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La izquierda gala se desgarra por la reforma laboral de Hollande

  • Un grupo de diputados socialistas intenta una moción de censura contra el Gobierno de su partido

El pulso que se libra desde hace meses en la izquierda francesa se avivó ayer cuando un grupo de diputados socialistas intentó una moción de censura contra el Gobierno de su propio partido, tras la adopción, sin aval parlamentario, de la reforma laboral impulsada por el presidente, François Hollande. Los llamados diputados disidentes, representantes del área más izquierdista del Partido Socialista (PS), se quedaron a dos votos de los 58 que necesitaban para presentar la moción de censura contra el Ejecutivo del primer ministro francés, Manuel Valls.

Según el diputado socialista Laurent Baumel, uno de los dirigentes de los críticos, entre los que apoyaron la moción figuraban 30 socialistas, además de ex comunistas y ecologistas. Pero el hecho mismo de haberlo intentado y de haber trabajado hasta el último minuto para abrir este frente contra el Gobierno muestra la divergencia profunda que existe dentro de la izquierda.

Hasta ahora, los disidentes se habían conformado con criticar el sesgo liberal de la política gubernamental, pero ayer dieron un paso más al mostrar que son capaces de intentar tumbar al Ejecutivo. Aunque apenas representan un 10% de los 296 diputados socialistas, son clave porque privan al Gobierno de una mayoría suficiente para adoptar leyes, lo que hace improbable que el PS lleve adelante las amenazas de expulsión que habían lanzado algunos de los parlamentarios leales a Valls.

La situación quedó clara el martes, cuando tras comprobar que carecía del necesario respaldo parlamentario, Valls se saltó el trámite parlamentario para aprobar la reforma laboral y recurrió al artículo 49.3 de la Constitución francesa. Dicho artículo establece que, en determinados casos de orden financiero o de financiación de la Seguridad Social, el primer ministro puede impulsar una ley sin el aval de los diputados, quienes tienen el recurso de llevar a cabo una moción de censura, como la que ayer no prosperó por no darse el número mínimo de ellos para someterla a trámite.

Pese a que todo apunta a que Valls salvará el trámite hoy, está dejando mucho de su crédito en la reforma laboral, que no cuenta ni con el respaldo de la patronal, que la considera demasiado tibia, ni con el de la mayoría de los sindicatos, que mantienen convocadas tres nuevas jornadas de manifestaciones y huelgas contra ella. Los franceses están de nuevo llamados hoy a manifestarse.

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