arte

Paisaje de la joven fotografía

  • Los alumnos de la Escuela de Arte de San Telmo demuestran en la sala Moreno Villa el manejo de códigos y temas artísticos actuales · Destaca el trabajo de José Mª Escalona

Hace ahora tres años, y en relación a la exposición Procesos cruzados. Fotografía artística en la Escuela de Arte San Telmo de Málaga advertíamos la innegable solvencia técnica, el acceso a una información de referencia, un aprecio y valoración crítica de la misma, así como el manejo de códigos y temas artísticos actuales que demostraban los alumnos de la Escuela de Arte de San Telmo. En la crítica que dedicábamos a aquella exposición destacábamos a Clara G. Ortega, quien ya ha expuesto individualmente en Alarcón Criado (Sevilla), ha estado presente en ARCO con esta galería y ha disfrutado la prestigiosa beca de la Academia de España en Roma.

Tras ella, otros muchos alumnos de la Escuela están teniendo una incipiente pero contundente y premiada presencia en certámenes. Es el caso de Elena Arjona, quien, como Clara G. Ortega y otros alumnos egresados entró a formar parte de la colección del Instituto Andaluz de la Juventud en 2011, la colección de arte emergente más importante de Andalucía. Y en la edición actual del MalagaCrea de Fotografía los dos primeros premios han recaído en alumnas de esta institución. Esta pujanza fotográfica que vive San Telmo en los últimos años no sólo se debe a las sinergias culturales que se han originado en la ciudad, como la apertura del CAC, la presencia de la fotografía en las programaciones de las tres principales galerías de la ciudad, así como en el Picasso, sino a la solvencia y la solidez del profesorado que ha accedido a la docencia, igualmente joven y que, en algunos casos, son fotógrafos consolidados, de reconocido prestigio y partícipes de los discursos medulares del arte actual; entre otros, los casos de Juan del Junco y Noelia García Bandera, a la sazón comisaria de esta y aquella otra exposición.

Latitudes. Paisaje y Fotografía. Escuela de Arte de San Telmo descubre a una promoción que mantiene el nivel de las anteriores, es decir, que con las limitaciones técnicas, de formato y materiales, se insertan, con mayor o menor fortuna, en las distintas estribaciones de la creación actual. No debemos olvidar que no dejan de ser artistas en formación, en proceso. A pesar de ello, hay una serie de artistas que formal y conceptualmente demuestran una ambición que excede el estricto marco de lo formativo. Esto es, precisamente, lo que hace que atendamos a esta exposición. Y es que, no sólo de grandes nombres y maestros vive el crítico de arte.

Entre todos sobresale José María Escalona con La paradoja, una pieza ciertamente excelente. El artista ha recreado un escenario natural con ramas y piedras en un pequeño invernadero que se expone junto al conjunto de fotografías. Éstas, gracias al uso de la iluminación y los encuadres, nos remiten a un paisaje que asumimos como real, como la imagen fiel y veraz de la Naturaleza, aunque en rigor, tal como demuestra el invernadero, son planos y fragmentos de una Naturaleza artificiosa -una paradoja o una contradictio in terminis-.

El joven fotógrafo emplea una luz contrastada y puntual que nos recuerda desde las vistas de Montserrat de Rodney Graham en los noventa a las últimas obras de Carlos Irijalba, sólo que sobre lo micro y no en el entorno forestal. Escalona pone en jaque la condición de lo fotográfico como real, de este medio como testigo y prueba irrefutable, subvirtiéndolo por completo y acercándolo a lo ilusorio y ficticio. Viendo las seis fotografías uno no tiene más remedio que recordar la máxima de Pompilio que recuperara Oscar Wilde: Natura imita artifex (La Naturaleza imita al arte). Y no deja de ser evocador, también metafotográfico, cómo ese paisaje inventado y falso se marchita y no resiste frente a lo vigoroso de su imagen fotográfica.

Junto a Escalona destacan, aunque en menor medida, los proyectos de Eva Grau y Aída Benoît, en ambos casos, como en el anterior, expandiendo la dimensión del fotógrafo a terrenos próximos al accionismo y lo conceptual. Benoît realiza una poética metáfora entre las cicatrices de la tierra y las del cuerpo humano, del suyo en concreto, que parece tender un simbólico puente mediante una piedra extraída de lo rural y que actuaría como elemento que hiere. Grau, rememorando a Del Junco, cruza relatos, motivos encontrados y 'accidentes' entre un paraje fotografiado y una antigua pintura, estableciendo dos niveles entre pintura y fotografía.

Asimismo, son interesantes los trabajos de Pablo de Pablos, en el que la fotografía recupera y revisita el recuerdo y las vivencias; las sugerencias verbales y metafóricas de Félix Perdiguero, aunque resulten demasiado gráficas o publicitarias; la fragmentación paisajística de Álvaro Pereda creando paralajes; o el trabajo ficcional, inventándose un paisaje, de Helen Tower.

Escuela de San Telmo Sala José Moreno Villa. Ramos Marín, s/n. Málaga. Hasta el 30 de junio

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