Cultura

El Viejo Actor indaga en las emociones humanas 'Sobre un escenario'

  • La compañía malagueña celebra hoy el estreno absoluto de su nueva obra, escrita por Francisco Javier Poleo, en el Teatro Cánovas, donde podrá verse con cuatro funciones hasta el próximo sábado

Tal y como apuntaba ayer el responsable del Teatro Cánovas, Antonio Navajas, la generación de actores y directores teatrales malagueños que afloró en los 90 constituye uno de los argumentos más sólidos para defender la buena salud de las artes escénicas en la provincia (al menos, valga la redundancia, en lo que a alcance artístico se refiere). Lo cierto es que esta generación se encuentra ya en plena posesión de su madurez, ha recibido los palos necesarios, ha crecido lo suficiente como para hablar de tú a las tablas y se encuentra, por tanto, en disposición de ofrecer lo mejor de sí misma. Sus miembros cuentan a su favor con una formación sólida adquirida en la Escuela Superior de Arte Dramático, un aprendizaje mucho más completo y versátil que el tuvieron sus predecesores y una soltura ya ampliamente demostrada a la hora de aliarse con todo tipo de lenguajes escénicos, en una altura de miras a menudo en consonancia con el teatro europeo independiente. Un representante emblemático de esta generación es la compañía El Viejo Actor, que dio sus primeros pasos de la mano de Carlos Poleo y Steven Lance en el Instituto Nuestra Señora de la Victoria de Martiricos. Después llegaron la Escuela, el primer estreno en el año 2000, los reconocimientos, las giras y la consolidación profesional de una manera distinta y solvente de hacer teatro. Hoy a las 21:00, la agrupación celebra en el Teatro Cánovas (donde permanecerá hasta el sábado con cuatro funciones) de su última obra, Sobre un escenario, un juego del teatro dentro del teatro que indaga en las emociones humanas en el extraño e incomparable marco de la acción dramática.

Sobre un escenario, escrita por Francisco Javier Poleo, dirigida por Carlos Poleo, y protagonizada por Steven Lance, Lydia Martín, Álvaro Nielsen, Nora Aguirre y el mismo Carlos Poleo, constituye una suerte de trilogía junto a otras dos piezas de la compañía: Espejos en La menor, ambientada en el mundo del circo (que ya constituyó uno de los mayores éxitos de El Viejo Actor) y Seres, que se traslada a un hospital psiquiátrico en el que conviven enfermos con trastornos de la creatividad. El resultado es, tal y como explicó ayer Carlos Poleo, "una metáfora poética del mismo hecho teatral y artístico", según la intención primigenia del autor, Francisco Javier Poleo. En Sobre un escenario el universo es netamente teatral y los protagonistas constituyen una compañía amateur que aspira a representar su primera obra, pero se encuentran con un problema espeluznante: cuando anuncian su flamante estreno, nadie acude a verlo. La entrada en el juego de un autor teatral ayuda a los personajes a encontrar el camino de acceso al público, pero en el camino surgen las primeras dudas y disputas entre quienes aspiran a hacer del teatro su actividad profesional y quienes prefieren mantener el inocente y romántico aroma a nuevo de los primeros años. La obra constituye así "una autobiografía posible de cualquier compañía teatral del mundo en sus primeros pasos, cuando tiene que tomar decisiones difíciles, y de ninguna en concreto", apuntó al respecto Carlos Poleo, quien citó a Pirandello como referente necesario. El director y actor dejó claro que Sobre un escenario "no cuenta la historia de El Viejo Actor, aunque inevitablemente estén aquí puestas todas nuestras miradas al oficio. Queríamos contar una historia humana, de sentimientos y decisiones, y decidimos hacerla a través del medio que mejor conocemos: el teatro".

Fiel al santo y seña de la compañía, este nuevo montaje aúna drama, comedia y teatro del absurdo, en una confluencia de lenguajes que se niega a acomodarse en ningún género y que busca, sobre todo, una expresión poética, bien a través de los actores, de proyecciones audiovisuales o de la música de Adrián Artacho. El actor Steven Lance quiso dejar claro que la obra no va dirigida especialmente al mundo del teatro "sino al público en general. Lo que ofrecemos es una reflexión sobre las miserias humanas encarnadas en personajes concretos. Da igual que sean actores". Hoy toca comprobar el alcance de su apuesta.

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