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  • Bill Condon dirige 'The Fifth State', la película que aborda el escándalo de Wikileaks y la figura de Julian Assange y que se estrena el próximo octubre

De Dioses y Monstruos hace ya 15 años. Aquel personal relato sobre los últimos días del director James Whale (director de, entre otras, la primera película de Frankenstein) resultaba plenamente cautivador por la omnisciencia del pasado de su protagonista. No le permitía dar un paso adelante sin recordarle a alguna situación semejante años atrás. Por ello, Whale ( interpretado por un Ian McKellen en estado de gracia) huía de su pasado, y hacía caso omiso de él, actuando con total libertad, o al menos, intentándolo. La amistad que traba con su jardinero ( interpretado por Brendan Fraser), que no para de recordarle las diversas relaciones que tuvo con varios jóvenes a lo largo de su vida, acaba con el hombre y hace resurgir al pasado. Irónicamente, Whale (en la película) se considera a sí mismo un monstruo, pero no por su propia visión de sí, sino por la de los demás, que lo han acabado marginando, pese a ser artífice de una de las quimeras más visionarias del séptimo arte. Ello lo hace un dios, su pasado. Sus conversaciones con su nuevo amigo permiten que el dios aflore con el monstruo a la sombra, tomando consciencia de su propia importancia.

Bill Condon, aquél que dirigiera (y adaptara de El padre de Frankenstein) semejante proeza del análisis propio, ha ido dando tumbos con los años, pese a poseer una modestia visual y una vitalidad que le aportaban a sus relatos la humildad que les correspondía. Tras tratar vagamente con la sexualidad en la citada Dioses y monstruos, lo haría con más calma y profundidad en Kinsey, cinta biográfica del sexólogo Alfred Kinsey. Después, se metería en camisa de once varas con las últimas adaptaciones de la saga Crepúsculo, donde apenas se puede discernir su presencia, ni a nivel estético, donde podría encontrarse su sobriedad, ni a nivel escrito. Sin embargo, parece que ha vuelto a encontrarse con los designios biográficos que tan bien le han ayudado en la cima de su carrera, puesto que se encuentra a los mandos de The Fifth State, que relata un segmento de la vida del fundador de WikiLeaks, el conocidísimo Julian Assange, y que se estrenará el próximo octubre.

Aunque a priori suene presuntuoso, Assange comparte las mismas asperezas internas de James Whale. Ambos son dioses que viven a la sombra de ojos que los etiquetan de monstruos, y ambos cargan con un pasado del que solo ellos son conocedores, pese a que el mundo crea lo contrario. Assange, embajador de la ortodoxia moral, junto con todo el equipo a su lado y a los mandos de WikiLeaks, ha conseguido abrir muchísimas mentes, a expandir el pensamiento propio a costa de la desconfianza hacia los gobiernos, a cambio de considerarle como poseedor de la razón absoluta y de constituir un ejemplo a seguir. Asuntos como el de los cargos de violación y abusos sexuales que cargan sobre él, o el simple hecho de haber vulnerado la seguridad de varios países, son los que le dibujan a los ojos de los que creen estar ante un auténtico monstruo.

Benedict Cumberbatch, solidísimo actor británico que posee las dotes expresivas necesarias para encarnar la frialdad y despertar la intriga, interpretará a Julian Assange, dotándolo de sus tan inherentes como particulares emociones, que suelen movilizar a sus masas de seguidores como si estuvieran ante la verdad personalizada. Desde luego, Cumberbatch, culpable de resucitar a un Sherlock Holmes tan apático como realmente agradable, posee el poder de convocatoria (y oratoria) necesario para ello, tal y como ha demostrado con su dialéctico villano en Star Trek: En la oscuridad, o con sus arengas sobre la simpleza de los sentimientos humanos en Sherlock. Aquí, en The Fifth State, además, adopta los ensimismados gestos del mundialmente conocido hacker, su profesional sonrisa y su puntual manierismo personal.

A vista de que la gran mayoría de los trabajos centrados en retratar la existencia de grandes creadores (Mark Zuckerberg en La red social) y de grandes comunicadores (Steve Jobs en la futura jOBS) de la actualidad, el futuro de The Fifth State parece estar bastante resuelto, que no excento, seguramente, de futuras controversias con respecto a la vulneración de Assange de la privacidad de diversos gobiernos. Sin embargo, puede que a través de ella, se aclare la visión del público que necesita ver una película para comprender la realidad. Puede que aquí se separen los dioses de los monstruos.

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