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Cultura

La lectura más teatral de 'Acis y Galatea' abre la temporada lírica

  • El Cervantes acoge mañana y el sábado el montaje de la 'masque' de Haendel, en el que participan la Joven Orquesta Barroca de Andalucía, la Capilla Renacentista y la Escuela Superior de Canto de Madrid

La temporada lírica del Teatro Cervantes arranca este fin de semana su vigésimo tercera edición, seguramente la más complicada y a la vez discreta de su existencia, con un programa reducido a sólo tres títulos y con el puesto de la dirección artística vacante después del cese de Lorenzo Ramos, que se había mantenido al frente durante los dos últimos cursos. La implacable tijera ha reducido la oferta operística y lírica en Málaga a la mínima expresión, para desilusión y desesperanza de los aficionados y como símbolo de la oportunidad perdida para el potencial público de la ciudad y la provincia, numeroso seguro, que nunca ha asistido a una representación de este tipo. No obstante, quien quiera encontrar un consuelo puede hallarlo este fin de semana, con la representación mañana viernes (a las 21:00) y el sábado (a las 20:00) en el primer escenario de la capital de Acis y Galatea, la masque (oratorio profano) de Haendel (Halle, Alemania, 1685-Londres, 1759) basada en los personajes mitológicos recogidos por Ovidio en sus Metamorfosis (e inspiradores de las más diversas obras musicales y literarias, con ejemplos decisivos como la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora, cima de la poesía culteranista) y considerada pieza cumbre del barroco. El montaje, producido expresamente para el Teatro Cervantes, cuenta con la participación de la Joven Orquesta Barroca de Andalucía (JOBA), la Capilla Renacentista y la Escuela Superior de Canto de Madrid, lo que confiere al proyecto un sello indiscutiblemente joven, al igual que su reparto de solistas, que integran los tenores Diego Blázquez y Felipe Nieto, la soprano Rebeca Cardiel y la mezzosoprano Ana Cristina Marco. La dirección musical corresponde a Michael Thomas, mientras que Gregorio Esteban se hace cargo de la dirección escénica en una propuesta que precisamente subraya su naturaleza dramática hasta convertirla en una obra de teatro. Tal y como explicó ayer el mismo Esteban en la presentación del espectáculo, "lo que presentamos aquí no es un concierto de Haendel, sino una obra de teatro para la que hubiésemos encargado a Haendel la composición de una música incidental".

Acis y Galatea es la primera obra que Haendel compuso en inglés y, como corresponde a su género, su estructura no es dramatizada, sino que presenta, de nuevo según Gregorio Esteban, "una serie de pasajes aislados que sugieren un argumento pero sin continuidad, con un texto mínimo, que se repite continuamente y que reproduce diversas escenas abstractas". Para hacer de esta propuesta una experiencia definitivamente teatral, la puesta en escena recurre a la estrategia del teatro dentro del teatro, de manera que el montaje presenta, en clave de ficción, a una compañía de actores/cantantes que ponen en escena Acis y Galatea. De este modo, por ejemplo, cada aria es interpretada por los solistas dos veces, "una como actor y otra propiamente como personaje", según explicó Esteban, que subrayó el continuo juego entre realidad y ficción al que asiste el espectador, quien, sin llegar a saberlo, forma parte del montaje desde el principio como protagonista. Los solistas, eso sí, cantan estrictamente el texto que el poeta John Gay (con algunos añadidos posteriores de Alexander Pope, John Dryden y John Hugues) escribió para la masque, estrenada en Cannons (Edgaware, Londres) en 1718, sin complementos de ningún tipo, lo que refuerza aún más el continuo trasvase entre la representación real y la evocada. Con respecto a la escenografía, Esteban la definió como "minimalista", basada sobre todo en juegos de luces y con elementos que interactúan durante todo el desarrollo de la obra, como la arquitectura (depositaria de los elementos más barrocos y representativos de la Arcadia clásica), el coro, los solistas, los pastores, el público (especialmente el ubicado en las plateas, mientras que en el patio de butacas se ha reservado una sección para los actores / cantantes) y la música como objeto escénico.

Precisamente, la JOBA (proyecto de carácter principalmente pedagógico impulsado por la Orquesta Filarmónica de Málaga) se enfrenta a su primera experiencia en una representación lírica, y lo hará en este caso en el mismo escenario, junto al coro y los solistas, sin la presencia del director. Michael Thomas explicó ayer al respecto que la formación ha contado para la ocasión con el asesoramiento de algunos maestros de la Orquesta Barroca de Sevilla (último Premio Nacional de Música) y que todos los instrumentistas de cuerda utilizarán arcos barrocos. A Haendel, claro, le habría encantado ver su obra depositada en manos tan jóvenes.

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