Cultura

Arañazos que no duelen

  • 'No te va a doler' es el nuevo proyecto de la poeta cordobesa María Mercromina y la ilustradora jerezana Ana Müshell Juntas exploran los rincones del dolor cotidiano y la psicología femenina

Juntas, revueltas y conectadas. Así funcionan desde hace algunos meses la poeta cordobesa María Mercromina y la ilustradora jerezana Ana Müshell. Cada una habita en una punta de Andalucía, pero en la era de la fibra óptica la distancia deja de ser un problema, más aún cuando existe una cercanía psíquica absoluta. Una dibuja sobre lo que la otra escribe y el resultado son ilustraciones poetizadas, poemas ilustrados o ambas cosas a la vez. Obras únicas con un doble sello sobre las que se cierne una mirada femenina tan dulce como, a veces, colérica.

El de María Mercromina (Córdoba, 1989) es ya un nombre familiar en los círculos cordobeses de la poesía emergente. Sus poemas, que han sido traducidos al francés, portugués e inglés, han sido recogidos por la editorial La Bella Varsovia en la antología Apuestas, nueve nuevos poetas. Trabaja simultáneamente en numerosos proyectos, y una de sus últimas aventuras surgió cuando su camino se cruzó con el de Ana Müshell (Jerez de la Frontera, 1989) mientras ambas colaboraban para el mismo fanzine. Por su parte, Müshell nació en la tierra del vino y el caballo pero asegura que no le gusta el vino ni que adiestren caballos, y en su experiencia relumbran los títulos de licenciada en Bellas Artes y de Diseñadora Editorial, aunque actualmente se dedica a dibujar frenéticamente cualquier cosa que cruza por su cabeza y a atender todos los proyectos que se le van poniendo por delante (el último, la ilustración para la portada del último poemario que Gerardo Grande publica con La Bella Varsovia). La unión de estas dos amazonas creativas ha empezado ya a dar sus frutos con su carta de presentación: acaban de agotar la primera serie de ilustraciones que han comercializado en forma de postales, y ya están en vías de sacar una nueva serie con creaciones inéditas.

Nada de princesas, animalitos o dulces. La visión femenina que estas chicas proponen tiene más que ver con vísceras y sentimientos oscuros, engalanados, eso sí, con flores, macetas de cactus y ropa interior tirada por el suelo. Parten de sentimientos cotidianos como el odio y la envidia para configurar un atlas de la castigada mente femenina con el que, aseguran, consiguen meterse en el bolsillo a un público conformado en su mayoría por chicas jóvenes. "Lo curioso es que nosotras no hemos elegido a nuestro público objetivo, pero en el corto periodo que lleva vivo este proyecto las mujeres han respondido mucho mejor que los hombres", asegura Müshell. No tienen ni destinatarios específicos ni una intencionalidad clara más allá de "reírnos de nosotras mismas", añade Mercromina, "hablando de las cosas que nos duelen y de las tonterías que se nos pasan por la cabeza. Acidificarlo todo y plasmarlo en el papel". Sus creaciones distan mucho entre sí, aunque si tuvieran que destacar un punto común, una obsesión que las guía, ésta sería "la mujer frustrada y deforme", cuenta Müshell. "Creo que la deformidad nos apasiona, y más si lleva bragas de encaje", como sucede con las protagonistas de sus ilustraciones: muchachas con peculiares formas que pueden llegar a parecerse a las de la mujer media exactamente lo mismo que las de una supermodelo pero discurriendo en el sentido contrario.

Pese a ello, Ana Müshell insiste en que su modo de trabajo está más basado en cierta improvisación nacida de la fuerza inspiradora de los estímulos que las rodean que en una serie de líneas trazadas que recorrer sistemáticamente. "Siempre estamos mirando referentes, ya sean actuales o bodegones del Barroco. Partimos de que tenemos gustos muy parecidos", asegura. No obstante, las diferencias también las definen. Müshell se vuelve loca con las tazas de café, los gatos y las malformaciones de los supervivientes al desastre nuclear de Chernóbil. María Mercromina es, además de poeta, licenciada en Veterinaria, un ámbito que también ha hecho las veces de inspiración para sus creaciones.

El proyecto No te va a doler no ha hecho más que empezar y se mueve con la única propulsión que aportan las ganas de ambas de mantenerse en activo en sus respectivos ámbitos. La senda que quieren recorrer pasa por seguir aprendiendo la una de la otra y confiando en que lo que llevan dentro encontrará la acogida de seguidores que se asoman a sus creaciones como si se miraran en un espejo. Por ahora, su faceta más activa se encuentra en la red social Facebook. En su página No te va a doler siembran sus creaciones y recogen las impresiones de admiradores que las siguen desde México, Argentina, Portugal y desde distintos puntos de España.

Como proyectos a corto plazo, se plantean seguir creando, imprimir nuevas series de postales y trabajar en su propio fanzine, una publicación que esperan poder presentar pronto dando un paso adelante en el mundillo de la ilustración. Todo ello bajo la (falsa) promesa de que el pinchazo de su aguijón será rápido e indoloro.

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