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Putin culpa del surgimiento del Estado Islámico a la "injerencia" internacional

  • El presidente ruso asegura que en los países donde florece el EI no había terrorismo hasta la intervención extranjera El Ejército iraquí y las milicias inician la ofensiva para recuperar Ramadi

El presidente ruso, Vladimir Putin, culpó ayer a la injerencia occidental en Oriente Próximo del surgimiento del Estado Islámico (EI), al que calificó de organización terrorista.

"En los países en los que ahora florece (el EI) no había ningún terrorismo hasta que tuvo lugar la completamente inaceptable injerencia exterior, además sin el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU", dijo Putin, citado por medios rusos.

Putin, quien hizo estas afirmaciones al reunirse con representantes de los países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica), subrayó que "las consecuencias son evidentemente graves". "Sabemos lo que está ocurriendo en Oriente Próximo y el norte de África y conocemos los problemas relacionados con la organización terrorista que se hace llamar Estado Islámico", resaltó.

El jefe del Kremlin subrayó que "es absolutamente necesario corregir todo lo que ha ocurrido en los últimos años en la comunidad internacional".

Destacó que las potencias que integran este grupo se topan con "grandes amenazas" debido a la violación del derecho internacional y la soberanía de los países.

Y recordó que en la actividad de los BRICS los problemas de seguridad, sea la lucha contra el terrorismo o el crimen organizado, son cruciales para su funcionamiento.

Rusia, país donde están prohibidas las actividades del EI, condenó la ofensiva lanzada por los yihadistas contra la ciudad monumental siria de Palmira, cuyas ruinas están incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Por otro lado, las fuerzas militares y de seguridad iraquíes iniciaron ayer la ofensiva para arrebatar la provincia de Al Anbar y su capital, Ramadi, del control del EI, cuya liberación, según el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, "será inminente".

Las fuerzas militares y policiales cuentan con el apoyo de grupos tribales suníes y de las milicias chiíes Multitud Popular, que enviaron 50.000 efectivos, según sus máximos dirigentes.

El principal objetivo de la ofensiva es Ramadi, arrebatada al Ejército por los yihadistas el pasado día 17 en una operación relámpago que forzó la huida precipitada de los soldados iraquíes.

Una fuente de seguridad dijo que algunas tropas iraquíes ya se encuentran en el interior de la ciudad y que consiguieron llegar hasta los edificios de la Universidad de Al Anbar, en el sur de la localidad, y que han controlado varias zonas del complejo. En los días previos a la ofensiva de ayer, fuerzas antiterroristas se infiltraron en la localidad para apoyar las operaciones desde el interior.

En la lucha por Ramadi, las tropas y los milicianos cuentan con el apoyo de las aviaciones de la coalición internacional, liderada por EEUU, y del Ejército iraquí, que bombardearon posiciones yihadistas. Al menos 31 combatientes del EI perdieron la vida.

Con respecto al avance del resto de fuerzas hacia Ramadi, el portavoz de la milicia Multitud Popular, Ahmed al Asadi, afirmó que se produce desde tres ejes y que, como dijo el primer ministro, la operación llevará "poco tiempo".

Las tropas iraquíes se dirigen hacia la capital provincial desde el oeste, el este y el sur de Al Anbar, precisó Al Asadi, que añadió que lograron cortar las líneas de abastecimiento del EI. Al poco del comienzo de la ofensiva, el Gobierno anunció progresos de varios kilómetros en los frentes sur y norte.

El Ministerio iraquí de Defensa calificó estos avances de "grandes operaciones" del Ejército y de las milicias chiíes (sin mencionar a los grupos tribales suníes). Además, añadió que las tropas consiguieron rodear a los yihadistas desde todos los puntos.

El portavoz precisó también que las fuerzas no se coordinan con la alianza internacional, sino que quien lo hace es el Comando Conjunto de las Operaciones (las fuerzas se seguridad iraquíes).

La caída de Ramadi, capital de la mayor provincia del país, supuso un duro revés para el Gobierno de Bagdad, al que pilló por sorpresa mientras se concentraba en los preparativos para liberar Al Anbar como paso previo a la reconquista de la ciudad de Mosul, principal feudo yihadista en Iraq.

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