Mientras sus responsables ultiman los detalles de las nuevas programaciones para el incipiente curso, el Museo Picasso y el Centro Andaluz de las Letras ofrecen una degustación a modo de adelanto con la nueva edición del ciclo Poesía en el Picasso, que organizan ambas instituciones en una colaboración que ya ha contado algunas consecuencias reveladoras. Los cinco encuentros previstos se celebrarán en la pinacoteca del Palacio de Buenavista del 4 de septiembre al 2 de octubre y, como siempre, lo harán en virtud de un argumentario común: en este caso, y sin renunciar a cierta inspiración renacentista, los vínculos que comparten pintura y poesía, especialmente en la encarnación de aquellos creadores capaces de meterle mano a lo uno y lo otro. Así, el cartel propone los encuentros con Luis Eduardo Aute (4 de septiembre), los malagueños María Victoria Atencia y Pepe Bornoy (11 de septiembre), el tarifeño Chema Cobo (18 de septiembre), el cubano José Pérez Olivares (25 de septiembre) y el argentino Ángel Leiva (2 de octubre), todos ellos, a su manera, pintores y poetas; en todo caso, comulgantes de lo multidisciplinario. Salvo la cita con el gran Chema Cobo, cuyo emplazamiento está aún por determinar, todas las demás lecturas tendrán lugar en el bucólico jardín del museo, con la participación estelar de las campanas de la iglesia de San Agustín (la viceconsejera de Cultura, Montserrat Reyes, que presentó ayer la nueva edición del ciclo junto al director del Museo Picasso, José Lebrero; el director del Centro Andaluz de las Letras, Juan José Téllez; la poeta María Victoria Atencia y el pintor y poeta Pepe Bornoy, subrayó que las fechas señaladas aún no son definitivas y que puede producirse algún baile en los próximos días).

Pero si Picasso constituye un referente de primer orden para (casi) todo, en lo que respecta al Jano bifronte que representa la pintura/poesía no lo es menos, por más que sólo desde hace algunos años la obra poética del genio se haya divulgado con algo más de empeño (y con no pocas ediciones más que dignas publicadas en Málaga). En la presentación de ayer, fue la laureada María Victoria Atencia la que pronunció el testimonio más eficaz: "Descubrí la poesía de Picasso hace ya más de cincuenta años, y para nosotros fue un verdadero impacto. Primero, por su manera de escribir: no había nadie en España que lo hiciera así. Y también por la cantidad de referencias que incluía de Málaga, de su infancia, de las calles, de la sopa de ajo... La poesía de Picasso volvía a demostrar que la patria del hombre es su infancia". Resultará estimulante, sin duda, lo que Aute, picassiano de pro (y cuyo primer libro de poesía, La matemática del espejo, se público en 1975 en Málaga, en la colección de Ángel Caffarena) y deudor del malagueño tanto en su faceta artística como en la construcción de sus poemigas, tenga que decir sobre el asunto (anoten por ahí que también es cantautor). Por lo demás, Juan José Téllez aprovechó ayer para dar cuenta de la nueva biografía de Pepe Bornoy, escrita por Fernando Núñez y recién llegada a las librerías. Otro plan, al cabo, para abrazar el otoño.