Cultura

El paisaje que estalla de color según el pincel de Evaristo Guerra

  • La sala de muestras del Rectorado expone hasta el 10 de julio una veintena de óleos, algunos inéditos, serigrafías y grabados del pintor veleño. Sus 'Árboles' marcan estilo propio.

Bajo un elegante fondo gris estalla el color de Evaristo Guerra y se extiende, optimista y vital, el signo de identidad del pintor veleño. En las salas de exposiciones del Rectorado de la Universidad de Málaga, sus lienzos colgados más que cuadros son ventanas a un campo evocador, provocador de sueños irreales y fascinantes, en los que los olivos pueden ser morados, los montes azules y los cielos naranjas. Árboles es la última propuesta de este creador que ha hecho del paisaje, del campo, su constante inspiración.

Una veintena de óleos, algunos de ellos creados durante los tres últimos años para formar parte de la muestra, componen la exposición que se podrá ver hasta el 10 de julio. La bienvenida al visitante la hacen ocho piezas de gran formato, 150 por 150 centímetros, que representan otros tantos árboles característicos de la Axarquía. Con el mismo paisaje de fondo pero con degradaciones de color muy distintas, cobran vida el olivo, el almendro, el mango, el membrillo, el algarrobo, el aguacate, el granado y la higuera. De estas creaciones también se exhiben las paletas que usó el pintor para cada obra.

"Hace tres años, cuando tenía la exposición antológica que me hizo el Ayuntamiento, la rectora me ofreció esta sala y nada más verla pensé en hacer esta serie de ocho cuadros", explica el propio autor. Un árbol sólo, protagonista absoluto junto a su sombra, con el sol y la luna en un cielo casi despejado conforman estos lienzos que dan título a la muestra. Aunque el colorido resulte espectacular, más impresiona al espectador Homenaje a la luz de Andalucía, un mural de 2,80 por 4,86 metros formado por un puzle de treinta obras más pequeñas y que fue ideado para la Expo 92, aunque finalmente no se expuso.

Cada provincia tiene su color y su luz, que van desde los azules de Cádiz a los verdes oro de Sevilla o el magenta de Huelva. "Pienso que la composición es muy bonita y la estoy defendiendo, creo que debe de estar en una institución o en un museo completa, no la quiero vender por partes", dice Evaristo Guerra.

En la muestra también ha colgado su homenaje a María Zambrano. Delante del paisaje urbano de Vélez Málaga se alza un limonero, el que la pensadora recordaba de su corral del pueblo y del que le habló en una conversación poco antes de morir. Y lo pinta rodeado de gatos, animales que fascinaban a la filósofa malagueña. Éstos son los únicos seres que infieren en quietud del paisaje, aunque se intuye la mano del hombre en los campos arados y se nota su presencia en las casas con luces encendidas.

"No hay nadie porque no hace falta, el paisaje para mí es lo más hermoso, el árbol, la luz, sin intermediarios", considera Evaristo Guerra que maneja el color "con libertad". Pinta a diario porque asegura que "lo necesita" y siempre sigue las mismas pautas a la hora de enfrentarse a la creación. "Me voy al campo y en cualquier papel hago un boceto muy pequeño que paso luego al cuadro, lo recreo en mi estudio", relata el autor al que no le interesa plasmar la realidad como la ve sino como la siente. "Para eso está la fotografía", asegura.

Con paciencia y minuciosidad va zurciendo pinceladas para crear unos cuadros que destacan por su "mensaje de felicidad, así lo destacó la rectora", comenta Guerra. En la sala de la Muralla, el artista ha querido explicar el complejo proceso de elaboración de una serigrafía. También muestra varios grabados con sus planchas de zinc correspondientes en un intento didáctico de mostrar su trabajo. "Yo vivo las exposiciones, me encanta explicarle a la gente el trabajo de los últimos años, me llenan mucho las muestras de cariño", afirma este creador a caballo entre Madrid y Torre del Mar que con sus piezas da "un carpetazo a la crisis" y aporta una inyección de optimismo.

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