Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

Cultura

El amigo británico o las confidencias del testigo

  • Málaga ha aprovechado hasta ahora su relación con Gerald Brenan de manera discreta, pero la figura del hispanista puede generar un interesante activo cultural

Pocos pueden hablar sobre Gerald Brenan con la autoridad de Carlos Pranger, poeta, traductor, editor y albacea del hispanista, a quien ha estado ligado a través de su familia desde su infancia. Y el mismo Pranger llama la atención sobre el hecho de que cierta imaginería española sitúa a Gerald Brenan en Yegen, el pueblo de la Alpujarra granadina en el que se instaló en los años 20, "cuando su presencia en Churriana fue mucho más prolongada y más importante en cuanto a su obra. De hecho Brenan no escribió Al sur de Granada en Yegen, sino en Churriana". El escritor vivió en la casa ahora recuperada como centro cultural desde 1934 hasta 1968, salvo el paréntesis de la Guerra Civil Española, en el que tuvo que regresar a Inglaterra. En el distrito malagueño Brenan alumbró buena parte de sus obras decisivas, pero fue aún más importante la revelación que aquí le fue dada, tal y como explica Pranger: "Es cierto que Brenan escribió El laberinto español, su libro más importante, durante los años que permaneció en Inglaterra mientras en España se libraba la Guerra Civil. Pero, antes de venir a Churriana, había sido un escritor sin tema, y Brenan salió de Málaga a Inglaterra sabiendo ya que su materia iba a ser España, que a España iba a dirigir su mirada para realizar su obra. Por eso su primera estancia en Churriana resultó para él fundacional".

Con respecto al Círculo de Bloomsbury, Pranger relativiza la posición que Brenan mantuvo en el mismo y define al hispanista como "satélite secundario" respecto al resto de autores vinculados. Eso sí, "Brenan mantuvo siempre muy buena relación con todos y fue reconocido como un gran escritor por la mayoría, incluido el núcleo duro que constituía el matrimonio Woolf". Este mismo núcleo duro había visitado a Brenan en Yegen (a donde acudieron Leonard y Virginia Woolf y la pintora Dora Carrington, entre otros), y la costumbre se mantuvo en Churriana: "Algunos de los que vinieron fueron Bertrand Russell, Francis y Ralph Partridge y Arthur Waley. Dora Carrington no llegó a venir, pero sí su sobrina, Joanna. A menudo eran visitas muy informales, organizaban excursiones de un fin de semana y disfrutaban del sol de Málaga". Pranger también señala que, tal y como se comenta en la misma Churriana, "la casa de Brenan siempre estaba abierta, a cada rato había gente entrando y saliendo, lo que se corresponde con el carácter hospitalario de Brenan y su mujer, Gamel Woolsey". Ésta, por cierto, también extrajo conclusiones contundentes desde su condición de testigo de la Guerra Civil Española en su novela Málaga en llamas (titulada originalmente Death's other kingdom), que Antonio Banderas quiso llevar al cine.

Carlos Pranger coincide con Silvia Grijalba en valorar la oportunidad y actualidad del dictamen que Brenan hizo sobre España en su obra: "Todo el debate presente sobre la territorialidad y la identidad en Cataluña y el País Vasco fue asumido por Brenan, y llegó a conclusiones que hoy resultan reveladoras. Desde la Guerra Civil hasta ahora, España ha cambiado en cuanto al chasis y la pintura, pero el motor sigue siendo el mismo. El laberinto español se mantiene intacto, y eso se observa con claridad en Andalucía: en parte vemos un territorio que trabaja para su modernización, pero perduran ciertas costumbres que no son precisamente sanas". El testimonio de Brenan resultó certero, y sus lecciones, como corresponde a los clásicos, merecen un estudio en el siglo XXI para comprender de dónde venimos y a dónde vamos.

Pranger destaca que, por su condición de pensador significativo en la actualidad, Gerald Brenan representa para Málaga una oportunidad de desarrollo, ilustración, cultura y realización que hasta ahora la ciudad y la provincia se han limitado a aprovechar de manera, cuanto menos, discreta. Así que conviene no perder el tren.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios