mercenarios extranjeros que se encuentran en la zona de conflicto.

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