Cultura

Para llevar el arte a la escuela

  • Fernández Aragüez dona un mural para un instituto de Benalmádena Cuenta con numerosas obras en Málaga y la provincia, muchas de ellas expuestas en centros educativos

Si los niños no van al arte, será éste el que tenga que ir a por ellos. El pintor veleño Santiago Fernández Aragüez, es uno de los responsables de un movimiento cultural: el arte en la escuela. Hace varios años encabezó la actividad de exponer murales de gran dimensión en centros educativos con el fin de acercar obras pictóricas a los estudiantes. Cuenta con numerosas obras expandidas por la capital y provincia. Hace unos días, el pleno del Ayuntamiento de Benalmádena aceptó por unanimidad una obra suya. "Desarrollé una actividad con otros compañeros que consistía en llevar el arte en la escuela. La mejor forma es crear salas de exposiciones para que los niños vean obras originales en el colegio", comenta.

Este inspector de Educación de la Junta de Andalucía comenzó a pintar en el patio de su casa en Vélez. Dicen que de pequeño cogía los fragmentos de los braseros y llenaba de grafiti todos los bajos de la casa. "Mi padre tuvo que alicatarlo", señala con risa. Empezó a coger los pinceles en Madrid cuando estudió Educación Física, a pesar de tener la carrera de Ingeniería Técnica y Magisterio. "Mi padre quería que hiciera algo serio para estudiar en Madrid", explica.

Aragüez fue jugador de División de Honor de hockey hierba y estaba en el programa olímpico. Una vez en la capital de España decidió presentarse al examen para ingresar en Bellas Artes. No era nada fácil puesto que había que pintar una cariátide desde diferentes perspectivas. "Tras cuatro horas de examen decidí marcharme. Me dijo un profesor que no lo hiciera. Me salió la rebeldía y terminé pensando que me iban a poner un cero patatero". Había 25 plazas y obtuvo el número uno, con la condición de que tendría que matricularse en Bellas Artes. "Si no me daban el número dos", dice. Pero su prioridad era el deporte. "Ser pintor era un accidente para mí". ¿El motivo? Había triunfado en el hockey. Jugaba en el Real Club de Campo de Madrid y era uno de los fijos en la Selección Española. Tuvo como compañeros a Juan Amat, tío de Pol Amat -nombrado mejor jugador del mundo en 2008-. "Nos peleábamos en la Liga pero en la selección éramos amigos y seguimos siéndolo".

Santiago empezó a pintar en serio cuando vio que no podía vivir del hockey. "Me saqué unas oposiciones, catedrático de instituto en excedencia, y conseguí una plaza en la Universidad Laboral". Aun así siguió vinculado a este deporte e hizo un equipo. "Con 26 años me retiré de la alta competición. Después de 20 años me he dado cuenta de que he pintado para los galeristas, no para mí", agrega.

Aragüez cuenta con más de 200 obras en la provincia. En Benalmádena tiene cuatro murales expuestos en el colegio Las Palomas, instituto Cerro del Viento, instituto IBN Al Baytar y el instituto Benalmádena. También centros educativos de Fuengirola (17), Mijas (14), Torremolinos (2) y Vélez-Málaga (27), exponen sus obras. Los acuerdos que establece recogen que la obra pasa a patrimonio municipal con la condición que esté siempre ubicado en un colegio o instituto. "Si deja de ser un centro educativo, el Ayuntamiento tiene que buscarle una ubicación pero que lo vean niños", aclara. Además ha realizado tres obras para la Universidad de Columbia, entre sus últimos encargos. La UMA también posee obras suyas.

Su estilo es inconfundible. Pinta elementos florales, una recreación onírica de paisajes que no existen. "Cojo el concepto de un paisaje y lo compongo con un poco de orden. Los niños lo entienden muy bien". Se considera un pintor influenciado por los impresionistas del siglo XIX. Tuvo como profesores en Madrid a Antonio López o Cristóbal Toral, entre otros. Aunque también ha bebido de Paco Hernández.

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