Preocupado por la coincidencia con el trascendental partido del Málaga (del que espera, no obstante, el tan deseado triunfo), Daniel Casares presentó ayer el concierto que ofrecerá hoy a las 21:00 en el Teatro Cánovas, dentro del ciclo Flamenco viene del Sur. El guitarrista de Estepona recupera su espectáculo Guernica 75, que estrenó el año pasado en el Teatro Cervantes como homenaje a la inmortal obra de Pablo Picasso en su efeméride, con una formación que incluye, entre otros, al cantaor Rubio de Pruna y al bailaor malagueño Sergio Aranda, una de las promesas más firmes del género al que auguró ayer todos los éxitos: "Llegará a donde quiera".

Sobrepuesto a los envites de la subida del IVA, Casares, el flamenco malagueño de mayor proyección, premiado por la crítica neoyorquina, ganador del Bordón Minero y creador de cinco discos incontestables, recupera su proyecto más personal y singular con próximos conciertos en Madrid y Sevilla además del que hoy ofrecerá en Málaga. Casares apuntó ayer sin embargo que desde el estreno de Guernica 75, el espectáculo ha sido representado en países como Brasil y Francia con gran éxito, aunque "la formación ha ido ajustándose a las exigencias de cada momento". Hoy, por ejemplo, la función del Cánovas prescinde de los elementos de danza contemporánea que el trabajo incluía originalmente, "pero eso lo hace por otra parte más flamenco, subraya ese gusto de forma especial".

El guitarrista afirmó, precisamente, que ante el reto de trasladar "la fuerza, la pasión y la rabia" del Guernica a las seis cuerdas optó "por un registro más inconfundiblemente flamenco. Hasta entonces me había gustado mostrarme más moderno, más abierto a comulgar con otras músicas, pero entendí que el Guernica me pedía algo más flamenco. Este arte lo contiene todo, y los colores del cuadro, blanco, negro y gris son muy flamencos". Ahora, Casares trabaja en un proyecto centrado únicamente en la guitarra: "Necesitaba estar preparado para hacer algo así. Creo que ya lo estoy".